En el departamento de San Pedro, el ingeniero agrónomo Rudy Servín encontró en el programa Hambre Cero una oportunidad que transformó por completo la realidad de su empresa y la de los productores que trabajan con él.
Su emprendimiento había enfrentado grandes dificultades para ingresar al mercado laboral formal, pese al esfuerzo y la participación de cerca de 20 pequeños productores rurales. Sin embargo, la incorporación al programa estatal marcó un antes y un después.
En apenas tres meses de participación, Ruby registró un movimiento económico de alrededor de G. 300 millones, con ventas semanales promedio de G. 25 millones, lo que permitió estabilizar su operación, asegurar ingresos a las familias vinculadas y fortalecer la cadena de valor local.
“Fue un cambio total. Pasamos de luchar por mantenernos a tener una producción estable y demanda constante. Hambre Cero nos dio el impulso que necesitábamos para crecer y demostrar el potencial del campo”, expresó Servín.
IMPULSO RURAL
El caso de Rudy refleja el impacto directo del programa Hambre Cero en la economía rural paraguaya, no solo como una política social de nutrición, sino también como un motor de desarrollo productivo y de inclusión económica.
A través del esquema, productores y emprendedores locales pueden vender directamente al Estado o a proveedores asociados, garantizando precios justos, previsibilidad en la demanda y formalización en el circuito comercial.
En el caso de su emprendimiento, los ingresos obtenidos se tradujeron en mayor inversión en infraestructura, capacitación técnica y expansión agrícola, contribuyendo al fortalecimiento de toda la comunidad. De cara al futuro, Rudy Servín proyecta ampliar su red de productores a nuevas zonas de San Pedro, sumar aliados comerciales privados y continuar diversificando los rubros de producción.

