El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció este miércoles “movilizaciones irregulares” de militares en momentos en que tropas y tanquetas se apostaban frente a la sede de gobierno en La Paz, según pudo observar la AFP.
“Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano. La democracia debe respetarse”, escribió el mandatario en su red social X.
Según informan los medios locales, las tropas de las Fuerzas Armadas de Bolivia rodean la Plaza Murillo, frente a la Sede de Gobierno y estarían siguiendo la orden del general Zúñiga, preparando un golpe de Estado para derrocar al gobierno de Luis Arce.
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El expresidente Evo Morales aseguró este jueves que se está gestando un “golpe de Estado” en Bolivia, ante el despliegue inusual de tanquetas y tropas frente a la sede del gobierno.
“Se gesta el Golpe de Estado. En este momento se despliega personal de las Fuerzas Armadas y tanquetas en la Plaza Murillo”, dijo Morales en X. “Convocamos a una Movilización Nacional para defender la Democracia frente al golpe de Estado que se gesta a la cabeza del general” Juan José Zúñiga, comandante del ejército, señaló en otro mensaje en la misma red social.
La OEA “no tolerará” el “quebrantamiento del orden constitucional legítimo en Bolivia”, según un pronunciamiento de Luis Almagro en su red social X
Fuente: AFP
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Bolivia rechaza dichos de presidenta peruana de que sea un “país fallido”
El gobierno de Luis Arce convocó este martes al encargado de negocios de Perú en La Paz, para expresarle su rechazo por las declaraciones “inadmisibles” de la presidenta Dina Boluarte, según las cuales Bolivia es un “país fallido”.
En su último mensaje a la nación desde el Congreso, Boluarte señaló que de no haber sido por su administración Perú habría caído en el caos económico.
“Estaríamos en un país sin inversiones, sin obras ejecutadas, con mayor pobreza, camino a convertirnos en un país fallido, como Cuba, Venezuela o Bolivia, y otros tantos más”, sostuvo.
El vicecanciller boliviano Elmer Catarina dijo en una conferencia de prensa que Bolivia le manifestó al diplomático peruano, Carlos Montoya, “un rechazo contundente por esas declaraciones inadmisibles”.
Bolivia y Perú se encuentran sin embajadores desde fines de 2022, cuando la entonces vicepresidente Boluarte asumió en reemplazo del izquierdista Pedro Castillo, destituido y encarcelado por su intento de disolver el Congreso peruano.
El gobierno de Arce señaló entonces que no reconocían al nuevo gobierno. La Paz tomó la decisión junto a México, Argentina y Colombia.
- Fuente: AFP
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Desesperado llamado de Arce por la unidad de la izquierda en Bolivia
El presidente de Bolivia, Luis Arce, ha insistido ayer domingo en su llamamiento a la unidad de la izquierda a menos de un mes de las elecciones generales el 17 de agosto apelando a partidos, movimientos sociales, sindicatos y “a todo el pueblo trabajador”.
"Reitero mi llamado a caminar en esa dirección a los partidos progresistas y de izquierdas tengan o no personería jurídica, a los movimientos sociales y los sindicatos, grandes y pequeños, del campo y la ciudad, y a todo el pueblo trabajador, pues para triunfar ante los enemigos de clase nos necesitamos todos y todas", ha afirmado en una carta firmada por él y difundida a través de su cuenta en la red social X.
El dirigente boliviano y candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) hasta mediados de mayo, cuando renunció a la carrera presidencial, ha tratado de convencer a las organizaciones de izquierda bajo el argumento de que “con unos habrá más afinidad táctica, con otros mayor compatibilidad estratégica, pero sin los unos y los otros no habrá ni victoria táctica ni muchos menos perspectiva de avance estratégico”.
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Su mensaje, rematado con los eslóganes “a cerrar el paso a la derecha” y “solo unido el pueblo vencerá”, sigue al anuncio que hizo el viernes, cuando afirmó que se pondría en contacto con todas las fuerzas de la izquierda para analizar la situación política del país con el fin de conformar un bloque --“que mucha gente está esperando”, ha dicho-- “para dar una opción verdadera al pueblo”.
El mandatario ha tratado así de enderezar un complejo contexto que también llevó al presidente de su partido, Grover García, a convocar a los candidatos Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular, y Eva Copa, de Morena, a una reunión el jueves 24 de julio para que junto a su candidato, Eduardo Del Castillo, perfilen un bloque electoral de unidad. Junto a ellos, están también invitados “delegados” del expresidente Evo Morales, que no está habilitado para participar en los comicios.
Alianza Popular, por su parte, manifestó en respuesta su predisposición a reunirse con el MAS de Arce, pero aclarando su negativa a renunciar a la candidatura de Andrónico Rodríguez. De acuerdo con las últimas encuestas, los mejor situados entre las intenciones de voto de los bolivianos son el exministro Samuel Doria Medina, con un apoyo del 19,6 por ciento; y el expresidente Jorge Tuto Quiroga, con un 16,6 por ciento; seguidos de Rodríguez, con el 13,7 por ciento de los votos.
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Muy atrás queda la candidatura oficialista de Eduardo del Castillo, a quien Arce dio la alternativa en un intento por contener la disputa con los sectores afines al expresidente Morales dentro las filas del MAS. Con menos del 2 por ciento de los votos, el partido podría incluso perder su personalidad jurídica si no llega al 3, después de haber logrado hasta el 60 por ciento en pasados comicios.
Las elecciones de este año están marcadas por una importante crisis económica, la escasez de dólares y combustible, así como por una violencia política que ha dejado varios muertos en las últimas semanas, sin olvidar que Morales, bajo la protección de sus partidarios, sigue sin ser detenido por un delito de trata de menores.
Fuente: Europa Press.
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Bolivia puede entrar en default, advierte el presidente Luis Arce
- La Paz, Bolivia. AFP.
Bolivia, con falta de divisas extranjeras y en medio de una profunda crisis económica que ha generado violentas protestas sociales, corre el riesgo de caer en cesación de pagos si no obtiene nuevo financiamiento, advirtió el presidente Luis Arce durante una entrevista con la AFP. “Estamos procurando no entrar en ‘default’. Tenemos toda la intención de pagar nuestra deuda, ¿pero si no tenemos los recursos?”, señaló el mandatario izquierdista, entrevistado el miércoles en la sede de gobierno.
Arce, en el poder desde 2020, no logra que el Parlamento apruebe los préstamos internacionales que solicitó a entidades multilaterales. Según él, la oposición de derecha y los congresistas afines al expresidente Evo Morales (2006-2019) se han unido para bloquear sus pedidos de financiamiento.
El actual mandatario, quien declinó presentarse a la reelección en las presidenciales del 17 de agosto, enfrenta el descontento popular por la elevada inflación, que se disparó en mayo a más del 18% interanual, el dato más alto registrado en los últimos 17 años, así como por una marcada escasez de carburantes y dólares.
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La carestía ha motivado protestas sociales y cortes de vías que duraron dos semanas este mes, impulsados por Morales, exaliado de Arce. El gobierno informó el domingo que los choques entre policías y manifestantes dejaron seis muertos, cuatro de ellos uniformados, y más de 200 heridos.
Actualmente hay 1.800 millones de dólares en solicitudes de fondos internacionales que hasta ahora no han sido discutidas por los legisladores. El país necesita hasta diciembre 2.600 millones de dólares para la importación de carburantes y el pago de la deuda externa.
“Estamos haciendo el peor negocio como país. Porque cuando uno tiene deuda externa, paga capital e intereses” al acreedor, y esa salida de dólares “se compensa con el ingreso de los nuevos desembolsos” provenientes de nuevas deudas, lo que no ocurre ahora, señaló Arce.
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La deuda externa de Bolivia representa el 37,2% de sus ingresos nacionales brutos, según el Banco Mundial (BM). Sus principales acreedores son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el BM y China.
Bolivia casi ha agotado sus reservas internacionales líquidas para solventar su política de subsidios a los combustibles, que importa a precio internacional y vende subvencionados internamente. La última vez que Bolivia dejó de pagar su deuda externa fue en 1984, durante el gobierno del izquierdista Hernán Siles Zuazo.
Evo, el mayor adversario
Arce, que arrolló en las urnas con un 55% de los votos, asumió la Presidencia apoyado por Morales. Pero la crisis económica fue haciendo mella en su imagen. Hoy es uno de los mandatarios más impopulares de Sudamérica. Solo un 9% de los bolivianos aprueba su gestión, según la encuesta Latinobarómetro de 2024.
Responsabiliza de ello a Morales, quien anunció en 2023 sus intenciones de buscar un cuarto mandato a pesar de estar legalmente inhabilitado. Su oposición ha sido feroz desde el parlamento y las calles. Arce aseguró que que su exaliado golpeó en los últimos años “con toda su artillería hacia el gobierno nacional”, en momentos en que su administración “estaba comenzando a despegar”.
A las puertas de una nueva elección presidencial, Bolivia podría ver un viraje en su modelo económico, después de casi dos décadas de la izquierda en el poder. La derecha lidera ahora las encuestas de intención de voto para los comicios, con el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga.
“Si estamos dando paso a la derecha para que entre en las próximas elecciones (...), es el pueblo boliviano el que va a sufrir, no va a ser Evo Morales”, dijo Arce. El presidente aún cree que el candidato oficialista, el exministro Eduardo del Castillo, podría ser la gran sorpresa en las urnas, aunque en las encuestas está por debajo del 3% de la intención de voto.
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Bolivia: crisis económica agrava el acceso a víveres, cada vez más caros
- La Paz, Bolivia. AFP.
En medio de una carestía que no cesa en Bolivia, Sonia, una madre soltera de 40 años, se quedó de nuevo sin poder comprar aceite en un almacén estatal del centro de La Paz con mejores precios, donde hacía fila desde la madrugada. “Tengo que trabajar para mis seis hijos. Y venir a hacer esta cola encima, no me da. Ya no duermo bien”, dice enojada. Se va con las manos vacías, muy abrigada por el intenso frío y pide que no se publique su apellido.
La crisis económica en Bolivia, causada por la escasez de dólares y un excesivo gasto público, empobrece desde el año pasado a la población. Uno de sus efectos más visibles es la inflación, que en mayo fue de 18,4 % interanual, la más alta en por lo menos 17 años. Los clientes irritados increpan a los empleados de la agencia estatal por la falta de productos y golpean las puertas metálicas como protesta. Gisela Vargas, de 30 años, lamenta: “No hay arroz, azúcar, huevo, ya no hay nada”.
La crisis se ha agravado más en los últimos días, con los bloqueos de carreteras impulsados por los partidarios del expresidente Evo Morales, impedido de ser candidato presidencial en las elecciones de agosto. Los manifestantes exigen la renuncia del actual mandatario Luis Arce. Obstruyen el paso de cargamentos de comida y otros productos de primera necesidad por rutas neurálgicas de Bolivia. Sus choques con la policía han dejado cuatro efectivos y un civil muertos.
En la casa de Rocío Pérez, una jubilada de 65 años que vive con sus hijos y nietos, ya han empezado a racionalizar sus compras. “Nunca pensamos que esta situación podía llegar a este límite, donde tengamos que hacer cola por alimentos o papel higiénico. Estamos al borde del precipicio”, dice a la AFP mientras espera su turno en otra tienda del gobierno.
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“Me siento impotente”
“En términos de poder adquisitivo, los salarios se están deteriorando muy fuertemente” con la inflación, explica José Luis Evia, economista y ex miembro del directorio del Banco Central de Bolivia, donde el boliviano, la moneda local, cada vez vale menos. En los últimos años, la caída en las exportaciones de gas ha generado un menor ingreso de dólares a Bolivia. El gobierno los necesita para importar combustibles a precio internacional y venderlos subsidiados en el mercado interno. Ya casi ha agotado sus reservas internacionales líquidas.
En la Garita de Lima, una concurrida zona comercial paceña, un camión descarga pollos en un puesto mayorista. Cientos de bolivianos se forman en largas filas, impacientes y crispados. Meses atrás, el kilo de pollo costaba el equivalente a 2,6 dólares. Hoy está a 5. Francisca Flores, vendedora ambulante de 69 años, dice que ya no le alcanza para comprar esta proteína como antes. Ahora come tortillas y otras comidas a base de huevo.
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“Me siento impotente (...). Con mi platita salgo (...) y si no puedo” comprar los alimentos “nada, pues me voy, me aguanto”, dice. Una encuesta nacional de marzo de la consultora Panterra indicó que el 89 % de los bolivianos deseaba una “dirección muy distinta” a la llevada por el gobierno de Arce. Su principal preocupación era el incremento del costo de vida. “Yo quisiera que este gobierno se vaya de una vez, que piense en la gente”, opina Flores.
Para Evia, el malestar social puede ser un factor determinante para que la izquierda, que gobernó por casi dos décadas, pierda el poder en las próximas elecciones presidenciales. “La gente está viendo que el país no puede seguir este rumbo y cada vez hay mayor consenso para un cambio”, comenta. Los productos importados también están entre los que más han subido de precio por el encarecimiento del dólar en el mercado paralelo.
La madre diabética de Griselda Ventura, de 27 años, tuvo que internarse en un hospital de La Paz porque en Chulumani, un poblado 115 kilómetros al este donde vivía, ya no encontraban los medicamentos importados que necesita. Y aunque está asegurada y debería recibir su tratamiento sin costo del seguro público de salud, ahora tiene que recurrir a farmacias privadas, donde algunas de sus pastillas han duplicado su precio. El hospital está desabastecido. “No hay ni una jeringa” ahí, dice Ventura, en las afueras del centro de salud.