Luego del recorrido que realizó la dupla presidencial Santiago Peña-Pedro Alliana por la casi centenaria fábrica de madera terciada, los trabajadores hablaron sobre las necesidades que tienen, entre ellas la falta de acceso a créditos blandos. Foto: Christian Mesa.
Industriales del Guairá solicitan acceso fácil a créditos blandos y a largo plazo para brindar más fuentes de trabajo
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Funcionarios de la industria de la madera del distrito de José Fassardi, departamento del Guairá, coincidieron en solicitar al precandidato presidencial por el movimiento Honor Colorado, Santiago Peña, la posibilidad de un acceso fácil a créditos blandos y a largo plazo a fin de brindar una inyección económica a la industria paraguaya para tener más infraestructura y brindar más fuentes de trabajo. Este mismo pedido le realizaron otros industriales e incluso comerciantes del departamento durante distintos encuentros que tuvieron con el presidenciable.
Durante el recorrido que realizó la dupla presidencial Santiago Peña-Pedro Alliana, tuvieron la oportunidad de visitar una de las industrias más antiguas del distrito de Fassardi, que se dedica a la fabricación de maderas terciadas. La industria está próxima a cumplir 100 años de vida pese a las grandes dificultades que han sobrellevado.
Al respecto, el jefe de Producción, Luis Cáceres, encargado del control de la laminadora, detalló en comunicación con La Nación/Nación Media que la fábrica cuenta con maquinaria de la primera línea que son el torno pelador, la laminadora, que es de última generación; también cuenta con una encoladora, prensa, escuadradora, lijadora y, por último, la secadora, que es la más importante y que está en funcionamiento las 24 horas junto con la caldera.
Luis Cáceres, jefe de producción de la fábrica de Fassardi. Foto: Lourdes Torres.
Indicó que luego de pasar por todo el proceso de elaboración de las maderas terciadas finalmente exportan al mercado chileno, que actualmente es su principal mercado. Al respecto, detalló que la fábrica de Fassardi está enfocada en el mercado de Chile, pero la Margo & CIA está en proceso de certificación para lograr la exportación a varios países del mundo. Resaltó que actualmente ya están exportando a EEUU, Uruguay, Chile y también están produciendo láminas en bruto para exportar a Malasia.
“Como industria lo que necesitamos es acceder a créditos blandos para poder adquirir nuevas y más modernas máquinas a fin de aumentar la producción y hacer más rápido el proceso en sí. Para eso necesitamos una fuerte inversión; lo que nosotros vemos desde el área de la producción es que se nos atrasa la producción por las máquinas que tenemos. Pero para mejorar necesitamos acceder a créditos blandos y a largo plazo de pago”, expresó.
Destacó que en la fábrica de Fassardi están trabajando unas 150 personas de forma directa, cubriendo turnos en todo el día, ya que la caldera y el secadero operan las 24 horas. Pero en la firma en sí están más de 300 empleados contratados.
Destacan que los empleados de la fábrica son personas que viven en la ciudad de Fassardi, por lo que consideran importante la inyección económica de la industria para la zona. Foto: Gentileza.
“Si nosotros accedemos a esos créditos y logramos la compra de más maquinarias, estaríamos en condiciones de ampliar la fuente de trabajo para las personas porque somos una de las pocas industrias en funcionamiento en el Guairá, porque en el departamento, como saben varias industrias azucareras cerraron y quedaron muchos obreros cesantes. Fassardi, en cambio, está en muy buena posición económica, ya que esto genera un buen ingreso en los comercios de los alrededores”, manifestó.
Comentó que en la ciudad de Fassardi existe una buena actividad comercial gracias a la inyección económica que aplica la fábrica de madera que opera en la ciudad y es la única con mayor número de empleados. “Estamos bastante bien acá y todos los funcionarios que reciben sus salarios, el dinero se queda nuevamente en la ciudad porque en su mayoría son obreros que viven aquí”, acotó.
Historia de la fábrica
Luis Cáceres, jefe de producción, relató que la firma comenzó allá por 1930 con el inmigrante italiano José Fassardi, que adquirió las primeras máquinas a vapor para llevar adelante el aserradero tras un acuerdo con el gobierno de entonces, que le concedió las tierras para la instalación del aserradero. El territorio original abarcaba el departamento de Caazapá, Guairá y Alto Paraná, de donde fueron extraídas las maderas que luego fueron exportadas a gran escala.
Destacó que la empresa original llegó a contar con su propia red ferroviaria de unos 35 kilómetros, más el ferrocarril del Estado; contó con su propia flota mercante y fue una de las primeras industrias en incursionar en el uso de camiones para transportar su mercadería.
En 2015, los fondos destinados a proyectos agroganaderos se ubicaban en un 30 % de la cartera, pero ese porcentaje se redujo casi a la mitad. Foto: Archivo
AFD: cartera de créditos pasó de USD 18 millones a USD 1.180 millones en 19 años
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La Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) reportó en un reciente informe que en casi 20 años, su cartera de créditos pasó de USD 18 millones a USD 1.180 millones. En sus inicios puso el foco en la agroganadería, pero hoy ya está poniendo su mira en la industria, la economía verde y las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
Al respecto, el gerente general de la AFD, Fernando Lugo, señaló a medios de comunicación que en 2015 los fondos destinados a proyectos agroganaderos se ubicaban en un 30 % de la cartera total, pero que ese porcentaje se redujo casi en la mitad, ya que nuestra economía se está diversificando y apuntando hacia la industria y mipymes.
El gerente general señaló que las mipymes constituyen una base fundamental para la AFD, ya que es el sector que más genera empleo en Paraguay, dinamiza la economía y promueve el desarrollo del territorio nacional. “También estamos fortaleciendo el apoyo a los emprendimientos liderados por mujeres. Creemos que el empoderamiento femenino transforma no solo hogares, sino comunidades enteras”, manifestó.
En los últimos 3 años, la AFD movió más de USD 548 millones en fondos de garantía y fideicomisos, al margen también es gran protagonista en emisión de bonos en la bolsa de valores. Actualmente, del total de la cartera de créditos, el 46 % se destina a vivienda, el 14 % a agricultura y ganadería, el 13,9 % a industria, el 11 % a comercio y servicios, el 8 % al rubro forestal y otros corresponden al 6 %.
Sector cooperativo
Hace unos días, la presidenta de la AFD, Stella Guillén, habló sobre la visión estratégica de la banca de desarrollo en apoyo al sector cooperativo paraguayo. Destacó la evolución de la cartera cooperativa en los últimos tres años, resultado de un trabajo sostenido con las entidades del sector, y reconoció el papel fundamental de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) en la dinamización de la economía local.
La AFD canalizó más de USD 86 millones entre 2022 y 2025 a través de cooperativas de ahorro y crédito, apoyando a más de 7.700 personas y empresas, y contribuyendo a la generación de más de 47.000 empleos.
Reforma de leyes traerá inversiones e impulsará la industria y los empleos, según viceministro
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Paraguay busca dar un salto adelante con la modernización de varias leyes que pretenden modernizar e impulsar el sector maquilador, el turismo y el ensamblaje de bienes de alta tecnología. El objetivo es que el país se posicione como un hub de servicios y turismo, con un modelo industrial sofisticado y con mayor valor agregado.
El viceministro de Industria del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), Marco Riquelme, explicó los alcances de las reformas en las leyes anunciadas por el Gobierno este miércoles 9 de junio, que buscan una mayor diversificación de la economía nacional y un posicionamiento regional para la manufactura, los servicios y el turismo.
En ese sentido, detalló que la reforma en la Ley de Maquila busca incluir a la actividad conocida como maquila de servicios, que actualmente no cuenta con respaldo legal pese a que ya existen empresas que ofrecen servicios de back office al exterior.
“Hoy día existe maquila de servicios en Paraguay, pero no cuentan con marco jurídico, entonces no se les da la devolución del IVA como a las maquilas de productos. Se les va a dar el marco jurídico necesario para poder crecer y que aquellas que estaban dudando en aterrizar en Paraguay puedan finalmente hacerlo y contratar a cientos de miles de jóvenes”, dijo al programa Así son las cosas, emitido por canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
Por otra parte, con una reforma en la ley 60/90, que exonera el pago de aranceles a bienes de capital, se pretende ampliarla para incluir al sector servicios e impulsar el turismo a través de entretenimientos como parques de diversiones y similares, con el objetivo de atraer más visitantes al país, principalmente en Alto Paraná.
“Esta ley está hecha para empresas que producen bienes. No está hecha para empresas que hacen servicios. Un restaurante, por ejemplo, no va a poder comprar maquinaria bajo ese régimen. Entonces lo que estamos haciendo es incorporar el servicio de entretenimiento dentro de esa ley”, explicó.
Además, por medio de esta ley, se permitirá el uso de maquinarias importadas como garantía para acceder a créditos mediante un fideicomiso y una exoneración para inversionistas nacionales del impuesto a los dividendos por diez años, medida que hasta el momento solo beneficiaba a extranjeros con inversiones superiores a los USD 13 millones.
Ley de alta tecnología
El Gobierno pretende dar un paso adelante en materia tecnológica con una ley que permita al sector privado la importación de bienes de alta tecnología con nulos aranceles y bajos impuestos, a fin de propiciar el terreno para que puedan aterrizar empresas que ensamblen tecnología en el país y agregarle un 20 % de industria paraguaya.
“Estamos intentando atraer industrias que puedan venir a ensamblar aquí productos electrónicos, electromecánicos, eléctricos y, a través de eso, dotar a nuestra gente con otro tipo de capacidades. Creemos que las evoluciones industriales se dan prácticamente cada década, quizá se pueden acelerar un poquito más con este tipo de ley de incentivos”, dijo Riquelme.
Si no fortalecemos la productividad y la calidad, la apertura comercial podría perjudicar más que beneficiar a la industria nacional, advirtió Marco Riquelme. Foto: Gentileza
Destacan necesidad de preparar al sector industrial para competir internacionalmente
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El viceministro de Industria, Marco Riquelme, resaltó que es necesario que Paraguay siga avanzando en el mejoramiento de la calidad de sus manufacturas, certificaciones y productividad para aprovechar los beneficios del acuerdo Mercosur-UE y proteger la producción local.
Riquelme afirmó que el acuerdo Mercosur–Unión Europea (UE) representa una oportunidad, pero también un desafío importante para la industria paraguaya.
“El acuerdo tiene riesgos y oportunidades. Pero si no trabajamos en fortalecer nuestras capacidades productivas y estándares de calidad, corremos el riesgo de que la apertura comercial termine afectando más a nuestra industria que beneficiándola”, advirtió durante el Seminario Mercosur–Paraguay, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre los principales desafíos, destacó la necesidad de que la industria local cuente con certificaciones de calidad exigidas por los mercados europeos, algo que actualmente muchas empresas paraguayas no tienen porque no es un requisito en el mercado regional.
Además, señaló que los productos alimenticios deben llegar a Europa con al menos el 80 % de su vida útil, lo que implica mejorar los procesos logísticos y productivos.
Por otro lado, anunció que Paraguay avanza en un acuerdo con la ONUDI para impulsar un proyecto de USD 5 millones, que permitirá desarrollar el ecosistema de productividad y calidad industrial, como parte del proceso de preparación para competir globalmente.
Por su parte, el presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Enrique Duarte, sostuvo que el acuerdo Mercosur–Unión Europea representa una oportunidad estratégica para el crecimiento industrial del país, pero requiere una preparación realista y profunda del sector productivo nacional.
“Un país se desarrolla a través de la industria. No podemos seguir exportando materias primas y comprando productos terminados que podríamos fabricar localmente. Es hora de usar nuestra energía y nuestros recursos para generar empleo y riqueza en Paraguay”, afirmó Duarte.|
Adaptándose a los nuevos tiempos que llegan con desafíos más grandes y mayores inversiones, la empresa, presidida por Eduardo Borgognon, demostró con hechos que puede cumplir con una precisión milimétrica cualquier proyecto, sin límite de volumen o peso.
Con su eslogan “La capacidad de hacer”, el CIE S.A. resume todo lo que representa. Y cuando uno conversa con Eduardo Borgognon, presidente de la compañía, se tiende a esbozar el potencial casi ilimitado que esta industria nacional representa y que, a veces, ni los propios paraguayos alcanzan a dimensionar.
Con 18 años en la empresa y una trayectoria vasta en el mundo de los negocios, Eduardo lidera uno de los complejos industriales más avanzados de la región, una planta instalada en Luque que es, a la vez, símbolo de ingeniería avanzada, orgullo nacional y proyección al futuro.
Días atrás, este ingenio fue escenario de un recorrido inédito que sirvió para que autoridades nacionales, empresarios, diplomáticos, inversionistas y alumnos de universidades tuvieran la oportunidad de constatar de primera mano que en Paraguay se puede hacer lo que parece imposible. Y es que CIE no solo forma parte de la historia de Itaipú y Yacyretá; también fabrica remolcadores y barcazas, construye subestaciones, líneas de transmisión eléctrica, estructuras metálicas y montaje industrial, y ha exportado piezas a más de 16 países de cuatro continentes.
“CIE nació en 1978, hace ya 47 años, en el marco de la construcción de Itaipú”. Así comenzó el relato Eduardo, quien recibió en la planta industrial al equipo de FOCO para protagonizar un recorrido exclusivo por las instalaciones. Contó que, en ese entonces, poco más de 300 empresas paraguayas participaron en las obras y que hoy, lastimosamente menos del 10 % de esas compañías siguen vigentes. “No solo participamos, sino que supimos capitalizar esa experiencia y convertirla en una empresa que se mantuvo en el tiempo y que fue evolucionando tecnológicamente”, reveló.
Tras el trabajo hecho para Itaipú, la compañía también tuvo una participación clave en Yacyretá, pero como la competencia ya era internacional tuvieron que participar de una licitación y pugnar por un espacio contra empresas austriacas, alemanas y hasta japonesas. “Ahí fuimos creciendo tecnológicamente, haciendo piezas de gran envergadura, metalmecánicas, pero cada vez con mayor precisión y nivel de complejidad. Esa experiencia local, sumada al trabajo con gigantes internacionales como Toshiba, Voith, Andritz, Siemens, General Electric y otras, nos permitió salir al mundo”, mencionó con orgullo.
Una tornería gigante. CIE ha fabricado piezas de hasta 200 toneladas con una precisión de una décima de milímetro. “Para dimensionarlo, un automóvil pesa alrededor de una tonelada y media, por lo que estamos hablando de piezas que representan el peso de 100 o 150 autos, pero con una tolerancia más fina que un papel. Y eso requiere de muchísima tecnología, inversión en maquinaria y, sobre todo, gente capacitada”, refirió el presidente
Agregó que “hablando mal y pronto, es una tornería gigante”. En la planta industrial tenemos una prensa con capacidad de 2.000 toneladas que se utiliza para deformar chapas. Solo así se puede trabajar con espesores impresionantes. “No es solo cortar, plegar y soldar. Después viene el mecanizado, que es lo que da precisión. Y todo eso lo hacemos con control numérico, es decir, computarizado”, contó.
El nivel de exigencia es tal que deben fabricar piezas que se ensamblan en condiciones climáticas y geográficas completamente distintas. “Hacemos una pieza en Luque, con 80 % de humedad y 30 grados, que luego debe encajar con otra hecha en Japón a 18 grados y con 30 % de humedad, y ambas deben coincidir a la perfección en el sitio de obras ubicado en una montaña de Canadá a 2.800 metros sobre el nivel del mar y con -15 grados. Esa pieza tiene que coincidir. Así de rigurosa es la industria donde trabajamos”, enfatizó Eduardo.
Diversificación estratégica. La compañía se reinventó cuando el mercado de las grandes hidroeléctricas empezó a decaer. “Hoy se habla mucho de pequeñas centrales hidroeléctricas. Tenemos la tecnología y la capacidad para hacerlas en Paraguay, sin necesidad de importar. Eso significa ahorro en fletes, más empleo local y más competitividad”, explicó.
Desde 1988, la empresa también incursiona en la hidrovía Paraguay-Paraná, la tercera más importante del mundo en volumen. “Vimos que las barcazas venían usadas desde Estados Unidos y decidimos fabricarlas nosotros mismos, adaptando el diseño a las condiciones de nuestro río. Así, aunque nuestra planta no esté sobre el agua, fabricamos módulos que luego se ensamblan y botan al río desde un astillero que pertenece a nuestro grupo empresarial”, explicó.
Remolcadores, barcazas para granos o combustibles, contenedores, incluso minerales de hierro provenientes del Brasil; CIE produce todo eso. Pero también participa en la transmisión de energía. “Somos la única empresa paraguaya que ha montado hasta ahora líneas de 500 kV. Hacemos líneas de transmisión, subestaciones, y estructuras metálicas tanto para industrias como para edificaciones. Lo que uno ve en una fábrica -los soportes de tanques, ciclones, cañerías- también los hacemos nosotros”, precisó.
El poder de formar talento local. Otro aspecto llamativo es la capacidad de empleo que tiene CIE. Hoy día la firma emplea a unas 600 personas, incluyendo un staff técnico de alrededor de 100 ingenieros. Pero lo más destacado es su política de formación. Ellos cuentan con una escuela propia de soldadura y montaje para que la gente que entra a trabajar a la fábrica sin saber nada, vaya creciendo ocupando cargos de supervisión, leyendo planos, liderando equipos. “Capacitamos para nosotros y también, en cierto modo, para el mercado. Ese es el costo del liderazgo”, expresó entre risas.
El promedio de antigüedad de los técnicos supera los 17 años, dijo. Además, la empresa tiene programas de becas para hijos de funcionarios y planes sociales. “Algunos no terminaron el colegio, y nosotros les ayudamos a hacerlo. Ya tenemos la primera camada de egresados universitarios gracias a estas becas”, precisó Eduardo.
Montaje, logística y precisión quirúrgica. Otra de las fortalezas de CIE es la logística y el montaje industrial. Al respecto, el presidente explicó que han montado el 100 % una planta cementera en Paraguay, aunque los equipos hayan llegado de China. “Nosotros recibimos, transportamos, montamos y hacemos funcionar esos equipos. Desde el montaje mecánico, eléctrico y electrónico hasta la puesta en marcha”, indicó.
También dijo que brindan servicios más pequeños: “Un rodillo roto en una fábrica no puede esperar al igual que una hélice dañada de un barco. Para estos casos tenemos una unidad de mantenimiento que opera 24/7. Y así como hay proyectos de USD 15 o de USD 20 millones, también hay otros de menor inversión. Nos adaptamos a todo. “Somos prestadores de soluciones”, recalcó.
Como anécdota recordó que en su recorrido internacional, incluso llegaron a exportar piezas por vía aérea. “Enviamos una pieza a Suecia en un Antonov ruso. Tuvimos que evaluar la pista de aterrizaje del Silvio Pettirossi para asegurarnos de que soportara el peso. Así de lejos llega nuestra creatividad logística”, relató Eduardo.
Calidad certificada y mirada al futuro. Como toda empresa que lidera su sector, en CIE la calidad no es negociable. “Fuimos la primera firma en Paraguay en certificar la norma ISO 9000. Eso nos viene de Itaipú y se volvió parte de nuestro ADN. Somos muy rigurosos con la calidad”, destacó Eduardo Borgognon.
Ese mismo rigor se refleja en los proyectos actuales. En el marco de un contrato con Yacyretá, CIE está entregando componentes fundamentales para la intervención de seis de las veinte turbinas de la represa. “Estamos proveyendo el sistema de regulación de potencia, que permite controlar la entrada del agua a la turbina. Son piezas que, en conjunto, pesan 450 toneladas. Todo se ensambla aquí en Luque, se testea con tecnología de láser óptico y luego se desmonta para su traslado al sitio de obras”, explicó.
Para lograr esta escala operativa, la planta cuenta con capacidad para funcionar 24 horas, aunque actualmente lo hace en dos turnos: diurno y nocturno. Disponen de procesos de soldadura automáticos, semiautomáticos y manuales, además de tecnologías avanzadas como la soldadura por arco sumergido, que agiliza enormemente la productividad.
En el pabellón C se fabrican módulos estructurales -de fondo, costado, proa y popa- que son transportados en camión hasta el astillero Chaco, en Villa Hayes, donde se ensamblan las barcazas. “Hoy estamos produciendo dos modelos de barcazas, tipo Jumbo y Mississippi. Toda la mano de obra es 100 % paraguaya y proviene de distintas regiones del país”, remarcó Eduardo y dijo también que la planta opera con grúas que, combinadas, tienen capacidad para mover hasta 100 toneladas dentro del complejo.
La fábrica se organiza en sectores especializados, por un lado, están los de montaje y soldadura, mecanizado, corte y deformación plástica, pintura y granallado. En el área de mecanizado se encuentran tornos y fresadoras de gran porte, con las que se procesan componentes de turbinas. “Contamos con un área interna que realiza el mantenimiento preventivo y correctivo de todo el equipamiento”, precisó.
La formación técnica es un pilar esencial. Cada operario pasa por la escuela de soldadura del CIE, donde se capacita desde cero. Tras una certificación interna, se integra al proceso productivo. Si el proyecto lo requiere, se gestionan certificaciones específicas. “Se trata de un programa anual de formación individualizado, que se actualiza cada año según las necesidades de cada sector”, explicó el presidente.
En pintura, CIE opera con cabinas climatizadas, lo que permite garantizar la calidad del acabado sin depender de las condiciones climáticas. “La aplicación de pinturas técnicas requiere controlar factores como temperatura, humedad y punto de rocío. Nuestros pintores están altamente calificados y aplican pinturas específicas, según lo exige cada cliente, sobre todo en el rubro naval”, explicó.
También se realizan tratamientos térmicos como el alivio de tensiones, un paso fundamental para componentes hidroeléctricos. “Este tratamiento mejora el rendimiento del mecanizado y evita deformaciones posteriores”, agregó.
Más allá de la planta en sí, el CIE se organiza por unidades de negocio: servicios (alquiler de grúas y transporte especializado), líneas y subestaciones eléctricas, y obras civiles e industriales. “Todas estas unidades operan desde este mismo complejo industrial”, detalló Eduardo.
En cuanto al procesamiento de materia prima, la planta cuenta con equipos de corte por plasma y oxicorte para el tratamiento de chapas. “El aprovechamiento del material lo diseña el área de ingeniería, maximizando cada chapa y optimizando los costos”, explicó. Aquello que no puede reutilizarse se clasifica como chatarra y se comercializa con empresas habilitadas ambientalmente.
La división de industrias e infraestructura dispone de maquinaria de alta capacidad para trabajar perfiles de alma llena -comunes en obras civiles- y procesar chapas de hasta 85 milímetros de espesor, indispensables en proyectos hidroeléctricos.
Cada etapa está sometida a estrictos controles de calidad, llevados adelante por técnicos calificados bajo la norma estadounidense SNTTC-1A. “Nuestro equipo de calidad supervisa desde el corte inicial hasta la soldadura final, asegurando que cada pieza cumpla con los más altos estándares internacionales”, afirmó.
El recorrido por la planta concluye con una visión clara: grúas monumentales, maquinaria de última generación, y una estructura capaz de abastecer las industrias más exigentes. “Estamos preparados para responder tanto al mercado nacional como a proyectos internacionales de gran envergadura. Esa fue la visión que dio origen al CIE y que hoy lo convierte en un verdadero motor de la industria paraguaya”, puntualizó con convicción.
El futuro se construye hoy. Como un dato no menor, Eduardo también mencionó que CIE ya está trabajando con empresas interesadas en proyectos de biocombustibles, hidrógeno verde y celulosa. “Paraguay está recibiendo inversiones de cientos de millones de dólares, algo inédito para nosotros. Y esas inversiones necesitan un aliado local. No como socio, pero sí como facilitador, alguien que ayude a aterrizar esos proyectos de forma eficiente. Ahí entramos nosotros”, reflexionó.
Con una cultura organizacional que apuesta al talento local, una infraestructura de clase mundial y un liderazgo técnico de excelencia, CIE no solo mira al futuro, sino que lo está construyendo. Y es que Paraguay se está convirtiendo en receptor de inversiones, y ellos están en condiciones para acompañar esos desafíos. “La historia nos trajo hasta aquí. Ahora, vamos a mostrarle al país y al mundo lo que podemos hacer”, aseguró con la tranquilidad de la empresa que, con hechos, desde hace décadas marca una huella de progreso imborrable.