Pese a que los pedidos en el sector de calzado no disminuyeron en este 2023, desde la Asociación de Gremio de Fabricantes de Calzados y Proveedores del Paraguay (Agrecalp) señalaron que los efectos de la pandemia siguen resintiéndose. Hoy al pequeño productor le cuesta más fabricar porque no consigue mano de obra y los costos se incrementaron por lo menos en un 40% generando un impacto en los precios finales.
Según explicó a La Nación/Nación Media, Marcelo Benítez, presidente del gremio, el rubro precisa de políticas públicas que puedan contribuir a un mejor panorama. “Hacen falta políticas públicas que puedan ayudar al sector. Ojalá volvamos a tener posibilidades con el próximo gobierno para que podamos sentarnos a comentar sobre qué es lo que necesitamos porque hay otros países que cada año le compran al sector del calzado productos para la escuela”, comentó, agregando que este es un mecanismo utilizado por ejemplo en Colombia, Argentina o Centroamérica.
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Anteriormente en la época del retorno a clases un par de calzados como las guillerminas más económicas se vendían al por mayor a G. 40.000 y actualmente cuestan entre G. 50.000 y 55.000. “Los costos se incrementaron bastante, las que son un poco más de calidad estarían por los G. 70.000, hoy en día el cuero está bastante caro y el caucho vegetal que viene de Brasil”, subrayó.
Refirió que también se conseguían las plantillas de caucho reciclado elaboradas con PVC de Ciudad del Este, pero que el producto se encuentra siendo exportado a Brasil a mejor precio, y a raíz de ello escasea. “Nosotros nos quedamos sin materia prima porque tampoco están teniendo seguramente por cuestiones de la pandemia y muchas empresas también ahí quebraron”, agregó.
El representante del sector añadió que al menos el 35% de los colaboradores emigraron a otros empleos. “Los zapateros por ejemplo son jóvenes que tuvieron que emigrar a otro empleo porque la pandemia no fue buena. Tuvieron que irse a trabajar como panaderos, carniceros o en algunas empresas”, declaró Benítez.
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