Si la pandemia puso de moda al término “reinventarse”, la inusual e histórica bajante del nivel del río Paraguay se hizo cómplice para ponerla en práctica, al menos para algunos “operadores turísticos”, quienes ofrecen paseos en lanchas hasta el “volcán” de Itá Pytã Punta, apenas un día después que trascendiera el singular descubrimiento geológico.

La aparición de un banco de rocas ígneas, de aproximadamente dos hectáreas en medio del río Paraguay, en la zona mencionada, se ha convertido en un atractivo para decenas de personas que llegan hasta el lugar, queriendo conocer detalles de lo que el bajo caudal del río ha dejado al descubierto en parte de su lecho.

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Desde ayer, se ha podido constatar la gran cantidad de embarcaciones pequeñas que realizan el recorrido, llevando a muchas personas hasta el lugar. Cinco mil guaraníes es el costo de la travesía desde la costa hasta el islote de roca, cuyo origen data de millones de años, y se encuentra ubicado sobre la misma falla geológica que ha dado origen a los cerros de Lambaré y de Tacumbú (hoy ya desaparecido).

La directora del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen), doctora Ana María Castillo Clerici, explicó que se trata de un conglomerado de rocas ígneas, ubicado encima de la misma falla geológica sobre la que se encuentran los cerros de Lambaré, Tacumbú o Ñemby y que habrían aparecido en la era cenozoica o terciaria, hace 66 millones de años, aproximadamente.

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Posted by La Nación on Wednesday, September 23, 2020

Se originó tras una erupción volcánica

En contacto con el canal GEN, el geólogo Moisés Gadea explicó que juntos a otros colegas llegaron al lugar el fin de semana pasado, tras enterarse de la aparición del islote rocoso, pensando que su composición sería similar a las rocas que componen la zona del peñasco Itá Pytã Punta, pero tras realizar el muestreo, se encontraron con la sorpresa que se trataban de rocas volcanoclásticas, es decir, generadas por la presencia de materiales expulsados por una erupción volcánica.

Las muestras tomadas dan certeza que en el lugar o cerca de allí se registró alguna actividad volcánica importante y la forma semicircular del islote rocoso, es una característica propia de zonas volcánicas. La alineación que presenta con los cerros de Lambaré y Tacumbú confirma que se encuentra sobre la misma falla que dio origen a las mismas elevaciones.

Gadea explicó que no representa ningún riesgo, pues ya se encuentra geológicamente extinto desde hace varias decenas de millones de años y sería interesante visitarlo, pues se tiene una perspectiva muy diferente de la ciudad, tal como la conocemos.

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