El aumento temporal del nivel de las aguas del río Paraná, recurso hídrico compartido por la Argentina, el Brasil y el Paraguay, ha permitido que se pudiera iniciar la navegación como parte del proyecto denominado Ventana II, que busca generar condiciones óptimas para la navegación con fines comerciales del río internacional.
El mejoramiento de la importante vía fluvial permitirá el ingreso de productos importados, pero principalmente permitirá también el embarque de productos paraguayos en su mayoría agrícolas, con destino a los mercados internacionales.
El operativo se extenderá por al menos catorce días y será desarrollado entre el 3 y el 16 de agosto próximo, lo que permitirá generar condiciones óptimas para la navegación de convoyes, ocho en total, que suman la cantidad de 104 barcazas, con un volumen de carga en torno a las 115.000 toneladas. Este movimiento naviero generará un importante aporte a la economía nacional, bastante afectada por la pandemia, pues permitirá la salida de productos nacionales.
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El dragado y el esclusado de embarcaciones forman parte del operativo de regulación de caudales que fue aprobado en reuniones bilaterales con Brasil y Argentina, entre el 30 de julio y 5 de agosto pasados.
La Cancillería Nacional coordina el trabajo del grupo interinstitucional nacional que lo integran representantes de los ministerios de Obras Públicas (MOPC) y del Ambiente (Mades), la Marina Mercante, la Administración Nacional de Navegación y Puertos, representantes de Itaipú, de Yacyretá, de la Comisión Mixta del Río Paraná (COMIP), así como representantes de gremios de productores, armadores y capitanes.
Un año a puro dragado
El mes de junio pasado el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) había informado que el dragado en algunos pasos considerados de riego y conflictivos en el río Paraná continuaban sin contratiempos y las tareas se concentraban en el Paso Vizcaíno, superior en ese entonces. Este trabajo específicamente se repite cada 30 años y abarca 7 pasos conflictivos para asegurar –como mínimo– una profundidad de 10 pies, para que las embarcaciones de gran porte naveguen sin inconvenientes, facilitando la importación y envíos de productos y materia prima.
La región del Cono Sur sufre desde hace meses una prolongada sequía, que sumada a las consecuencias negativas producidas por el COVID-19 a la economía mundial, entre ellas el cierre de fronteras, hace que sea urgente la búsqueda de medidas para paliar en parte esta dramática situación que afecta a todos los países del mundo.