Jóvenes entusiastas llevan adelante un innovador sistema académico muy distinto al convencional. Desde el Club Escuela Solidaria (CES) fomentan un estilo de aprendizaje abierto, donde los chicos y adolescentes tienen un espacio para expresarse libremente sobre lo que les gusta.

La novedosa experiencia es aplicada en los barrios periféricos de Asunción y Luque y también es reprisada en Encarnación y Ciudad del Este.

Alejandra Kallsen, voluntaria del Club Escuela Solidaria. Foto: Gentileza.

Alejandra Kallsen, voluntaria del Club Escuela Solidaria, comentó que desde el 2 de abril del 2017 inició el voluntariado en Cateura junto con un grupo de jóvenes. Dijo que el desafío era replantear el sistema educativo.

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Así comenzaron las actividades semanales con niños y jóvenes y durante dos años ininterrumpidos los encuentros se realizaban todos los domingos. “Nos reuníamos con los chicos y les llevábamos una educación diferente. Si bien es similar a la que tienen los países europeos, pero adaptada siempre a la realidad paraguaya”, refirió.

Desde que se desató la pandemia, los encuentros dominicales con los niños se suspendieron, pero los voluntarios no perdieron el vínculo con sus alumnos, a quienes visitan periódicamente. Foto: Gentileza.

La joven explicó que el trabajo se desarrolla en siete zonas: Cateura, Tablada, Loma, Chacarita, Luque, Encarnación y Ciudad del Este. Son más de 1.200 niños quienes habitualmente –hasta que se desató la pandemia en marzo– participaban de las jornadas solidarias en la que aprenden jugando y con libertad.

De esta manera, los participantes adquirían conocimientos en ciencias y artes, además de practicar deportes y aprender todo lo relacionado a la alimentación para asegurar una vida saludable.

“Nosotros no dividimos por grados, sino de acuerdo a las habilidades del chico y de acuerdo a su nivel. Nosotros trabajamos con niños de cero a catorce años. Pero si un niño de ocho años tiene la misma capacidad de otro de catorce, están en el mismo nivel”, expresó.

No perdieron el vínculo durante la pandemia

Durante la pandemia, los voluntarios –quienes son todos profesionales– no perdieron el contacto con sus alumnos, puesto que en vez de los encuentros semanales realizaban visitas domiciliarias llevando kit de alimentos y materiales didácticos a los chicos.

Cuando se tenga la autorización del Ministerio de Educación y Ciencias se reactivarán las jornadas educativas y tal vez ya el próximo año.

Gracias a aportes solidarios, también fue posible entregar kit de alimentos a las familias en situación de vulnerabilidad. Foto: Gentileza.

“Lo que hicimos en la pandemia, llevamos a las familias alimentos y kits escolares, con nuestras actividades para que puedan hacerlas en sus casas. Y también le llevamos a los padres una guía de enseñanza”, indicó.

Alejandra manifestó que ahora el Club Escuela Solidaria está en proceso de desarrollar una aplicación que no utilice internet. Para ello están juntando celulares a fin de que puedan instalar la app y darle en préstamo a las familias para que puedan usufructuar los niños.

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