Rangún, Birmania. AFP.

Cientos de manifestantes se congregaron el viernes ante una universidad de Rangún, en la mayor protesta contra el golpe de Estado que depuso esta semana en Birmania al gobierno de Aung San Suu Kyi, mientras el ejército sigue arrestando a políticos y acti­vistas. “Mientras [los mili­tares] conserven el poder, no vendremos a trabajar. Si todos hacemos eso, su sistema se va a derrumbar”, declaró a la AFP Win Win Maw, profesor del departamento de Histo­ria.

Los manifestantes, en su mayoría profesores y alum­nos, realizaron el saludo con tres dedos levantados, un gesto de resistencia, y canta­ron una música que se hizo popular durante la revuelta de 1988, violentamente repri­mida por el ejército birmano. Además, gritaron “¡Larga vida a la madre Suu!”, en refe­rencia a la líder de facto del gobierno depuesto que, según su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), se encuentra en “arresto domi­ciliario” en la capital, Naip­yidó, y con buena salud.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

BOCINAS Y CACEROLAS

Funcionarios de varios ministerios dejaron también temporalmente de trabajar en la capital, siguiendo los pasos de abogados y médicos que la víspera participaron en las protestas portando una cinta roja. Trescientos diputados organizaron una sesión vir­tual para denunciar la toma de control del parlamento.

En Rangún, sus habitantes sonaron bocinas y golpearon cacerolas por tercera noche consecutiva para “expulsar a los demonios”, los militares. Unas 20 personas que habían manifestado su descontento el día anterior fueron conde­nadas a siete días de prisión. Cuatro estudiantes fueron acusados de manifestarse.

Déjanos tus comentarios en Voiz