En el marco de la misa dominical desde la Basílica y Santuario nacional de la Caacupé, el presbítero César Báez, responsable de las Obras Pontificias, predicó e instó a volver a respetar la dignidad de las personas que en los últimos tiempos fue pisoteada, según dijo en su homilía.

“A Jesús le interesa que se le dé a Dios lo que es de Dios”, comentó al hablar sobre el pasaje bíblico que habla del pago de tributos al César y de lo que se debe dar a Dios. “En nuestro contexto actual, ¿qué hay que devolver a Dios? El respeto a la dignidad de la persona, porque cada uno somos creados a imagen y semejanza de Dios”, comentó.

Agregó que últimamente la dignidad está siendo atropellada y muchas personas son marginadas por su condición sociocultural. Lamentó la desigualdad social que existe y la falta de oportunidades, además de criticar la “corrupción imperante”.

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“Vemos muchos atropellos a la dignidad, pueblos pisoteados, personas marginadas por su condición sociocultural, desigualdad social y falta de oportunidades para crecer y desarrollarse como persona. La corrupción imperante lleva a esconder ese rostro radiante de Dios”, aseveró al tiempo de instar a devolver a Dios, lo que es de Dios.

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Domund 2020

Hoy se celebra la 94ª Jornada Mundial de las Misiones. Se trata de una jornada universal que se celebra cada año, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor de evangelización que se desarrolla entre los más pobres. “La iglesia desde su nacimiento es misionera”, aseguró.

Obra Misionera Pontificia es un trabajo del papa para propagar la fe y este año se celebra en el marco de la pandemia, bajo el lema “Aquí estoy, envíame”. “Es la oportunidad para compartir. La iglesia en salida es el propio Cristo que nos saca en misión, para ir junto a los más pobres y necesitados. La iglesia continúa la misión de Jesús”, aseguró.

“¿Estamos dispuestos a escuchar el llamado de Dios? ¿Estamos prontos como María para ponernos al servicio de la voluntad de Dios para la misión? El desafío de la misión en este tiempo de pandemia es escuchar lo que Dios nos quiere decir: la enfermedad, el sufrimiento, el miedo, el aislamiento nos interpelan. Nos cuestiona la gente que muere solo, de los desahuciados, de los que no tienen hogar ni comida, de los que pierden su empleo”, concluyó.

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