Dos pescadores desaparecieron en la zona de la ciudad del Villeta a consecuencia del fuerte viendo que afectó al país. La pequeña embarcación estaba con tres ocupantes y uno de ellos pudo llegar nadando a la costa del río Paraguay, pero quedó detenido por contar con antecedentes policiales.
Los desparecidos fueron identificados como Dionisio Silva de 39 años y Santiago Silva de 22 años, tío y sobrino respectivamente. El tercer pescador que pudo salir nadando es Carlos Alberto Mendoza, de acuerdo a un informe de la Comisaría 14 de Villeta.
Mendoza llegó a la orilla del río tras el vuelco de la precaria embarcación y dio aviso a los agentes de la Prefectura Naval, apostados en las cercanías. Se inició la búsqueda de los desaparecidos, pero minutos después fue suspendida a causa de las inclemencias del tiempo.
El hecho ocurrió cerca de las 20:00 del viernes. Lo llamativo del caso es que los agentes de la Policía Nacional se percataron de que Carlos Alberto Mendoza contaba con orden de captura, mientras estaba denunciando lo sucedido.
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A consecuencia del antecedente de Mendoza, que data del 2013, el mismo quedó demorado por los uniformados y puesto a disposición del Ministerio Público para enfrentar a la justicia por el hecho del cual es acusado.
Hasta el momento Dionisio Silva y Santiago Silva siguen con el paradero desconocido. Los efectivos de la Prefectura Naval y de la Policía Nacional suspendieron la búsqueda a consecuencia del fuerte viento y la intensa llovizna que se registraron en la zona al momento de lo sucedido.
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Concepción: tras vuelco de deslizadora, rescatan a cinco personas del río Paraguay
Este martes, se hizo viral el dramático rescate de cinco personas cuya embarcación se volcó en aguas del río Paraguay, en el departamento de Concepción. Los navegantes iban a bordo de una deslizadora privada y al momento del vuelco llevaban salvavidas, lo que hizo que el rescate fuera un éxito.
El hecho se desarrolló ayer lunes a la altura de la comunidad de Guyratí del distrito de Itacuá, donde se vieron involucrados unos trabajadores. El momento fue captado por las personas que lograron rescatar a los cinco tripulantes de la deslizadora que pertenece a una empresa privada.
En total cayeron a las frías aguas del río Paraguay cinco trabajadores y todos llevaba chalecos salvavidas, lo que evitó que estos se perdieran en las profundidades y que puedan ser rescatados con éxito.
Todos fueron sacados del agua por dos pobladores que estaban en la zona y subieron a una canoa para realizar el salvamento.
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En el video que se hizo viral hoy, se puede ver cuando dos personas rápidamente iban en la canoa y llegaron hasta los trabajadores. Uno a uno fueron rescatados por estos valientes hombres. Todos recibieron asistencia por parte de los bomberos voluntarios y se constató que estaban fuera de peligro.
En el momento que ocurrió el hecho había mucho viento, lo que pudo haber provocado el vuelco e hizo que los trabajadores sean arrastrados cada vez más lejos de la orilla, por lo que era imposible para ellos nadar contra la corriente. Solo pudieron pedir ayuda a los gritos y fueron escuchados por los pobladores.
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Salió del hospital el hombre que llevaba 78 cápsulas de cocaína en su cuerpo
Ciudad del Este. Agencia Regional.
Abraham Santiago Vázquez Melgarejo (30), de nacionalidad paraguaya, fue dado de alta hoy al mediodía, en el Hospital Regional de Ciudad del Este, después de haber evacuado 78 cápsulas de cocaína que llevaba en su cuerpo. El hombre quedó detenido y trasladado a la Dirección de Policía de Alto Paraná, a cargo del fiscal antidrogas, Manuel Rojas Rodríguez.
Es lo que confirmó a La Nación/Nación Media, el jefe del Departamento de Seguridad Turística (Desetur), comisario Fredy Villalba, unidad que intervino inicialmente en el hecho. Las 78 cápsulas totalizan 860 gramos, agregó el agente policial.
Vázquez estuvo hospitalizado desde el jueves 19 de junio, tras desvanecerse en el estacionamiento de la oficina de Migraciones del Puente de la Amistad. Estaba previsto que cruce a Brasil y embarcarse en el aeropuerto de Foz de Iguazú, con destino a Europa, según el jefe policial.
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Tras la revisión y estudios médicos en el pabellón de traumas del hospital, fueron detectadas las cápsulas en su interior, quedando internado hasta evacuarlas completamente, lo que concluyó ayer domingo.
El fiscal Rojas Rodríguez dijo a La Nación/Nación Media que está aguardando el reporte médico para tener datos oficiales sobre las cápsulas halladas y expulsadas, pero que la cocaína ya queda a cargo de Antinarcóticos de la Policía, para ser eliminadas en el tiempo establecido.
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Domingo con lluvias e ingreso de un frente frío al final del día, pronostica Meteorología
La Dirección de Meteorología pronostica para este domingo una jornada con ambiente predominantemente fresco a cálido y húmedo, con vientos que soplarán del sector noreste y que propiciarán lluvias con ocasionales tormentas eléctricas en varios puntos del territorio paraguayo durante el mediodía.
Esta condición cambiará en horas de la tarde con el ingreso de un frente frío primeramente en la zona sur, que luego se extenderá al centro de la región Oriental y que generaría un descenso de la temperatura. Las precipitaciones y tormentas se mantendrán con variada intensidad. La máxima prevista para hoy oscila entre 18 y 23 ℃ en la región Oriental y en la Occidental entre 23 y 28 ℃.
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Para mañana lunes, se anuncia un día fresco a frío, con cielo nublado a parcialmente nublado, vientos moderados del sector sur y persistirán las lluvias dispersas en gran parte del país. La temperatura mínima oscilará entre 3 y 8 ℃ y la máxima no superará 20 ℃.
El martes y miércoles las condiciones se mantendrían similar, pero ya sin lluvias. El boletín de Meteorología indica que persistirán las jornadas con ambiente frío a fresco, con cielo escasamente nublado, vientos del sur, luego variables y probabilidad de escarchas. Al amanecer la mínima estará entre 3 y 8 ℃ y la máxima se mantendrá por debajo de 18 ℃.
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Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?