“Tribu ayudando tribus”: triatletas pedalean para ayudar a indígenas
Compartir en redes
Tribu, un grupo de paraguayos aficionados al deporte y al estilo de vida saludable, enfocado en las disciplinas del triatlón (ciclismo, natación y corrida), presentó este viernes en el local de Werking, en el Paseo La Galería de Asunción, el evento denominado “Tribu Ayudando Tribus”. Toda la actividad será a beneficio de 2 comunidades indígenas: Ñavenga Renda y Mobacayaty Miri, ubicadas en la ciudad de Pirayú.
Esta pedaleada solidaria se trata de un triángulo solidario de 930 kilómetros en bicicleta, que pretende desarrollar el circuito desde Asunción, Ciudad del Este, Encarnación y, de vuelta, hasta Asunción, en un tiempo récord de 4 días.
Esta hazaña nunca antes realizada en Paraguay será protagonizada por Andrés Arce, uno de los triatletas más premiados de nuestro país, miembro de Tribu y quien es el ideólogo y propulsor de este proyecto que se destaca por su ayuda social y que fue una de sus principales motivaciones, lo acompañarán Miguel Vázquez, también miembro de tribu, y Sebastián Acuña, ciclista profesional.
La largada oficial será el próximo domingo 11 de octubre, a las 5:30 am, desde Werking con destino a Ciudad del Este. El día 2, el recorrido será de Ciudad del Este a Encarnación, el día 3 será de Encarnación a Villa Florida y, el día 4, el miércoles 14, se cierra el triángulo volviendo a Asunción (Werking).
Este viernes se realizó el lanzamiento oficial del evento de una hazaña deportiva que busca contribuir al acceso de electricidad y agua potable. Foto: Gentileza.
Son 44 familias indígenas de las comunidades Ñavenga Renda y Mobacayaty Miri que no tienen acceso a electricidad ni agua potable. Con esta actividad se busca recaudar fondos para construir una red de energía eléctrica y de agua corriente, dando acceso a más de 150 personas a estos recursos básicos que les permitirán desarrollarse socioeconómicamente y mejorar su calidad de vida.
“Tribu Ayudando Tribus” busca que el acceso a energía eléctrica y agua potable pueda mejorar la vida de estas comunidades, generando mayor sustentabilidad a través del cultivo para autoconsumo, mejoras en la salud e higiene, entre otros beneficios.
La meta total es de G.130.000.000. Los interesados en donar su aporte voluntario pueden hacerlo a: Banco Interfisa, cuenta: 50001413, a nombre de Fundación Yvy Pora, RUC: 80023150-3. Se solicita enviar un comprobante de transferencia a la línea telefónica 0981 900-004. Interesados en apoyar la causa pueden contactar al +595 981 998-055; info@tribu.com.py.
El maratónico recorrido de 930 km, en 4 días, de la iniciativa “Tribu ayudando tribus” continúa hoy en su tercera jornada. Ayer continuó con éxito la segunda etapa, que había arrancado oficialmente con la largada desde Asunción, a las 5:30, hasta llegar a Ciudad del Este.
El recorrido solidario, que busca ayudar a dos comunidades indígenas de Pirayú, Ñavenga Renda y Mbocayaty Miri, contempla un triángulo para completar los kilómetros y tiempo previstos. Los participantes salieron de Asunción y arribaron a Ciudad del Este, de allí partieron de nuevo hacia Encarnación, desde donde saldrán hoy hacia Villa Florida y el miércoles 14, que sería el día 4, emprenderán viaje a Asunción para cerrar así el maratónico recorrido.
El objetivo es ayudar a 44 familias indígenas de las comunidades señaladas, que no tienen acceso a electricidad ni agua potable. La meta es llegar a G. 130 millones a través de donaciones voluntarias, que pueden ir realizándose al tiempo de acompañar el recorrido desde el celular. Los interesados en apoyar pueden realizar transferencias voluntarias a banco Interfisa, a la cuenta 50001413, a nombre de Fundación Yvy Porã, RUC 80023150-3.
Recorrido solidario “Tribu ayudando tribus” continúa hoy segunda jornada
Compartir en redes
El maratónico recorrido de 930 km, en 4 días, de la iniciativa “Tribu ayudando tribus”, continúa hoy en su segunda jornada. Ayer culminó con éxito la primera etapa, que arrancó oficialmente con la largada desde Asunción, departamento Central, a las 5:30 am, desde el local de Werking, hasta llegar a Ciudad del Este, departamento de Alto Paraná.
El recorrido solidario, que busca ayudar a dos comunidades indígenas de Pirayú, Ñavenga Renda y Mobacayaty Miri, contempla un triángulo para completar los kilómetros y tiempo previstos.
Los participantes salieron de Asunción y arribaron a Ciudad del Este, de allí partirán hoy a Encarnación, departamento de Itapúa. Una vez allí, esperarán hasta mañana para salir hacia Villa Florida y el miércoles 14, que sería el día 4, emprenderán viaje a Asunción para cerrar así el maratónico recorrido.
El objetivo de la iniciativa es ayudar a 44 familias indígenas de las comunidades señaladas, que no tienen acceso a electricidad ni agua potable, y con la actividad se busca recaudar fondos para construir una red de energía eléctrica y de agua corriente, dando acceso a más de 150 personas a tales recursos básicos, que les permitirán desarrollarse socioeconómicamente y mejorar su calidad de vida.
Meta
La inédita pedaleada, “Tribu ayudando tribus”, es protagonizada por los triatletas nacionales Andrés Arce, uno de los más premiados a nivel local, miembro de la Tribu e ideólogo y propulsor del proyecto que se destaca por su componente social, que fue una de sus principales motivaciones, y lo acompañan Miguel Vázquez, también miembro de Tribu, y Sebastián Acuña, ciclista profesional.
La meta es llegar a G. 130.000.000 a través de donaciones voluntarias, que pueden ir realizándose al tiempo de acompañar el recorrido desde el celular.
Los interesados en apoyar la causa y ser parte de ella pueden hacerlo realizando transferencias voluntarias a Banco Interfisa, a la cuenta 50001413, a nombre de Fundación Yvy Porã, RUC: 80023150-3. Se solicita enviar un comprobante de transferencia a la línea telefónica (0981) 900-004. Así también los que quieran apoyar la actividad de alguna manera, pueden contactar al (0981) 998-055; o enviar un correo a info@tribu.com.py.
Tribu es un grupo de paraguayos aficionados al deporte y al estilo de vida saludable, enfocado en las disciplinas del triatlón (ciclismo, natación y corrida).
The Last Dance nos recordó, entre otras cosas, lo que logró Michael Jordan: patentar su nombre y figura como modelo de negocios. Así llegó el acuerdo con Nike para su propia línea deportiva siendo apenas un novato. Así nació Jordan Brand y los famosos Air Jordan que luego del documental de ESPN y Netflix, en Paraguay sufrieron —casualmente— un aumento considerable de precios en las casas deportivas que los ofrecen.
En The Carter Effect se captura la revolución que generó la llegada de Vince Carter a los Raptors de Toronto y el proceso de construcción de identificación y fanatismo en una ciudad sin mucha empatía —hasta ese entonces— por su equipo local de básquetbol y por el deporte en sí. Todo cimentado en la figura del número 15 que también tuvo su propia línea con los Vinsanity, de la mano de Puma.
Este mismo círculo se repite con innumerables deportistas en la mayoría de las ramas. Pero como todo negocio, la ropa también se vio asociada a grupos que no eran precisamente “influencers positivos” para las marcas.
En los años 70, los hooligans británicos empezaron a vestir marcas de lujo y zapatillas llamativas. Nacía un nuevo movimiento ultra: los Casuals. Esta subcultura podría definirse como una división de ese sector del fútbol que en el Reino Unido se conoce como Hooligans, en España como Ultras, en Italia como Tifosis y en Sudamérica como Barras bravas. Se caracteriza además del vandalismo, por el uso de ropa lujosa de diseñador.
Lo que ocurría era que el término Hooligan era utilizado por las autoridades y la prensa para definir a la creciente ola de marginalidad, sobre todo en los grandes centros industriales de Inglaterra. Así es como se le asoció con una determinada vestimenta, un argot, unas pautas de conducta y su ubicación en ciertos barrios. Incluso llegó a englobar diversas acciones fuera del fútbol como robos, prostitución, asaltos a ciudadanos en la vía pública o el percibir los subsidios oficiales destinados a los desempleados.
Toda esta descripción desencadenó en un estigma: el prejuicio. Entonces, para eludir esta situación muchos hooligans británicos a principios de la década de 1980 comenzaron a usar marcas de ropa de diseñador y ropa deportiva cara como Stone Island, CP Company, Lacoste, Sergio Tacchini, Fila, Fred Perry y Lyle & Scott para principalmente evitar la atención de policías e intimidar a sus rivales.
Los primeros en hacer esto fueron los hinchas del Liverpool. Algunos jóvenes de la clase obrera de la época se vieron atraídos por el fútbol de los ‘reds’ y, especialmente, por las intensas peleas contra las aficiones rivales. Con el paso del tiempo la violencia se extendió al resto del continente europeo como algo más que una simple moda pasajera. Entonces, no importa en qué ciudad del viejo continente jugara el equipo, ellos estarían ahí.
Según los relatos, allí comienzan a descubrir la ropa de diseñador y su utilidad de camuflaje. Así comenzaron a vestirse de manera diferente a otros fanáticos del fútbol: con camperas (o chaquetas) Peter Storm, straight-leg jeans y zapatillas clásicas de Adidas.
Sobre este último punto, las zapatillas deportivas o championes tenían una prioridad importante. Entre los modelos más populares estaban las Adidas Samba, aunque lo ideal era encontrar los más llamativos y extraños del mercado.
No usaban los colores distintivos del club, por lo que era más fácil infiltrarse en los grupos rivales y entrar en los pubs. Esto se debe a que los enfrentamientos fueron subiendo de tono y se trasladaron fuera de los estadios hacia cualquier ‘territorio enemigo’, básicamente pubs y discotecas. Los Casuals actuaban dentro de grupos más grandes llamados crews o firms (pandillas) que pasaban los ratos libres juntos más allá de ir a la cancha.
Estas pandillas eran las más ‘ruidosas’ del condado y estaban formadas por un núcleo duro de 150 personas al que se le unían otras 500 en las gradas dentro del estadio, según Thomas König, autor de un estudio sociológico publicado en Alemania sobre las aficiones radicales en el mundo del fútbol.
El movimiento que nació en Liverpool pronto se trasladó a Londres y al resto de latitudes del Reino Unido. También tuvo paradas en otras ciudades europeas pero cada facción ‘ultra’ elaboró su outfit de acuerdo a sus ideales que en algunos casos estaban vinculados a grupos políticos de choque o movimientos totalitarios que buscaban rearmarse escondidos del ojo público.
El otro precursor documentado, según Colin Blaney (uno de los primeros Hooligans del Manchester United y autor de varios libros sobre ese movimiento), fue una subcultura conocida como Perry Boys, que se originó a mediados de la década de 1970 como precursora de los Casuals.
Los Perry Boys eran hooligans de Manchester que se peinaban al estilo de las películas de la época (looks altos y con mucha gomina) y usaban ropa deportiva, remeras de Fred Perry y zapatillas Dunlop Green Flash.
Los Casuals quedaron inmortalizados en películas y series de televisión como ID, The Firm y The Football Factory. La película Diario de un hooligan mostró también la importancia de la marca de cazadoras; Stone Island en el estilo de los Casuals.
El exlíder de la banda indie The Farm; Peter Hooton también formó parte del colectivo Casual, pero siempre se distanció de los excesos violentos.
Rose Marie Bravo, exdirectora general de Burberry, había dicho a The Guardian que, debido a la apropiación por parte de los Casuals de sus suéteres y bufandas, la imagen de la marca quedó bastante dañada.
Quedan muy pocos resabios de este grupo en la actualidad, ya que todo eso que englobaba a los hooligans fue combatido por la federación inglesa durante décadas expulsando y ejerciendo controles muy fuertes sobre los asistentes a encuentros deportivos. Aun así, se puede ver en algún callejón de los suburbios de las principales ciudades de Inglaterra a antiguos Casuals ya envejecidos por supuesto, pero vistiendo siempre de la misma forma que lo hacían en su juventud para burlarse de los controles de seguridad.