Este martes en el centro de recepción de visitas de Itaipú en Hernandarias se realizará un acto oficial, postergado para esta tarde, por el último pago de la deuda que fue contraída para la construcción de la Itaipú Binacional, que supera los US$ 60.000 millones. Esta situación generará un “bono energético” por los próximos 10 a 15 años, según explicó el ingeniero Pedro Ferreira, extitular de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), en “Así son las cosas”, de Universo 970 AM/Nación Media.

Ferreira explicó que el motivo de la deuda, que fue legítima, fue por dos motivos, primero para la construcción de la central hidroeléctrica a partir del año 1973, para ya luego a partir de 1984 empiezan a girar las primeras turbinas, mientras que en inicios de la década de los 90 terminan de instalarse las 18 turbinas inicialmente previstas.

Según se contempló en el Anexo C del Tratado de Itaipú, dicha deuda debía comenzar a pagarse con las tarifas, pero no fue así, lo cual ocasionó un perjuicio para el Paraguay de más de US$ 4.000 millones que se fue incrementando. A partir del 2007 se hizo el esfuerzo de empezar a saldarlo y se empezó a pagar a 30 años de suscribir el acuerdo, que finalmente hoy se termina de pagar.

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“Es un caso de éxito agridulce quizás porque tiene ese componente de que no toda esa deuda es legítima, por decirlo así, pero lo bueno es que finalmente se termina de pagar la deuda y tenemos la mayor productora hidroeléctrica del mundo totalmente amortizada, y eso es una fuente de esperanza y debería ser un día de gran festejo del Paraguay”, expresó Ferreira.

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Pedro Ferreira, ingeniero y expresidente de la Ande. Foto: Archivo.

Gobierno no informó

No obstante, Ferreira aclaró que el beneficio no es automático y que debe decirse que lo triste de este momento histórico es que se da en un momento en el que el gobierno actual no fue capaz de definir o informar cuál es la tarifa de Itaipú hoy en día, por lo que los beneficios que podía tener Paraguay de forma inmediata no se ven aplicados.

Esto debido a que si el país acepta lo que Brasil plantea, que sería reducir la tarifa de Itaipú, con lo que la Ande compraría más barato, que se traducirían en unos US$ 300 millones al año de beneficio, pero para el lado brasileño sería mucho mayor en torno a los US$ 1.700 millones.

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La segunda opción, si se acuerda la propuesta de Paraguay, que es mantener la tarifa hasta renegociar el Anexo C, que si el presupuesto era de US$ 2090 millones/año de pago de deuda, con lo que el 45% de beneficio para el Paraguay y otro 45% para el Brasil, el beneficio sería mucho mayor que la primera propuesta.

Una tercera alternativa, ahora que el Brasil está presidido por Lula da Silva, lo que se puede es hacer prevalecer la interpretación del tratado que de hecho salió en el acuerdo Lugo-Lula (2009), que permite al Paraguay ingresar al mercado brasileño con la energía paraguaya de Itaipú y reexportar a otros países a partir de este 2023. En este caso los beneficios para el país podrían superar incluso los US$ 1.000 millones, remarcó el ingeniero.

Oportunidades y beneficios

Es por ello que con la cancelación de la deuda se abre una serie de oportunidades para el país, por lo que como paraguayos instó a todos a estar pendientes y ejercer presión ciudadana, porque el margen de beneficios que puede tener el Paraguay puede ser relativamente pequeño o superar los US$1.000 millones si se le da un buen seguimiento y si creamos un gobierno que reaccione y ejerza realmente la soberanía nacional.

Así mismo, está el factor de qué hacer con el beneficio, que también tiene tres alternativas, dijo. Uno que luego de 40 años de pagar la deuda se pueda sentir eso en los bolsillos, sobre todo de la ciudadanía. Segundo, el hecho de sentir mejoras en el bolsillo no debe ser irresponsable porque dentro de 10 a 15 años se puede acabar ese bono energético, por lo que se tiene esta década para que responsablemente con este estado financiero de que extiendan la disponibilidad de energía renovable por muchas décadas, y no agotarlo de aquí hasta el 2037.

Y en tercer lugar, las políticas públicas tienen que materializarse en esta década. La Ande debe prestar un buen servicio eléctrico porque si no las empresas extranjeras no van a querer instalarse y generar trabajo decente, que es lo que más le puede beneficiar al país, así como la movilidad eléctrica con condiciones de financiamiento para el sector, y acceder a mejores condiciones en la agricultura y ganadería del país para estar más cubiertos ante riesgos climáticos.

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