La artista plástica Lili Cantero y el piloto de la Fórmula 2, Joshua Duerksen, recibieron recientemente sus licencias de “Marca País” Paraguay, con lo que se convierten en embajadores para mostrar al mundo entero el potencial de la nación en cada ámbito.
Cantero es reconocida en el mundo por personalizar botines de grandes estrellas del fútbol mundial, y viene trabajando desde hace nueve años en este peculiar segmento, cooperando incluso con la Conmebol y la FIFA para los eventos corporativos.
“Siempre digo que Paraguay es un país de grandes oportunidades porque está creciendo en varios aspectos. Las conexiones son muy importantes, así como el apoyo de embajadas y consulados para visibilizar a los artistas a nivel internacional”, dijo.
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Fomentar al país
A su vez, el reconocido y joven corredor Duerksen, que este año renovó su licencia del sello de la “Marca País” de la Red de Inversiones y Exportaciones (Rediex), animó a los jóvenes paraguayos a seguir soñando y trabajando para cumplirlos. Indicó que su objetivo es “reavivar el fuego” dentro de cada paraguayo para hacer el resurgir de un gigante, como lo es Paraguay.
“Para mí es un orgullo contar con este distintivo nacional. Lo que quiero hacer es usar mis plataformas, las que tengo disponibles, para fomentar y mostrarle a todo el mundo lo que tenemos acá en Paraguay, ya sea la cultura, la tecnología, la economía, entre otras cosas”, expresó el piloto paraguayo.
La marca país consiste en una estrategia de competitividad internacional para capitalizar la reputación de un país ante mercados internacionales. En Paraguay, se encaran tres dimensiones como el turismo, las exportaciones y la inversión extranjera directa.
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Dos hechos resaltantes que ratifican la dignidad y soberanía del Paraguay
Con apenas algunas horas de diferencia, en dos sucesos de calificación trascendental, la administración del presidente Santiago Peña ha devuelto al país su condición de Estado independiente, libre y soberano para asumir las decisiones que más convengan a su pueblo. Pero lo hace dentro de un contexto de relacionamiento entre iguales en dignidad y de recíproco respeto, más allá de las diferencias en cuanto a potencial económico, político y/o militar. Paraguay, una vez más, hizo honor a su tradición histórica de asumir con valentía y firmeza los desafíos de la integración, rechazando, al mismo tiempo, cualquier pretensión de avasallamiento o la imposición de arbitrarias exigencias. Para alcanzar sus objetivos, sin perjudicar los intereses de sus pares en la negociación –siempre en la búsqueda del justo equilibrio en estos casos– recurrió a la fuerza de los argumentos fundados en la razón y las convicciones centradas en una lógica irrebatible. El acuerdo alcanzado entre las Altas Partes de nuestro país y del Brasil sobre la tarifa de la represa hidroeléctrica Itaipú sorprendió a medios de comunicación y representantes de la oposición, así como a técnicos del sector energético, que han demostrado su abierta animosidad contra este gobierno. Quedaron, pues, anonadados, aunque rápidamente se repusieron en sus malquerencias, no solamente porque se alcanzó un monto (19,28 dólares) que arruinó sus expectativas, sino, esencialmente, porque eso significó una gran conquista del actual Poder Ejecutivo y su equipo técnico de alta graduación académica e intachable integridad profesional.
Se logró mejorar la anterior tarifa acordada por el expresidente de la República Mario Abdo Benítez, en 16,71. Paraguay accederá a 280 millones de dólares en concepto de royalties, 650 millones de ingreso adicional que serán destinados a inversión social, 265 millones por compensación de energía cedida y 53 millones en utilidad de capital. Y otro dato no menor: nuestro país podrá vender libremente al mercado brasileño toda la energía que le corresponde y que no es utilizada en Paraguay. Sin embargo, el gesto inicial de estupor e incredulidad, rápidamente fue suplantado por “expertos” de todos los pelajes que están tratando afanosamente de desacreditar esta doble conquista. Entre ellos, algunos mediocres amanuenses del exmandatario Abdo Benítez, quienes reproducen libretos mal intencionados y peor redactados buscando instalar confusión en la ciudadanía. Pero, conociendo sus escasas luces y su nula capacidad de reflexión, la sociedad pasa por alto sus mamotretos, exabruptos y libelos difamatorios.
Lo que ocurre es que este acuerdo patriótico es la cara opuesta del acta entreguista que estuvo a punto de firmar Abdo Benítez, rifando nuestra soberanía e hipotecando el futuro de nuestro pueblo. Y que no llegó a hacerlo porque se descubrió a tiempo su imborrable traición a la patria. Así que lo que digan sus secuaces carece de cualquier valor, así como las opiniones de los detractores del reciente acuerdo suscrito con el Brasil, porque a lo largo de cinco años fueron funcionales a aquel gobierno signado por el despilfarro y el latrocinio impúdico y escandaloso a las arcas públicas, como la pareja de dirigentes propietarios del Partido Democrático Progresista (PDP).
Esta tarifa fue posible mediante la gran capacidad técnica de los negociadores paraguayos y la predisposición de sus pares brasileños para comprender que el planteamiento de nuestro Gobierno no tenía otro objetivo que poner el fiel de la balanza en su exacto medio, donde cada uno obtendrá los beneficios que por derecho les corresponde. Así se construye la verdadera hermandad latinoamericana, más allá de la retórica y los discursos simplemente emotivos. La preocupación de la opinión pública –agrandada por los voceros del pesimismo y agoreros del fracaso– tendrá que ser honrada con una explicación clara y la utilización transparente de estos recursos que, así como ya lo señalaron las autoridades, servirán para fortalecer los servicios y atenciones a los sectores más vulnerables y a las familias más carenciadas y desprotegidas de la sociedad.
El otro punto de reafirmación de nuestra soberanía fue la posición asumida por el presidente Peña con respecto al Reglamento 2023/1115 de la Unión Europea, que los productores nacionales consideran que se trata de un sistema de importación unilateralmente impuesto. El jefe de Estado, durante una reunión que tuvo lugar en Colonia Obligado, departamento de Itaipúa, sostuvo que “Europa se va a dar una gran sorpresa el día que tenga problemas de abastecimiento de alimentos, porque esto que están haciendo (sus países miembros) es una locura”. Y agregó que “nuestra determinación es inquebrantable, sea Unión Europea, sea China o quien sea, nadie nos va a venir a atropellar, nadie. Yo estoy decidido a eso y tengo ministros que están decididos a esto”. Seguidamente, aseguró a los productores que “el camino para el progreso no conoce de atajos; vamos a entregar más títulos, más financiamientos; vamos a acceder a más mercados”, garantizando un desarrollo inédito para el Paraguay, a diferencia de aquellos que “quieren seguir con su locura de imponer restricciones y precio a los alimentos”.
Peña obtuvo el inmediato respaldo de la Asociación Rural del Paraguay, subrayando explícitamente que no admitirá ningún tipo de injerencia dentro del marco legal nacional y que “ponga en riesgo la soberanía del país”. Dejando, igualmente, abierta la posibilidad de una cooperación técnica con participación de la Unión Europea, sin que ello implique aceptar sus imposiciones. Estamos ante dos hechos que son mensajes indubitables enviados a la comunidad internacional: Paraguay ha recuperado su soberanía, una soberanía subastada en el periodo anterior, y que el actual gobierno está dispuesto a presentar batalla para defenderla y preservarla.
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Paraguay, país bendito
- Por Emilio Daniel Agüero Esgaib
- Pastor
La Biblia dice que Dios hace todas las cosas según el puro afecto de su voluntad y, en esa soberana voluntad, a algunos nos hizo nacer en esta tierra y a otros los trajo, ya sea para echar raíces y establecerse o para estar por un tiempo cumpliendo una misión y enriqueciéndose con lo que esta nación, pueblo y cultura les puede ofrecer.
La riqueza de este país no solo radica en su cultura, música e idioma, sino que en su tierra, en su fauna y en su flora, a más de una ubicación geográfica estratégica en la región, que nos hace una tierra apetecible para extranjeros y de gran oportunidad para los que vivimos en este lugar.
Las fronteras del Paraguay están limitadas, en su gran mayoría, por el producto más deseado y valorado del mundo, el agua. Los ríos Paraguay, Paraná, Apa y Pilcomayo no solo son ricos en sí mismos, sino que albergan una cantidad impresionante de peces y plantas. Las tierras que bajan desde el departamento de Canindeyú, Alto Paraná, Itapuá, Misiones y Ñeembucú bordeando el río Paraná y entrando hasta 200 kilómetros hacia territorio nacional, constituyen una de las porciones de tierra más fértiles del mundo.
La tradición judía dice que Dios formó a Adán de la tierra roja, Edón, de ahí la palabra Edén. Esa tierra roja, llena de vida, que cuando se la aprieta parece salir sangre de ella es la misma tierra fértil y viva que cubre nuestro suelo y tan solo es necesario arrojar una semilla para que crezca una planta. Esa es la tierra que Dios nos dio como su heredad y en la cual nos plantó para que la bendigamos con nuestro trabajo y esfuerzo.
Personalmente, intento siempre que mis hijos amen este suelo y su cultura haciéndoles escuchar música nativa, dándoles de comer sus comidas típicas, hablándoles de su rica y sufrida historia e instándoles a que se preparen, que se esfuercen, que colaboren y que sean agentes de cambio para bien en esta bendita nación, que tanto necesita de hombres y mujeres fieles para quitarla adelante.
Cuando Israel tomó posesión de la Tierra Prometida, luego de una diáspora de casi 2.000 años, en el año 1848, surgieron muchas interrogantes acerca de quiénes eran los que deberían de llevar la ciudadanía de la restablecida nación de Israel. Algunos propusieron que tuvieran nacionalidad israelí todos los que habían nacido en esa tierra, sin importar su raza, religión u origen. Otros propusieron que fueran israelitas solo aquellos que tenían sangre judía y ancestros viviendo en esa tierra. Otros proponían que fueran israelitas todos los judíos del mundo, sin importan dónde vivieran. Así continuó el debate hasta que a alguien se le ocurrió preguntar al carismático e influyente líder judío David Ben Gurion, quien luego fuera primer ministro israelí, qué opinaba al respecto. Ben Gurion, que hasta ese momento estaba escuchando callada y atentamente este debate, abrió su Biblia y dijo: “Me gustaría que los que lleven la ciudadanía israelí tengan los requisitos que el Salmo 15 pide a todos los que habrían de habitar la Tierra Prometida”, y leyó: “¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario?¿Quién puede vivir en tu santo monte? Solo el de conducta intachable, que practica la “justicia y de corazón dice la verdad” ; que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino; que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; que cumple lo prometido aunque salga perjudicado; que presta dinero sin ánimo de lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente. El que así actúa no caerá jamás”.
Su respuesta fue tan impactante y tan elevada que, así como aquel líder, yo también deseo que los ciudadanos de esta nación, el Paraguay, la mayoría llenen, de ser posible, los requisitos propuestos por este Salmo.
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Las expediciones de viajeros europeos en el Paraguay del siglo XIX - (Parte II)
La presencia de personalidades francesas en el Paraguay gobernado por José Gaspar Rodríguez de Francia dio lugar a una serie de episodios que influyeron en las relaciones con el país europeo.
- Por María Victoria Benítez Martínez *
- Fotos: Gentileza
Al igual que Londres, París estaba decidida a aprovechar todas las oportunidades que se presentaran para extender su influencia en el continente sudamericano.
Tres franceses han ilustrado la política francesa a través de sus protagonistas. Fueron el comerciante Richard Grandsire, el viajero Pierre Saguier y el botánico Aimé Bonpland. Se conocieron entre l817-1818 en Buenos Aires, donde se habían instalado Saguier y Bonpland. Esta situación, que dio lugar a varios episodios, tuvo consecuencias desafortunadas e influyó negativamente en las relaciones del dictador con Francia.
Las primeras impresiones del Dr. Francia sobre Francia y sus ciudadanos datan de la captura de Bonpland, a finales de noviembre de 1821, y la nota enviada al delegado de las Misiones, Norberto Ortellado, encargado de la operación, brindan ideas preconcebidas sobre los franceses en general.
JEAN-BAPTISTE RICHARD GRANDSIRE
Grandsire, un modesto comerciante de Calais, se había convertido en un agente comercial con vocación política. Llegó a Buenos Aires a mediados de agosto de 1817 con una carta de presentación de Bernardino Rivadavia: “El portador de esta correspondencia, encontrándose en posesión de algún capital, ha resuelto partir en busca de una nueva patria en el nuevo mundo, y con este fin ha comprado un barco (La Celeste) que lo llevará a Buenos Aires, no como simple comerciante, sino para hacer fortuna allí”.
En un segundo viaje a Buenos Aires, Grandsire, portador de una carta del Instituto de Francia solicitando la liberación del botánico Bonpland y habiendo tenido la oportunidad de vivir en Itapúa durante algunas semanas, llegó el 17 de agosto de 1824 y describió Paraguay en una carta a Humboldt:
“Es muy probable que comparta la suerte del pobre Bonpland, pero debo decir francamente que, por todo lo que veo aquí, los habitantes del Paraguay disfrutan de una paz perfecta desde hace veintidós años, bajo una buena administración. El contraste con los países que he recorrido hasta ahora es bastante sorprendente. En Paraguay, la gente viaja desarmada, las puertas de las casas apenas se cierran, porque cualquier robo se castiga con la muerte, e incluso los propietarios de la casa o de la comuna donde se cometió el robo están obligados a pagar una indemnización. Apenas hay mendigos, todos trabajan”.
El Dr. Francia supuso que Grandsire había viajado a bordo de uno de los buques de la escuadra francesa que acababa de llegar al Atlántico Sur y preguntó falsamente qué hacía tal armada en la región, agregando irónicamente que “en las actuales circunstancias, nadie puede suponer que tal escuadra en los mares de América favorecerá a los americanos en la protección de su independencia”.
Devolvió el pasaporte a Grandsire y lo expulsó del territorio paraguayo, afirmando que “espera que este caballero tenga ahora más consideración con el pueblo paraguayo, porque sabemos valorar nuestra independencia, y por eso no vivimos despreocupados ni nos abandonamos”.
En 1824, un periódico de Buenos Aires afirmó que Grandsire era un espía al servicio de Francia y Brasil. Grandsire elogió la variedad y riqueza del comercio paraguayo, afirmando que era posible, desde la Guayana Francesa, remontar el Amazonas y sus afluentes y encontrar la confluencia que uniría este sistema fluvial con Paraguay y Paraná. Grandsire desapareció en la selva amazónica en 1827 en un intento de demostrar su hipótesis.
PIERRE SAGUIER
El francés Pierre Saguier, exoficial de los cazadores a caballo de la Guardia Imperial, se reunió con el Dr. Francia en agosto de 1819 y le dijo que viajaba de incógnito, pero esto no fue suficiente para convencerlo a pesar de las promesas de vínculos comerciales que significarían un reconocimiento de facto al Paraguay. Saguier no tenía mandato oficial ni extraoficial de Francia.
El dictador esperaba que, si Francia quería entrar en contacto con su régimen, debía hacerlo oficialmente, porque eso era lo que necesitaba Paraguay para romper su aislamiento.
Una carta de Grandsire en posesión de Saguier, incautada por oficiales paraguayos, revela su verdadera misión. Grandsire afirmaba que Francia podía aprovechar la independencia de las colonias españolas y desarrollar la marina francesa en la región: “Bonpland fue como naturalista al territorio de las antiguas Misiones del Paraná. Quiero señalar a mi amigo Saguier que no se trata de una simple operación comercial, sino de una operación a gran escala que será beneficiosa para el futuro, porque Paraguay tiene una gran riqueza de productos que ofrecer. El comercio británico sufrirá un golpe terrible”.
Evidentemente, una vez en posesión de esta carta, el dictador no podía sino desconfiar de los objetivos de la misión inicialmente anunciada por Saguier.
Un año después de su misión en Paraguay, Saguier no dudó en seguir difundiendo la falsa idea de que los franceses estaban mejor considerados por el dictador que los británicos. Una vez más, el Dr. Francia demostró ser perspicaz, ya que Saguier resultó ser un aventurero. En cuanto a Grandsire, el dictador no tuvo problemas en demostrar que era fácil dudar de las razones aducidas en la carta en poder de Saguier.
Tras la detención de Bonpland, el Dr. Francia dijo a uno de sus comandantes: “A los europeos, sea cual sea su nación, nunca hay que creerles ni confiar en ellos”. Esta opinión es similar en el caso de los suizos Johann Rudolf Rengger y Marcelin Longchamp, a quienes el Dr. Francia califica de “malvados ateos suizos europeos”, “bribones desalmados que difunden una sarta de mentiras y tonterías en otros países”.
AIMÉ BONPLAND
Cuando, a fines de 1820, Bonpland llegó a Corrientes procedente de Buenos Aires para preparar su traslado a las Misiones, en la margen sur del Paraná, donde pretendía fundar una colonia agrícola, el doctor Francia se alertó de inmediato. Por un lado, parecía corroborar el mensaje de Grandsire que anunciaba su llegada a la región como naturalista, dando a entender que estaría allí para ocuparse de otros asuntos.
El proyecto de Bonpland fue impulsado por un acuerdo dado por Francisco Ramírez, vencedor de José Gervasio Artigas y nuevo caudillo de Entre Ríos, quien reclamaba las misiones entre Paraná y Uruguay, y amenazaba con invadir Paraguay. La presencia de Bonpland en las Misiones era un problema, por no decir un peligro, para el Dr. Francia. El dictador no quería competencia, especialmente en lo que consideraba territorio paraguayo.
Tras la muerte del caudillo Francisco Ramírez, el Dr. Francia intentó reocupar Candelaria, que era un vínculo esencial entre las misiones de Brasil y de Paraguay. El primer paso de este plan fue atacar y destruir el establecimiento del botánico Bonpland y secuestrarlo a finales de 1821. Un año después, pidió al delegado de Itapúa que le cediera un terreno, pero con cautela: “Este francés que también ha venido como espía de los porteños a reconocer las fronteras del Paraguay, que instale la chacra, pero en un lugar donde no pueda escapar”.
A partir de entonces, el Dr. Francia ya no se hizo ilusiones sobre Francia. El contraalmirante Ducampe Rosamel, de la marina francesa, escribió al dictador desde Montevideo para obtener la liberación de Bonpland y el cónsul británico, Woodbine Parish, hizo lo mismo.
EL ASILO DE ARTIGAS
La retórica del Dr. Francia, aunque a veces excesiva, reflejaba la situación y la tensión política de la época. José Gervasio Artigas representaba una seria amenaza. Paralizó el comercio fluvial, alejó a los paraguayos de las Misiones y estableció contactos con los opositores políticos del dictador.
En el discurso del Dr. Francia, Artigas aparece bajo dos aspectos muy diferentes. La primera lo presenta como un salteador de caminos, un intruso, y la segunda como un refugiado en Paraguay. Estas dos imágenes, aunque contradictorias, no son sorprendentes. En cuanto cruzó el río Paraná para refugiarse en Paraguay, dejando así de representar un peligro para la estabilidad de la dictadura, el doctor Francia cambió su discurso hacia él, como si ya no fuera necesario convencer a nadie de la nocividad del caudillo oriental.
En setiembre de 1820, el pedido de asilo del general Artigas le dio al Dr. Francia la oportunidad de reafirmar sus principios al respecto. “Reducido su suerte definitiva, Artigas vino como fugitivo al Paso de Itapúa, y me dijo que yo le permitiera terminar sus días en algún lugar de la República. Era un acto no solo de humanidad, sino hasta de honor para la República, conceder asilo a un desgraciado caudillo que se había entregado. Hice que lo llevaran a vivir a San Isidro del Curuguaty por ser el lugar más apartado y menos comunicado con el resto de la República”.
LA PATRIA Y EL PATRIOTISMO
Para el Dr. Francia, un patriota es alguien que ama a su país y está dispuesto a sacrificarse por él. “Prefiero morir antes que ver a mi país oprimido y esclavizado”, había señalado exhortando así a apoyar la causa de la patria. Patriotismo significa solidarizarse con los conciudadanos necesitados que viven cerca o en el otro extremo del país simplemente porque así lo exige el sentimiento de pertenecer a una misma comunidad que comparte un mismo destino.
El Dr. Francia suscribe plenamente este principio, según el cual cada individuo se dedica, según sus cualidades y su función, a cumplir su deber por el bien de todos. El interés general prevalece sobre los intereses individuales. En cualquier caso, este es el ideal al que aspira el dictador para su país y que sus conciudadanos se conviertan en patriotas movidos por la misma ambición que la suya. Transmitir conocimientos es también una forma de patriotismo.
El Dr. Francia parecía haber renunciado a presionar a Francia y Gran Bretaña para que impidieran que Buenos Aires obstaculizara el comercio paraguayo y reconocieran y respetaran la independencia de Paraguay. Sin embargo, no cerró la puerta a un posible acuerdo con Francia que beneficiara al país y su comercio. Mucho más tarde, en 1853, se firmó con Francia el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, y el reconocimiento de la independencia de Paraguay.
*Ph. D. en Historia y Civilizaciones - Université Paris Cité – Francia. Máster en Relaciones Internacionales, máster en Letras y licenciatura en Letras Modernas, Sorbonne Université. Comercio Internacional – Droit des Affaires – Conservatoire National des Arts et Métiers
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Hallaron vestigios de lo que habría sido el Cristo Redentor del Paraguay
Una de las etapas menos estudiadas de la historia paraguaya son los festejos y acciones que se llevaron adelante por el centenario de la Independencia nacional. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, el historiador y arqueólogo Néstor Gamarra brinda detalles de una investigación que llevó al hallazgo de restos de una escultura del Cristo Redentor en un cerro homónimo de Paraguarí.
- Por Dolly Galeano
- dollygaleano@gmail.com
- Fotos: Archivo / Gentileza
Una investigación sobre otros hechos históricos llevó al investigador a buscar la verdad sobre testimonios de pobladores que fueron transmitiéndose a lo largo de los años. Así llegó a lo que parecen ser los vestigios de una celebración histórica por el centenario de la Independencia. Posterior al hallazgo, siguió investigando y reforzó la confirmación de lo encontrado.
Gamarra cuenta que a finales de 1910 los ciudadanos de Asunción se encontraban deseosos de festejar el centenario de la Independencia, lo que se evidenció en manifestaciones de estudiantes a finales de aquel año que salieron a las calles y plazas con mucha algarabía. Estos preparativos se dieron en medio de las tensiones sociales y políticas de esas fechas.
“En enero de 1911 llegaría al poder Albino Jara luego de realizar un golpe de Estado y derrocar al presidente Manuel Gondra. Cuanto más iba llegando el mes de mayo, la presión social por realizar los festejos fue aumentando y el gobierno dictatorial no tuvo de otra que sumarse a las actividades sociales que se estaban realizando”, relató el historiador.
Sigue diciendo que “Albino Jara sería depuesto en julio de ese mismo año, la guerra civil del centenario recuperó impulso y finalizó recién en mayo de 1912, con la muerte de Jara. Los festejos oficiales llevados por el Gobierno se hicieron recién en 1914, durante la presidencia de Eduardo Schaerer”.
Los datos hallados apuntan a que Schaerer fue quien mandó instalar el Cristo Redentor en la punta de uno de los cerros de Paraguarí en honor del centenario de la Independencia del Paraguay.
ESTANCIA JESUÍTICA
Gamarra refirió que realizaba un trabajo de investigación sobre la estancia jesuítica de Paraguarí y sus esclavos cuando fue encontrando testimonios de viejos pobladores sobre antiguas bases de piedra y vestigios en la zona de Mbatovi, pero también sobre antiguas esculturas sacras en uno de los cerros de la ciudad. “En el proceso de investigación de documentos no existía casi ningún registro relacionado a los comentarios y el sitio”, apuntó.
Cuenta que el cerro del que hablaban es conocido por los pobladores como Cristo Rey, pero existen otros documentos que lo registran como cerro Cristo Redentor, que linda con el Comando de Artillería y la ruta Piribebuy-Paraguarí y es uno de los tantos cerros que forman el hermoso paisaje con los cerros Cerro Hû y Santo Tomás.
Durante su recolección de datos, Gamarra recordó comentarios de su abuelo (militar retirado de la Artillería, donde sirvió por más de 40 años) sobre hallazgos de vestigios antiguos próximos al cerro Cristo Rey, como él lo conocía. También su padre, Ramón Gamarra, le había mencionado que, en los años 60, siendo niño, había escalado el mismo cerro y que visualizaron una figura tallada en piedra.
El investigador decidió explorar el lugar a pesar de ser inmensamente grande y estar cubierto por mucha vegetación, pero la única forma de llegar era teniendo como guía a su padre, quien había visto la piedra hace casi 60 años. Para el camino seleccionado utilizó la cara del cerro que mira hacia el sur y que linda con la ruta Paraguarí-Piribebuy, la misma que volvería a subir más de 50 años después recordando vagamente el lugar.
OBSTÁCULOS Y HALLAZGO FINAL
El tránsito a la punta del cerro tuvo muchos obstáculos. Senderos llenos de marañas que habría que tratar de subir en medio de espinas de caraguata, karanda’y, pynõ guasu, entre otras, dificultaron el acceso, relató Gamarra. Durante la travesía hasta la cima del cerro el historiador incluso cayó desde unos tres metros, lo cual le causó lesiones.
Luego de mucho esfuerzo físico, la búsqueda llegó a su fin. “Cuando aún faltaban metros para llegar a la cima, encontramos parada una enorme piedra arenisca litografiada, cubierta en gran parte por alimañas”, contó Gamarra. El guía –su padre– le dijo que esa es la piedra que él había visto en los años 60.
Lo hallado es un pedazo grande de una figura de Cristo, pero sin la parte superior. Alrededor se visualizaron piedras areniscas con bordes regulares y trabajados, que serían parte de la misma escultura, con litografías en latín. Se procedió a una limpieza cuidadosa del lugar y de la superficie de la piedra para las capturas fotográficas y prueba documental para el informe a la Secretaría Nacional de Cultura sobre el hallazgo, reveló el historiador.
Unos 30 metros más arriba del sitio, donde fue hallada parte de la escultura, en medio de arbustos se encuentra un gran montículo de piedra con vestigios de mampostería, que sería el lugar donde estaba el antiguo escudo del Ejército en la punta del cerro. Siguieron la búsqueda de las otras piedras que serían de la parte superior de la estatua, pero no lo encontraron.
Gamarra está convencido de que esta se encuentra en alguna parte del cerro, cubierta también por alimañas. Refirió que antiguos funcionarios de la Artillería indicaban que en los años 40 o 50 se intentó bajar una piedra que parecía escultura y se quedó en medio del camino por su gran tamaño y peso.
PUBLICACIÓN SOBRE COLOCACIÓN DEL CRISTO
Después del hallazgo continuó la investigación. El sacerdote Hugo Fernández, quien era director del Museo Juan Sinforiano Bogarín, ayudó en la pesquisa y encontró publicaciones de la Revista Diocesana de enero de 1913 en las que se mencionaba la colocación de una piedra para erigir el Cristo Redentor.
“Sobre un hermoso cerro del histórico pueblo de Paraguarí se erigirá en breve la gran estatua del Cristo Redentor en la conmemoración del 1er. centenario de la Independencia del Paraguay. El obispo diocesano, el presidente de la República actuaron en la colocación de la primera piedra, el primero como oficiante y el segundo como padrino”, decía el escrito. El presidente a quien se refería fue Eduardo Schaerer y el obispo de entonces, Juan Sinforiano Bogarín.
La colocación del Cristo Redentor en Paraguay en el centenario de la Independencia no fue casual. En esa misma época se instalaba el Cristo Redentor de los Andes entre Argentina y Chile. Esta escultura podría ser muy similar en tamaño y detalles al hallado en Paraguay, según Gamarra.
“El Cristo Redentor de Brasil es un proyecto más antiguo, pero se empezó a construir en 1922, también en conmemoración al centenario de su independencia e inaugurada el 12 de octubre de 1931″, subraya el historiador.
PUESTA EN VALOR
Gamarra pone de relieve que es imperante seguir con la investigación y realizar una prospección arqueológica preventiva antes de que se realice alguna modificación en el lugar. “Es transcendental que las autoridades puedan realizar un trabajo de puesta en valor de tan importante escultura y sitio histórico”, expresó Gamarra.
Cabe recordar que, en julio de 2020, el entonces gobernador de Paraguarí, Juan Carlos Baruja, había anunciado la instalación de un teleférico en una de las cumbres de los cerros Hû y el de Cristo Redentor. La obra iba a ser parte de un convenio interinstitucional entre la Gobernación de Paraguarí, el Ministerio de Defensa y el Comando de Artillería. También se habló entonces de la instalación de un nuevo Cristo Redentor de 15 metros en la cima del cerro.
Gamarra resalta la importancia de preservar el sitio del hallazgo de los restos de lo que habría sido el Cristo Redentor en Paraguarí debido a que “fue testigo de sucesos históricos, ya sea de la época jesuítica, de la época colonial, la Independencia con la batalla de Cerro Porteño, la guerra contra la Triple Alianza, las sucesivas revoluciones civiles y durante la guerra del Chaco fue destino de los prisioneros bolivianos”.