Un tema que está en debate por las redes sociales, como cada año, es el costo de hacer turismo interno versus viajar a las playas del Brasil quizás o a la Argentina, países que por la devaluación de la moneda resultan sumamente económicos para el paraguayo.

Y para entender el escenario, conversamos con la presidenta de la Red de Posadas Turísticas del Paraguay (Reptupy), Úrsula Bareiro, quien ahondó la situación real por la que atraviesan específicamente este sector, de posadas turísticas que en su mayoría son microemprendimientos familiares, por lo que no tienen la capacidad de un hotel.

“En Paraguay como en cualquier lugar del mundo están las opciones económicas con los servicios básicos que te ofrecen una estadía cómoda con desayuno incluido pero sin lujos, y están las que sí cuentan con sus piscinas privadas o hasta jacuzzi. Lo que hay que entender es que nuestro país es uno caro, con servicios básicos como la energía costosa a pesar de tener la hidroeléctrica más grande”, empezó a relatar Bareiro.

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Es así que la representante de las posadas turísticas formales, que son las que están registradas en la Reptupy y ante la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) como tales, explicó que los costos que se establecen no son al azar y que solo tienen el margen necesario para a la larga poder recuperar la inversión apostada en el emprendimiento.

Hay establecimientos desde G. 60 mil con estadía básica, así como opciones con lujos y mayor confort desde G. 150 mil. Foto: Gentileza.

Sistema nacional deficiente

Asimismo, aseveró que es un tema muy amplio y complejo que merece un análisis, pues en primer lugar se debe partir del sistema nacional y la calidad de los servicios que el país ofrece al habitante, que sin duda tiene un costo de vida alto y caro.

“Cómo podemos pretender cobrar precios más bajos, si en muchas localidades del interior trabajamos con aguateras proveedoras, no tenemos sistemas de recolección de basuras y tenemos que ingeniarnos, o la electricidad misma que produce el país es cara, así como los insumos que precisamos, hasta la carne, el combustible es caro”, expresó.

Al efecto, es que mencionó que se debe también entender a quién reclamar o exigir estos niveles o costos de vida tan altos, pues es el gobierno el que debe saber establecer políticas eficientes para que los ciudadanos puedan gozar de una mejor calidad de vida.

Sobre el punto, fue consultada con relación a la reducción del 50% de los servicios básicos de agua y energía para sectores afectados como el turístico, medida implementada por el gobierno, a lo que validó que para gozar de tales beneficios, se debe contar con los registros de formalización de una mipymes ante al Ministerio de Industria y Comercio (MIC).

Es así que las posadas que tienen esa modalidad sí pueden, pero muchas que son apenas emprendimientos de familias o parejas adultas que no manejan la tecnología para los registros, deben recurrir a servicios de profesionales para lograrlo y que se vuelven un costo más.

Muchas de las posadas cuentan con piscinas o hectáreas de propiedad que cuestan mantener. Foto: Archivo.

Costos se adecuan

En cuanto a los costos de una estadía en las posadas, Bareiro mencionó que hay opciones para todos los bolsillos, y que uno puede encontrar y solo debe buscar alternativas que se adapten a la capacidad de cada uno, pues hay establecimientos con costos desde G. 50 a 60 mil, así como opciones más lujosas que van desde G. 150 a 250 mil en promedio.

En ese sentido, también emitió una apreciación con relación a los costos de hoteles al cruzar Foz, en donde ya se puede acceder a un hotel por G. 60 mil quizás, son estadías básicas o de hasta 3 estrellas que ofrecen los mismos servicios básicos, con la diferenciación del valor de su moneda que hoy está a G. 1.300 por cada real, y que también si se busca uno de 5 estrellas pagará igualmente mucho más.

Otro factor que incide en los costos de las posadas son el valor de la mano de obra local, que es costosa a pesar de no ser eficiente, pues para mantenimientos y reparaciones se recurre una serie de veces que terminan ocasionando sobrecostos a los establecimientos, que con cualquier temporal se quedan sin energía y en muchas ocasiones deben reembolsar las reservas incluso, agregó la titular de la Reptupy.

No se puede dejar de mencionar que para mantener en condiciones un establecimiento, se requieren de mucha apuesta en infraestructura; para ofrecer una piscina cuesta entre G. 60 a G. 70 millones, cuyo mantenimiento es costoso a medida que aumenta la capacidad, así como los insumos y la mano de obra.

“Las posadas en su mayoría somos empresas familiares, no somos cadenas hoteleras que podamos acceder a compras al por mayor para nuestros insumos, tenemos que comprar al menudeo así como cualquier ciudadano, y es sabido que todo está caro. Básicamente, para los paraguayos es caro vivir en nuestro país, creo que tenemos que repensar a hacia dónde pedir las exigencias, pues el Estado es el que nos debe garantizar servicios básicos de calidad”, arrebató.

El turismo interno se puede disfrutar en una variedad de opciones, desde un contacto con la naturaleza, senderismo, playas, arroyos, piscinas, hasta lugares históricos que brinden paz y relajación. Foto: Archivo.

A la vez, el mercado se rige por la oferta y la demanda, y muchas de esas ofertas de casas o quintas de alquiler por fin de semana en San Bernardino, por citar un ejemplo, son propiedades privadas que no actúan como establecimientos registrados por lo que pueden pedir el precio que más les parezca y, que si lo hacen, es porque existe un mercado capaz de pagar lo que piden.

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Un turismo más responsable

Por último, Bareiro instó a la ciudadanía sobre desarrollar el turismo responsable, que es un tema debatido en el sector, en volverse más conscientes en el uso racional de los recursos como de la energía, el agua y hasta el cuidado de la limpieza misma.

Pues alquilar o pagar una habitación no debería dar derecho de malgastar los recursos, como dejar todas las luces prendidas o el aire acondicionado al salir a la piscina. “Muchos colegas deben quedarse después con el clavo de que algo se descompuso, o que se le quemaron sábanas con cigarrillos, o las toallas mal utilizadas al punto de no poder volver ni a lavarlas”, lamento.

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