El Centro de Estudios Económicos (CEE) de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), identificó 10 desafíos estructurales que frenan el desarrollo industrial del país y presentó la hoja de ruta propuesta que busca abordar directamente seis de estos puntos.

Este jueves se presentaron los resultados del estudio “Diseño de una hoja de ruta para una política de desarrollo industrial y trabajo decente”, elaborado con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El documento propone una estrategia estructurada para impulsar una política industrial técnica, progresiva y multisectorial, con enfoque en productividad, sostenibilidad e inclusión laboral.

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Diez puntos

Los diez puntos abarcan: mejorar la infraestructura, aprovechar mejor nuestra energía (mejorar eficiencia y aumentar oferta energética), agregar más valor a nuestras exportaciones, usar más tecnología y aumentar la productividad, apuntar al acceso al financiamiento.

Además, formar más trabajadores especializados, eliminar barreras comerciales y reducir burocracia, adaptarse a las demandas de sostenibilidad, atraer grandes industrias tecnológicas, así como fortalecer nuestras instituciones.

A partir de la metodología internacional GIFF (Growth Identification and Facilitation Framework) el estudio analizó países que enfrentaron desafíos similares a Paraguay y lograron avanzar en su industrialización, como Croacia, Bulgaria, Costa Rica, Tailandia o República Dominicana.

Cinco líneas de trabajo

Entendiendo esa base en sus experiencias y en las capacidades locales, se identificaron cinco líneas de trabajo sectoriales relevantes para el Paraguay: la primera es la agroindustria 2.0, es decir, escalar desde la producción de soja, arroz y carne hacia bioplásticos, balanceados, gelatina y proteínas vegetales. En segunda línea, la industria de cables y componentes eléctricos, integrando a cadenas regionales para sectores como automoción, salud y energía.

Como tercer lugar, la manufactura liviana y electrónica básica con dispositivos médicos, circuitos, industria química-farmacéutica. En cuarto orden las industrias metalúrgicas y electrointensivas como el aluminio, baterías, hidrógeno verde y centros de datos, aprovechando la energía limpia nacional.

Y por último, dar cabida a los textiles funcionales como ropa técnica para salud, deportes, defensa e industria, con alto potencial para mipymes y empleabilidad femenina.

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