Del 17 al 28 de febrero, en el Hospital Materno Infantil San Pablo de Asunción se realizará una vigilia presencial de ayuno y oración como parte de la campaña denominada “40 días por la vida - Paraguay” y que forma parte de una campaña ecuménica que incluye además de las 12 horas de vigilia, una hora de oración, con el rezo del rosario y 40 días de ayuno.
Durante la anterior campaña realizada en el predio de varias parroquias en Asunción y ciudades vecinas, durante los meses de setiembre y noviembre pasado, esta campaña mundial logró salvar la vida de 475 niños, entre ellos varios paraguayos.
Las personas interesadas en participar de estas jornadas de oración pueden enviar un mensaje a través de la plataforma de mensajería WhatsApp al número (0991) 766-569 y recibirán un sencillo formulario para completar.
Suplicamos por la vida del niño y de la madre
La jornada busca crear conciencia en madres en estado de gravidez, quienes estén pensando en abortar para que ellas digan que sí a vida. “Una persona que participa ya es un alma que se une a la vida y se une a Dios. Y en estas jornadas de vigilia y oración suplicamos por la vida del niño y la madre”, explicó Danna Arias, quien forma parte de la organización de las jornadas de oración por la vida.
El inicio de la jornada coincide con el comienzo de la cuaresma y esperan que las personas se unan a ella para aprovechar el poder de la oración.
El formulario que deben completar quienes deseen participar es a manera de organizar a los diferentes grupos para cumplir con el protocolo sanitario para la lucha contra el COVID-19.
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La depresión posparto es una condición silenciosa y peligrosa, advierte psicóloga
Tras reportarse un caso de filicidio ayer miércoles, del cual resultó víctima un bebé de solo 42 días, es inevitable analizar las posibles causas que llevaron a su madre a consumar este acto, remarcando la importancia de la salud mental, la asistencia temprana y la atención a los signos de alarma.
En conversación con el programa “Dos en la ciudad”, emitido por GEN y Universo 970 AM/Nación Media, la psicóloga Laura Bogado dio detalles respecto a las características y, sobre todo, al impacto de la depresión posparto en las mujeres y su entorno.
“La depresión posparto es una depresión que se da, diría yo, en el 99.9 % de las mujeres. Es un estado de salud moderado, así como también grave, que ocurre después del parto y es caracterizado por un sentimiento muy persistente de tristeza, de desvalorización, de desesperanza, y hay una incapacidad cortante para disfrutar de las actividades y atención porque la madre no tiene la culpa”, explicó la profesional.
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Explico que muchas veces se tiende a confundir la depresión posparto con la tristeza persistente y que entre ambas condiciones existe una gran diferencia. Enfatizó que la tristeza es un sentimiento temporal, pero cuando se habla de una depresión, el estado es más persistente y generalmente quienes se encuentran en el entorno de la mujer son quienes se dan cuenta, ya que la persona que sufre de esta condición está sumergida en el estado de depresión y no pide ayuda.
Entre las posibles causas, comentó que existen varios puntos a tener en cuenta, como, por ejemplo, los cambios hormonales, el cansancio físico y mental a causa de la falta de sueño, y a todo esto se le suman los factores personales de cómo se dio y se desarrolló ese embarazo.
“Cuando nosotros nos damos cuenta de que la madre está con una tristeza permanente, está con falta de apetito y con una falta de vínculo con el bebé, debemos pedir ayuda profesional”, remarcó la licenciada Bogado. Recordó a la ciudadanía que ya existe la línea de asistencia 155 donde se puede solicitar ayuda e inclusive en los centros asistenciales ya existe una importante línea de profesionales de la salud mental disponibles.
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Motivos de oración
- Emilio Agüero Esgaib
- Pastor
La oración es un tiempo desperdiciado, si no se entiende su propósito. Nuestros motivos de oración deben de estar conformes a la voluntad de Dios, que es su Palabra (1 Juan 5.14-14). Tenemos que entender claramente el cómo orar y por qué orar. Si no entendemos esto, no habrá motivaciones para seguir orando.
Básicamente, el orar debe ser con una motivación y un deseo por comunión con Dios (Salmo 42.1-2). La sensación de estar separados de Dios nos lleva a clamar por su presencia: Deseo su presencia, me siento solo sin ella; anhelo su comunión y eso me mueve a orar (Salmo 63.1-8).
Habíamos dicho que el Padre Nuestro es el ejemplo de oración más famoso del cristianismo. Jesús no nos lo dio para ser repetido de manera mecánica o como un mantra. Limitarlo a eso es quitarle toda la inmensa carga de enseñanza y riquezas que tiene en sí mismo.
Al orar debemos desear ver la gloria de Dios; remover el estorbo del pecado de nuestra vida (Romanos 3.23).
Vemos en el Salmo 32.1-7 que David, literalmente, se enfermó a causa de la culpa. Su cuerpo soltó bilis, su sangre se contaminó, su boca se secó, bajaron sus defensas corporales a causa de la angustia del pecado oculto, tuvo enfermedades de índole sicosomática y clamó. Demos preguntarnos: ¿Nos afecta así el pecado?, ¿así nos sentimos cuando fallamos a Dios?
El mal se disfraza de muchas cosas, es sutil y complejo. La Biblia dice que Satanás tiene capacidad aun de disfrazarse de ángel de luz. Tenemos que pedir a Dios en todas las cosas discernimiento para vencer el mal. Salomón pidió a Dios discernimiento (1 de Reyes 3.9). Hay cosas que se disciernen espiritualmente (1 de Corintios 2.14). El discernimiento es un don que Dios da.
Debemos orar para que Dios nos dé conocimiento de Él y deseo de conocer más a Dios y que los demás le conozcan (Efesios 1.16-18).
Debemos de orar por el deseo de dar gracias por las bendiciones pasadas (Salmo 44.1-3). Si realmente estamos agradecidos a Dios por sus bendiciones pasadas, esto nos motivará a orar.
Un deseo por aliviar el temor y la preocupación (Filipenses 4.6-7). Un anhelo por la salvación de los perdidos (Romanos 10.1; 1 Timoteo 2.1). Esto habla de la compasión y el amor cristiano.
Realicemos un examen espiritual: Si no quiero orar es porque está afectado mi deseo, y eso debe de ser analizado. Ver si estamos en la fe. Ver por qué estamos enfermos espiritualmente. Mirar qué terreno ya ganó Satanás en tu corazón y empezar a recuperar lo perdido.
Tomá decisiones. Solo vos podés hacerlo. Clamá a Dios que ponga en vos el querer y el hacer. Acercate a Dios para que él se acerque a ti. Mientras más buscas de Dios, más necesidad vas a tener cada vez de orar y buscar su presencia. Orá por los problemas de tu vida y de las aflicciones que te rodean. Alabá a Dios en todo tiempo para entrar en las profundidades del Espíritu.
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Senado dominicano aumenta penas hasta 60 años de cárcel
El senado de República Dominicana aprobó ayer jueves una reforma del código penal que incluye penas de cárcel de hasta 60 años y nuevos delitos como el “ciberbullying”, pero deja por fuera la despenalización del aborto, uno de los temas más controvertidos.
En la reforma de la normativa penal, que data del siglo XIX, aumenta la pena mínima acumulada de prisión de 30 a 60 años, y se excluye la despenalización del aborto cuando el embarazo es resultado de una violación, de incesto o cuando el feto presenta malformaciones incompatibles con la vida.
“Aprobado el código penal con 26 votos a favor y uno en contra”, dijo el presidente del Senado dominicano, Ricardo de los Santos. Las penas por abortar en ese país insular del Caribe van desde los dos años de cárcel cuando es “consentido” hasta los 30 años cuando es “forzado” y ocasiona la muerte de la mujer.
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Los congresistas, no obstante, aprobaron una excepción: “La interrupción del embarazo practicado por personal de la salud especializado, no será sancionada si, para salvar la vida de la madre del feto o ambos en peligro, se agotan todos los medios científicos y técnicos disponibles al momento del hecho”, reza el artículo. El Ministerio de la Mujer indicó el lunes que la iniciativa legislativa representa un grave retroceso en la protección de los derechos humanos, particularmente de mujeres, niñas y adolescentes en el país.
Lilliam Fondeur, ginecóloga y defensora de los derechos de las mujeres dijo a la AFP que la penalización del aborto promueve la clandestinidad. “Y la clandestinidad es responsable de una gran parte de la morbilidad y la mortalidad materna en República Dominicana”. “No estamos promoviendo interrumpir el embarazo, sino que en estos casos específicos: cuando la vida de la mujer está en riesgo, cuando es producto de una violación o un incesto, o cuando (...) científicamente se comprobó que es inviable”, recalcó.
La reforma pasa ahora a manos del presidente, Luis Abinader. En caso de promulgarse, la ley entraría en vigencia después de un año hasta cumplirse el período conocido como “vacatio legis”. Entre los delitos incluidos en el código están terrorismo, sicariato, genocidio, desaparición forzada, feminicidio, inducción al suicidio, daños con sustancias químicas, manipulación ilícita de genes y “ciberbullying”, este último penado con entre dos a cinco años de prisión.
Fuente: AFP.
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XVII Domingo del Tiempo Ordinario (C)
- Hno. Mariosvaldo Florentino
- Capuchino
Uno de los discípulos pidió a Jesús que les enseñara a orar. Y Él les enseñó el Padre Nuestro y después les hizo un discurso sobre la importancia de la oración.
El Padre Nuestro es, sin dudas, la mejor oración que tenemos pues nos fue entregado por el propio Dios que se hizo carne. A veces me asusto cuando algunas personas, aunque con muy buena intención, atribuyen poderes casi mágicos a otras oraciones y colocan en un segundo plano la oración del Padre Nuestro. No digo que no tengamos bellísimas oraciones, muchas de ellas hechas por santos, y que nos ayudan a rezar mejor, pero ninguna se puede comparar con aquella que nos dio Jesús.
Nos decía santa Teresa De Ávila, que quien quisiera hacer una hora de buena oración, bastaría hacer en este tiempo un Padre Nuestro, meditando en sus palabras, y esto sería suficiente. Seguramente esta es una mujer que aprendió a rezar con Jesús.
El Padre Nuestro es una oración completa. Allí damos gloria a Dios, no porque Él tenga necesidad de nuestras alabanzas, sino porque para nosotros es fundamental reconocer su gloria a fin que podamos descubrir quiénes somos y hacia dónde debemos ir. En el Padre Nuestro nos abrimos a la acción de Dios y expresamos nuestra confianza en su gracia.
Decir “hágase tu voluntad” es muy comprometedor, pero es el único camino para nuestra real felicidad. Dentro de esto “hágase”, le presentamos nuestras necesidades: el pan cotidiano, el perdón, la protección. Pero después de darnos esta maravillosa oración, Jesús insiste mucho sobre la importancia de orar.
El tema central de su discurso es la perseverancia. Nuestra oración debe ser perseverante. La debemos hacer con insistencia. No basta decir: ya le pedí una vez, ahora solo me resta esperar. Es en la constancia de la oración que reside su eficacia.
El ejemplo que nos da Jesús del hombre que en la madrugada insiste con el vecino hasta que se le atienda, si no por amistad, al menos para no ser más molestado, es muy claro. También nosotros debemos pedir y pedir, llamar y llamar hasta que el Señor nos escuche.
Con todo, es importante tener claro que existen tres clases de cosas que podemos pedir a Dios:
a) cosas que colaboran para nuestra salvación, para nuestro crecimiento como personas.
b) cosas que son indiferentes para la vida en Dios, pero que nos ayudarán a ser más felices en ciertas situaciones.
c) y otras cosas que, aunque no nos demos cuenta, nos harán daño o al menos colocará en peligro nuestra salvación.
En cuanto a las primeras, podremos decir que Dios es el primer interesado en nuestra salvación. Este es el regalo que Él más nos quiere dar, y no negará a nadie que lo pida.
En cuanto a las segundas, dependerán de nuestra insistencia, de las motivaciones que tengamos. Del cómo las pedimos. Del cuánto realmente son importantes para nosotros. (Como un padre de familia siente placer en regalar a su hijo, en alguna oportunidad especial, alguna cosa, que sabe que lo desea mucho porque siempre lo pide, aunque no sea esencial para su vida, así también Dios hace con nosotros).
Mas, si nosotros le pedimos una cosa que no nos hará bien, o nos puede hacer daño, es natural que Él no nos conceda, aunque pasemos toda la vida insistiendo. Dios es nuestro padre y por sobre todo nos quiere defender y proteger. Así como a un niño pequeñito que pide a sus padres un cuchillo afilado, ellos por cierto le negarán, aunque él pida entre lágrimas, también a nosotros, porque nos ama, Dios algunas veces no nos atiende.
Pero no nos olvidemos, orar no es solo hacer listas de pedidos. Es también agradecer, reconocer los beneficios, conocer todo lo que ya hizo Dios y alabarlo. Y por, sobre todo, oración es diálogo, no es monólogo. Debemos estar también dispuestos a escuchar a Dios, a contemplarlo, a dejarse tocar por Él.
La oración debe volverse en nuestra vida “respiración de amor”.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.