Michael contaba con 19 años cuando ingresó a la Penitenciaría Regional de Coronel Oviedo, sin estudios ni oficio, pero claramente la vida le dio otra oportunidad. Logró culminar sus estudios secundarios dentro del sistema penitenciario, en las clases impartidas por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).

Para nada conforme con eso, se inscribió en cursos de plomería dictados por el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) y de Electricidad, impartido por el Sistema Nacional de Promoción Profesional (SNPP). Las clases y capacitaciones fueron posibles mediante trabajo coordinado entre las instituciones mencionadas y el Ministerio de Justicia.

Lea también: “Feria Ore”, con exposición de artesanía indígena hasta las 17:00

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Su esfuerzo por ir aprendiendo lo llevaron a adquirir conocimientos sobre manufactura de calzados y poco a poco fue tomando pedidos hasta que logró concretar un negocio en el rubro, con un alto volumen de encargos. Esta persona privada de su libertad se acercó a Dios y fue beneficiada por la Asociación Luz. No tiene dudas de que su esfuerzo y sacrificio, además de la vida dura dentro de la prisión, lo ayudaron a convertirse en una mejor persona.

“Esta es una vivencia para darles un ejemplo a los demás. Yo no era una persona muy buena, por eso la vida me colocó en este lugar, pero me arrepiento. Le pedí perdón a papá porque nunca escuché sus consejos, pero ya no puedo hacerlo con mamá, quien ya ha partido de esta vida. Un día decidí levantarme y hoy estoy apoyado en Dios para ser mejor de ahora en adelante”, expresa Michael.

Cada integrante del grupo tiene una tarea específica, que permite que puedan cumplir con la gran cantidad de pedidos que les llegan. Foto: Gentileza.

Producen 500 pares al mes

Se dedica a la fabricación de zapatos, tras aprender este oficio también dentro del sistema penitenciario con el profesor Francisco Ortega. El taller de calzados fue equipado completamente por el Ministerio de Justicia para este tipo de proyectos y hoy está dando la oportunidad de una salida laboral a Michael y siete personas más, todas privadas de su libertad.

El equipo de trabajo cumple una jornada de 6 a 8 horas diarias y llega a producir hasta 500 pares de zapatos al mes. Michael y sus compañeros fabrican una gama de productos en cuero que van desde botas para trabajo pesado, guillerminas colegiales y zapatos stilettos para damas que se hacen a pedido.

Su tarea específica es el corte de cuero de capellada, refinado, puesta en horma, pegado y costurado, donde el calzado queda semiacabado y otros se ocupan del armado para la puesta de la plantilla base. Este trabajo en equipo permite que puedan entregar hasta en 20 días pedidos que llegan principalmente de la comunidad Luz y Esperanza, de los hermanos menonitas.

A modo de referencia, una bota cuesta al por menor G. 100.000, pero al precio mayorista el precio de venta disminuye considerablemente a solo G. 50.000. Para conocer más acerca de los productos de Michael se puede consultar en el catálogo de la página Latente en www.latente.gov.py o contactar vía Whatsapp al +595 981 982 865.

Le puede interesar: Andy Moreno Wiebe, una historia de lucha y mucha valentía

Dejanos tu comentario