El comité técnico interinstitucional liderado por la Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social (STP) desarrolló un encuentro para trabajar en los resultados finales del estudio de las Cuentas Nacionales de Transferencia de Tiempo (CNTT).
El estudio se realiza con miras a revelar la dimensión de género de la economía e identificar desigualdades de género en el hogar y en el mercado de trabajo remunerado, así como el aporte de la participación laboral femenina y eventual impacto económico de un bono de género en el país, en particular en el marco de la recuperación socioeconómica del COVID-19.
Se ha valorado el trabajo coordinado entre todas las instituciones que hacen parte de dicho trabajo que será clave para futuras políticas públicas basadas en la economía generacional y el importante valor económico de los resultados que arrojarán el estudio.
Igualmente, se han marcado los próximos pasos para avanzar en este proceso de elaboración y posterior difusión de los principales resultados de las CNTT.
Cabe decir que la realización del estudio está bajo la coordinación técnica y financiera del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade, División de Población de la Cepal) y la Oficina del Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas en Paraguay.
El Comité Técnico Interinstitucional, coordinado por la STP, tiene un rol relevante en el acompañamiento de la elaboración y validación de los resultados de las CNTT. El comité está integrado además por las instituciones que forman parte del Grupo Interinstitucional Impulsor de la Política de Cuidados en el Paraguay (GIPC) y las agencias del Sistema de Naciones Unidas, en especial aquellas con mayor conocimiento y experiencia en la temática como ONU Mujeres, Unicef y OIT.
El estudio de las Cuentas Nacionales de Transferencia (CNT) es un instrumento que permite mejorar el entendimiento de la economía generacional; sirve de apoyo a las decisiones de políticas de protección social a través del análisis del impacto del envejecimiento de la población sobre el crecimiento económico, la sostenibilidad fiscal y la equidad, concientiza a los tomadores de decisiones sobre la importancia de las transformaciones de largo plazo generadas por los cambios demográficos.
En cuanto al afecto económico, prácticamente todas las actividades económicas varían significativamente según la edad (consumo, participación laboral, ahorro, uso de servicios de salud, educación, etc.). Por lo tanto, los cambios en la estructura etaria de la población pueden tener impactos importantes; en el crecimiento económico, en la sostenibilidad de los sistemas de apoyo (público, privado), en la desigualdad dentro y entre generaciones.
Crecimiento de créditos impulsa activo total del sistema bancario
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Los créditos crecieron de forma importante durante el primer trimestre de este año y generan un importante impacto en los activos totales del sistema bancario. Los ratios y solvencia de las entidades siguen mejorando en línea con el crecimiento que se espera de la economía nacional.
Según los datos de la Superintendencia de Bancos del Banco Central del Paraguay (BCP), al cierre del primer trimestre del año los activos de los bancos totalizaron G. 218,8 billones, equivalentes USD 29,5 millones, lo que representa un aumento del 14,8 % frente al mismo periodo del año anterior.
El informe de la consultora Mentu menciona que las entidades de propiedad local mayoritaria tienen la mayor parte de los activos bancarios, con el 45,4 % del total, mientras que las de propiedad extranjera mayoritaria poseen el 42,7 %.
Indicaron que la mayor incidencia en la evolución de los activos tuvo el aumento de 14 % de las colocaciones netas y el de 23,8 % de los valores en el Banco Central, que incluyen las reservas legales por los créditos; seguido en importancia por las inversiones en valores.
Por otro lado, los pasivos crecieron 14,7 % interanual hasta G. 190,8 billones, es decir, unos USD 25.800 millones, impulsados principalmente por los depósitos que se incrementaron a una tasa similar. Específicamente, los depósitos alcanzaron un nivel de G. 153 billones, es decir, 14,4 % superior al mismo periodo del año anterior.
De esta manera, el patrimonio neto se ubicó en G. 28 billones, igual a USD 3.800 millones, nivel con el que el ratio de solvencia que lo relaciona con los activos y contingentes totales se ubicó en 12 %, aumentando 0,04 puntos porcentuales en forma interanual.
Octavo, con mejor crecimiento entre 30 países. Leé la verdad
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Pablo Alfredo Herken Krauer
pabloherken@yahoo.com
Analista de la economía
En una economía mundial cuya producción aumenta al ritmo del 3,2 % (6,5 % en 2021), nuestra región madre América Latina y el Caribe (ALC) lo hace al paso del 2 % con un peso en el global mundial del 7,3 %, esto es comparando el valor del tamaño de las economías, con un dominio de fuerza de chinos y norteamericanos del 34 % en la cancha internacional.
En el mundo, la economía conjunta del Mercosur participa con un 3,2 % en la torta tierra. Y dentro de Latinoamerica, la economía conjunta del Mercosur pesa 43,4 % marchando a la velocidad del 1,1 %. Brasil y México poseen las economías grandes: en el primer caso 2,5 % y 33,8 % de suma en el mundo y en la región madre, respectivamente, con un crecimiento del 2,2 %. El país hispano en América del Norte, México, participa en la distribución del tamaño económico con un 2 % en el mundo y 27,1 % en la región mayor, avanzando a un ritmo del 2,4 %.
Dentro del Mercosur naturalmente el mayor tamaño económico corresponde a Brasil con 73,6 % (ya dijimos, con un ritmo de crecimiento del 2,2 %), ubicándose luego Argentina con 22,5 % (caída del -2,8 %), Paraguay con 2,1 % (3,8 %) y Uruguay con 1,8 % (3,7 %). En la economía mundial como un todo nuestra economía representa el 0,07 % del valor global. Valor que permite fijar su peso. Pero ojo, un país puede “ser más” o “tener más” o “vivir mejor” que lo que las estadísticas consolidadas establecen como su valor o su peso. O puede ocurrir lo contrario, para peor.
Pero más allá de lo mucho que no se dice con los valores y pesos y participaciones, es importante saber cuán grande o pequeño somos al andar, nadar, navegar, transportar, e integrarnos al mundo, y el mundo con nosotros. ¿Cómo jugar en un mundo con una tarjeta del 0,07 %? Para ganar. Brasil es actualmente la octava economía mundial por el valor de su tamaño en producción. La octava, con un peso del 2,5 %. En superficie, Brasil es el quinto país más grande el mundo, y tercero en América después de Canadá y Estados Unidos.
Con una población de 218 millones de habitantes. En conclusión: el 2,5 % de Brasil es una medida de una medida mayor, muy difícil de cuantificar en cuanto valor e importancia. Contar lo que se produce con sus precios en los distintos mercados en un año no es tarea fácil, pero se puede hacer y se hace. Lo demás, demorará. Por último, pero no por ello, menos importante: la economía paraguaya y sus tarjetas de peso en el mundo: 0,07 % (mundo), 0,9 % (América Latina y el Caribe), 2,1 % (Mercosur). En 44 años, desde 1980, las economías de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay se agrandaron 94 %, 153 %, 377 % y 140 % respectivamente.
La economía paraguaya, según dos estadísticas internacionales, crecería este año 3,8 %. El Banco Central del Paraguay (BCP también se suma con esa misma proyección: 3,8 %). El pronóstico internacional del 3,8 % de expansión económica surgió en la reciente reunión anual de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) celebrada en Washington, en la que como corresponde se divulga el informe “Perspectivas de la economía mundial” (World Economic Outlook, WEO) con la actualización de los datos de las economías y las proyecciones en cuanto al comportamiento futuro, fundamentalmente en producción y precios.
Después de un crecimiento del 4,5 % (FMI), 4,6 % (Banco Mundial), 4,7 % (BCP) en 2023, que dejó atrás la pálida del estancamiento del 0,2 % en el 2022, en gran parte gracias a la muy buena cosecha de soja, se pronostica una desaceleración para este año estimándose un crecimiento económico del 3,8 %. En términos de inflación, el FMI maneja un escenario de alza de precios del 4 % (fin de año) para este 2024 (3,7 % en 2023) y 2025. En términos de promedio anual, la inflación sería del 3,8 % y 4 % respectivamente (4,6 % y 9,8 % en 2023 y 2022).
El FMI incorporara en sus estadísticas los datos de 30 países de América Latina y el Caribe (ALC). Si confeccionamos un ranking por orden de mayor crecimiento económico en este 2024, tenemos a la economía paraguaya ocupando el octavo lugar con su 3,8 %. El año pasado ocupamos el noveno lugar con la tasa de crecimiento del 4,5 %. Nos situaríamos en la sexta posición con el ritmo del 4,7 %.
Hay que valorar nuestras tasas de crecimiento económico, sin exagerar en sus reales impactos positivos para la gente, en un escenario de muchas dificultades sociales, porque al mundo se le está haciendo cada vez más difícil crecer a velocidades que necesitamos. Si ya teníamos dificultades antes de 2020, con la pandemia del covid-19 las economías y sus gentes recibieron un golpazo que dañó, destruyó, desequilibró y cambió el escenario económico mundial de una manera nunca antes vista. Y aún se está en proceso de cura y arreglo, en un ambiente muy cambiante y desequilibrante. A lo que se agregó, en el peor momento, la invasión en Ucrania, fruto de la ambición imperial del dictador Vladimir Putin.
Analistas del FMI en su informe “La economía mundial sigue mostrando resiliencia (fortaleza, resistencia), pese a la disparidad del crecimiento y los retos por delante” señalan que las autoridades deben dar prioridad a las iniciativas para mejorar la resiliencia económica, como el fortalecimiento de las finanzas públicas y la revitalización de las perspectivas de crecimiento económico. Pese a las predicciones sombrías, la economía mundial sigue mostrando una resiliencia notable, el crecimiento se mantiene firme y la inflación se reduce casi con tanta rapidez como aumentó.
El accidentado camino comenzó con los trastornos en las cadenas de suministro como consecuencia de la pandemia, una crisis energética y alimentaria mundial desencadenada por la guerra de Rusia en Ucrania y la considerable escalada de la inflación, a la que siguió una contracción monetaria sincronizada a escala mundial. La resiliencia del crecimiento y la rapidez de la desinflación pueden explicarse por la favorable evolución de la oferta, en particular la disipación de los shocks de los precios de la energía y el notable repunte de la oferta de mano de obra al que han contribuido los importantes flujos migratorios en muchas economías avanzadas. Las medidas de política monetaria han contribuido al anclaje de las expectativas de inflación.
En lo que respecta a nuestra vecindad, el FMI expresa que la región de América Latina y el Caribe ha dado muestras de una resiliencia notable ante los recientes desafíos mundiales, y se ha recuperado de la pandemia con más fuerza de lo esperado. Ahora, el crecimiento se está moderando, de 2,3 % en 2023 a 2,0 % en 2024, ya que la mayor parte de las economías se encuentran en su nivel potencial.
Esta moderación también se debe a una coyuntura exterior más débil y al impacto que se está sintiendo de las políticas restrictivas dirigidas a frenar la inflación. La inflación se encuentra en una trayectoria descendente gracias a las prontas medidas de los bancos centrales de la región y a las tendencias de desinflación a escala mundial. Con la remisión de las presiones inflacionarias, la distensión de la política monetaria puede continuar de forma que equilibre la reducción duradera de la inflación hacia la meta y evite una contracción económica excesiva.
La política fiscal debería centrarse en acelerar los esfuerzos de consolidación para recomponer el espacio fiscal mediante la movilización de ingresos, sin descuidar los gastos sociales esenciales para mantener la cohesión social. La pobreza y la desigualdad todavía son altas en la región, así que es imperativo impulsar el crecimiento potencial, cuyo promedio de aproximadamente 2,5 % está al zaga de los de economías semejantes.
Las reformas estructurales para elevar el crecimiento deberían centrarse en reforzar el Estado de derecho, mejorar el clima empresarial, impulsar la participación en la fuerza laboral —en especial de las mujeres— y resolver el tema de la informalidad. Abordar los problemas de delincuencia y violencia también puede redundar en importantes beneficios sociales y económicos. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQDPH1885.
Con 3,4 millones de habitantes, Uruguay tiene el costo de vida más elevado de América Latina, según la plataforma global de estadísticas Statista. En la capital uruguaya, hogar de la mitad de la población del país, el pan cuesta tres veces más que en Asunción, una docena de huevos más del doble que en Tokio, y un capuchino un 66 % más que en Madrid.
“Lo que más me llama la atención es el precio del champú, el desodorante, la pasta de dientes. Pero también el de la fruta, la pasta, ¡el café! En el supermercado es flagrante la diferencia”, dice María Chaquiriand, radicada en Europa hace 28 años y siempre que visita a su familia se sorprende de lo caro que es todo en Uruguay.
A esta mujer de 48 años, gerente de mantenimiento de edificios industriales, también le resulta caro el transporte, los medicamentos, los artículos de bazar o los materiales de construcción en Uruguay. Según Numbeo, una base de datos colaborativa con precios de todo el mundo, Uruguay es el país más caro de Sudamérica, y ocupa el lugar 37 en esa escala entre 146 economías, por encima de Japón (47) o España (54).
Los economistas señalan razones estructurales. “Uruguay tiene un Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 22%, uno de los más altos del mundo. Y como no tiene buenos acuerdos comerciales, paga aranceles de hasta 25% a 35%. Si a eso se suma una tasa consular del 5%, un producto importado puede tener una carga tributaria del 50%”, dice a la AFP Alfonso Capurro, de la consultora CPA Ferrere.
En el combustible y los automóviles hay gravámenes adicionales. La gasolina en Uruguay es la más cara del continente americano y una de las más caras del mundo, a 76,5 pesos por litro (2 dólares), según Global Petrol Prices. Numbeo ubica a Uruguay quinto entre casi un centenar de países por el costo de un auto Volkswagen Golf 1.4 0km.
“La mitad del precio de un automóvil son impuestos”, resume Javier de Haedo, director del Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica del Uruguay. En el precio del combustible inciden también costos de distribución y comercialización, añade en diálogo con la AFP.
Además de la presión fiscal, en Uruguay existen subsidios cruzados, como el 10% de retención en el precio del diésel para financiar el transporte público, apunta Capurro. Y pesan las regulaciones, protecciones y mecanismos de registro, que en la práctica implican barreras a la importación de frutas y verduras, y falta de competencia en el mercado de productos de higiene personal y limpieza.
Por otra parte, Uruguay se está transformando en un país de renta media alta, con lo cual el sueldo medio es elevado y los servicios, que tienen mucho componente de salarios, se encarecen, explica Capurro. “Somos más caros, obviamente, aunque en realidad eso es un ‘happy problem’, porque queremos ser ricos, no pobres”, aclara.
Uruguay tiene un Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita de 18.000 dólares, el mayor de Latinoamérica, según la última clasificación del Banco Mundial. El salario mínimo nacional actualmente equivale a unos 580 dólares. En Paraguay, el país con menor costo de vida de Sudamérica según Numbeo, está en 370 dólares.
“¡Carísimo es este país!”, exclama José Luis Díaz, un uruguayo de 54 años, empleado en una peluquería en Montevideo. “Aumentan los sueldos, pero la canasta básica aumenta mucho más. No alcanza la plata para vivir acá”. ¿Su estrategia para llegar a fin de mes? “Me cuido con el consumo de energía eléctrica, no salgo tanto a comer afuera, me fijo en las ofertas”, relata a la AFP.
Atraso cambiario
Uruguay es caro además por factores macroeconómicos. “En este ciclo 2020-2023, se combinaron muy buenos precios de exportación con una importante inversión extranjera directa, lo cual generó un flujo de dólares muy grande que terminó fortaleciendo el peso”, apunta Capurro. El combate a la inflación, prioridad del gobierno de centroderecha de Luis Lacalle Pou que asumió en 2020, también contribuyó a apreciar la moneda uruguaya.
Para restringir el consumo, el Banco Central subió su tasa de política monetaria. Y aunque la inflación en marzo se moderó a 3,8% a 12 meses, su nivel más bajo desde agosto de 2005, la tasa de interés de referencia se mantiene alta, en 8,50%. “El precio del dólar en términos nominales bajó 3% en el último año móvil y acumuló una disminución de 15% en los últimos tres años”, indicó días atrás el Instituto Cuesta Duarte, que asesora a sindicatos.
El desfasaje cambiario hace que Uruguay pierda competitividad frente a sus socios comerciales y se vuelva más caro en comparación, desatando reclamos de productores rurales, industriales y del sector turístico. “Si tomo como base 100 el promedio de lo que va del siglo XXI, estamos hoy en 28% de atraso cambiario con países de fuera de la región”, advierte De Haedo.
Del total, alrededor del 88 % corresponde al sector de microempresas, unas 34.422; mientras que 3.916 están en la categoría pequeñas, cerca del 10 %. Foto: Archivo
El Ministerio de Industria y Comercio (MIC) informó que un total de 39.127 mipymes formalizadas se encuentran en el sur del país, de las cuales 21.000 son microempresas. Esto, a través de su boletín de formalización, en el cual señalaron que están situadas especialmente en los departamentos de Itapúa, Misiones y Ñeembucú, siendo los polos económicos importantes para el país. Del total, alrededor del 88 % corresponde al sector de microempresas, unas 34.422; mientras que 3.916 están en la categoría pequeñas, cerca del 10 %. Por su parte, el 2 % restante pertenece a unos 789 negocios que son las medianas empresas.
El departamento de Itapúa es uno de los que cuentan con mayor número de mipymes, con el 7,8 % a nivel país, es decir, concentra unas 28.793 mixtas, pequeñas y medianas empresas. De esta manera, se sitúa como la cuarta región del país en albergar el mayor número de este segmento, pero con solo el 11 % de formalización.
CIFRAS DE MISIONES
Con respecto a Misiones, indicaron que se cuentan con unas 6.127 unidades, que representaron 1,7 % de la cantidad total. Las micro predominan en este departamento siendo unas 5.686; en tanto, las pequeñas y medianas alcanzan la cifra de 383 y 58, respectivamente. El nivel de formalización se ubicó en un 7 %. El departamento de Ñeembucú concentra a unas 4.207 siendo esto el 1,1 % del total a nivel nacional, según los datos del boletín. De ese número, unas 3.829 son microempresas, representando el 91 %, mientras que las pequeñas suman unas 308 con un 7 % y las medianas empresas unas 70, significando un 2 %. En el caso de la formalización se registró un 11 %, que fue muy cercano al nivel nacional, mencionaron.