A juzgar por los testimonios de las personas, quienes en algún momento de su vida han sido partícipes de algún milagro atribuido a la Virgen María, no existe ninguna diferencia en el sentimiento, sí quien haya sido beneficiada con ese favor del cielo sea la misma persona que relata la historia o si se lo han cumplido para otras personas.

Gustavo Soler recuerda que a pesar de ser una persona creyente y bautizada en la Iglesia Católica, no era muy practicante y la presencia de Jesús era la que predominaba en sus sentimientos y oraciones. Aunque la Virgen María no pasaba desapercibida, no era la figura central de sus convicciones religiosas.

Su fe en María, una asignatura pendiente

“Sabía que estaba la Virgen, yo no dudaba de ella, pero mi fe estaba más con Cristo. Era una asignatura pendiente trabajar esa parte de mi fe”, reconoce Gustavo, quien hace más de 6 años forma parte junto con su esposa del Movimiento de Schöenstatt.

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Junto a un amigo compartían el deseo de conocer el lugar donde se produjeron en 1981 las apariciones de la Virgen, en el pequeño pueblo de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina). En ese lugar, seis niños y adolescentes afirmaron haber visto a la Virgen María en el monte que lleva su nombre.

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En abril del 2017, decidieron viajar para conocer el lugar en coincidencia con una reunión laboral que su amigo tenía en Italia. Aprovecharían para conocer el lugar donde la Virgen se le apareció a estos jovencitos en Bosnia y harían coincidir el viaje para celebrar en mayo el centenario de la aparición en Fátima, Portugal.

Muy malas noticias

Un tiempo antes, una persona muy cercana a la familia, ante ciertas sospechas por algunos síntomas, se realizó estudios tras estudios y, lastimosamente, todos ellos arrojaban el mismo resultado. La presencia de un agresivo cáncer estaba más que confirmada y la diseminación del mal requería una cirugía urgente.

El viaje a Italia, luego a Bosnia y posteriormente a Portugal, en compañía de su amigo, ya había sido confirmado. Partieron a Europa, específicamente a El Vaticano y tras realizar las gestiones que tenía el amigo, tomaron rumbo a Medjugorje, en Bosnia.

Lugar místico e intenso

“Desde que llegamos sentimos algo místico e intenso. No es posible describir esa sensación, pero era fuerte”, recuerda Gustavo en lo que fue su llegada al pueblo de Medjugorje, lugar donde la Virgen María se apareció a unos jóvenes y cuya aparición aún sigue en estudio por las autoridades eclesiásticas de la Iglesia Católica.

Realizaron la tradicional peregrinación al cerro de la Virgen María, lugar de la aparición. En ese lugar siempre hay una gran cantidad de personas que llegan peregrinando y suben por la escarpada ladera, la mayoría de ellas, sin calzados, enfrentando al filo de las piedras que sobresalen en el camino de la elevación.

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El segundo día

En el segundo día, ambos fueron a la Iglesia de Santiago, en Medjugorje. “Hacía un frío tremendo, era fines abril del 2017 y la iglesia estaba repleta, pero igual pudimos entrar parados. Alrededor de la ella habían decenas de confesionarios y una capillita, y salí para mirar”, relata.

“En el fondo de la iglesia había una explanada y era todo muy oscuro, hasta que seguí una especie de claridad y me encontré con un altar donde estaba el Santísimo, muy custodiado”, explica Gustavo.

Peregrinación hasta la cima del cerro de la Virgen María en Medjugorje, Bosnia. Foto: Gentileza.

La decisión de pedir

“Algo que me impresionó fue ver la cantidad de personas muy mayores, todas arrodilladas rezando el rosario, la mayoría de ellas polacas, con la bandera al cuello puesta”, recuerda. En ese momento decide pedirle a la Virgen María por esta persona que fue diagnosticada con un cáncer agresivo y al parecer ya en estado avanzado.

“Quiero que la sanes y que cuando vaya de nuevo al doctor, ya no encuentre nada y que no haya ninguna explicación científica para eso. Si me concedes eso, voy a testimoniarlo”, fue el pedido y la promesa.

“Yo cuando eso no sabía ni rezar el rosario y en ese lugar me puse a rezar todo lo que conocía”, manifestó lo que hizo, poco antes de regresar al hotel, pues ya tenían que partir rumbo a España, una semana antes del centenario de la aparición de la Virgen de Fátima en Portugal.

Solo pudo ser un milagro

Estando en Madrid, tenían que encontrar la manera de llegar a Fátima, algo un poco complicado por la gran cantidad de personas que se estaban desplazando hacia esa zona por el aniversario. No consiguieron nada, mientras él tuvo que partir a otra ciudad española donde tenía algunas gestiones que realizar.

Buscando hoteles, llama a su esposa y pregunta por la persona por quien había solicitado la bendición a la Virgen María. “Mi esposa me dijo, ya no tiene nada. Se volvió a hacer un estudio más y ya no le hallaron nada. En ese momento se me formó un nudo en la garganta, solo quería llorar y mi esposa me cuenta que la doctora le dio una simple explicación, lo único que puede ser, es un milagro”, dijo.

Imágenes de la Iglesia de Santiago, en Medjugorje y la explanada donde las personas rezan el rosario alrededor de la figura de la Virgen María. Foto: Gentileza.

La Virgen María cumplió al dedillo

“La Virgen me cumplió al dedillo con todos los detalles que le pedí, fue como que me dijera ‘basta, ya no te cuestiones y comenzá a creer”, expresó. Luego de cortar con su esposa, su amigo no le dio tiempo a reaccionar y lo llamó para contarle que había conseguido todo lo necesario para ir a Fátima.

“Más que nunca tenía que ir a agradecer a la Virgen María. Era la primera vez en mi vida que me pasó algo así y de manera tan directa. Desde ese día, la Virgen para mí es alguien demasiado importante en mi vida. Hoy te puedo decir a que aprendí a rezar el rosario y lo hago con mil gusto. Le encontré el sentido a todo”, recuerda emocionado Gustavo.

“No tengo la más mínima duda que fue ella quien hizo todo eso. Me regaló lo que le pedí exactamente”, concluye.

La cima del cerro de la Virgen María, lugar de las repetidas apariciones en Medjugorje, Bosnia. Foto: Gentileza.

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