Por Alba Delvalle

Este 2022 se despide como un año particular, atípico y desafiante por diversos factores, pero que de cierta forma fue mejor que los años fuertes de la pandemia y ya los distintos sectores económicos vienen apuntando a lo que será este nuevo 2023 o a lo que se espera de un nuevo ciclo que no se descarta pueda traer situaciones adversas.

Esta es la expectativa cautelosa que transmite el Centro de Importadores del Paraguay (CIP), conforme a los últimos acontecimientos sucedidos en el último mes en varios aspectos, que fue transmitido a través de una entrevista realizada por el diario La Nación/Nación Media al presidente del gremio, Iván Dumot.

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“Escuchamos que en general el pronóstico para el 2023 es de crecimiento de la economía global, pero nosotros desde el empresariado estamos con una mirada muy cautelosa, porque algunas previsiones también dicen que esa mejoría de algunos sectores como el agro no necesariamente vaya derramarse de forma inmediata en el consumo”, expresó.

Iván Dumot, presidente del Centro de Importadores del Paraguay (CIP). Foto: Archivo.

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Consumo resentido

Esto, debido a que el consumo sigue sumamente afectado al culminar el 2022 y la anhelada recuperación de la que se viene hablando desde principio de año que fue interrumpida por ciertos factores tanto climáticos así como externos, por lo que llevaría tiempo que los beneficios se vuelvan tangibles a la población y pueda realmente traer dinamismo, explicó Dumot.

Otro factor de incertidumbre que condiciona a una prudencia en las proyecciones es la escalada del dólar de este último mes que se fortaleció, ubicándose en G. 7.320, con lo que subió 20 puntos acercándose al récord histórico de G. 7.400 en el mercado minorista, lo cual hace que el pronóstico sea incierto para el 2023, sobre todo para los importadores.

El titular del CIP también alega que las previsiones a nivel regional y global son de recesión, por lo que consideran difícil que Paraguay pueda resultar ileso de las complicaciones y habrá que ver qué tan sostenible es la recuperación que se espera, agregó.

El consumo durante todo el 2022 estuvo resentido, acompañado de la fuerte inflación. Foto: Archivo.

Un 2022 complicado

Con relación al escenario enfrentado en el 2022, hizo un recuento con la sumatoria de muchos factores no esperados como los vestigios de la pandemia que todavía arrastró consecuencias económicas con comercios endeudados, así como el contrabando presente que ya desde el 2021 estuvo más arraigado que nunca, que se agudizó bastante con el ingreso de productos de la Argentina por su moneda devaluada y de alguna forma disminuyó los de origen brasileño con el real fortalecido perdiendo competitividad.

Pero lo peor en este ámbito, además del ingreso masivo que genera millonarias pérdidas en las recaudaciones fiscales, es que lejos de la expectativa de que el Gobierno incremente la estructura para combatir el contrabando, se mantuvieron las mismas y pequeñas acciones junto con las mismas autoridades de control más allá de las reiteradas peticiones del sector empresarial de ejecutar cambios precisos.

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A todo esto se suma el contexto internacional de guerra, que incrementó los costos de ciertos commodities como el petróleo, provocando disparadas en los precios de combustibles que luego repercutió en la cadena logística, en los fletes y mercaderías.

En este sentido, el referente señaló que dicha situación tuvo que ser acompañada por los importadores, que además enfrentaron la alta presión inflacionaria, evitando márgenes muy elevados a modo de no incrementar ampliamente los productos golpeando aún más a los consumidores, lo cual les hizo perder competitividad.

Desde octubre de 2022 hubo una reducción de fletes, más un sector fluvial amenazado nuevamente por una bajante a raíz de la sequía. Foto: Archivo.

Navegabilidad amenazada

Es por ello que no se puede hablar de una recuperación en el 2022, que se quedó aún lejos de los niveles prepandémicos si bien sí se sintió una leve recuperación en el tercer trimestre del año que pudo compensar de cierta forma toda la caída de principios de año, cuando la sequía extendida del año anterior incidió en gran medida.

Y como más reciente acontecimiento, Dumot subrayó que desde octubre se empezó a ver una disminución de los fletes internacionales, más un sector fluvial amenazado nuevamente por una bajante a raíz de la sequía, lo que implica mayores costos por la menor capacidad de carga en las embarcaciones, apuntando a un primer trimestre del 2023 complicado en la navegabilidad que es la principal autopista del comercio exterior de Paraguay.

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