La campaña electoral argentina abrió un nuevo capítulo este lunes de cara al balotaje entre el ministro de Economía Sergio Massa, el más votado en primera vuelta, y el libertario Javier Milei, aún tocado por el revés de pasar de favorito a tener que remontar siete puntos de distancia. Massa, que obtuvo 36,6% de los votos, emerge fortalecido como un líder capaz de sumar adhesiones pese a una inflación anual de 140% y con cuatro semanas por delante en las que cualquier resbalón económico será caída.

“Lo que se disputa es cuál va a ser el marco de la elección que viene: si como plantea Milei ‘continuidad vs cambio’; o como plantea Massa ‘gobierno de unidad nacional vs salto al vacío’”, declaró a la AFP Sergio Morresi, catedrático y Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de San Pablo.

En tanto, el rearme de las estrategias para la segunda vuelta del 19 de noviembre, será para Milei un camino espinoso necesitado de conquistar la única porción de electorado que puede serle afín: aquella que votó a Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio, derecha), tercera con 23,8% de los sufragios, según analistas. “Cómo no la voy a incorporar, si ella ha sido exitosa combatiendo la inseguridad”, dijo Milei sobre la exministra de Seguridad, en una entrevista a radio El Observador este lunes.

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“La grieta se acabó”

No bien conocido el resultado, Milei (29,9%) ya había ensayado el domingo un drástico cambio de estrategia y recogió la principal espada de campaña de Bullrich: “Terminar con el kirchnerismo”. “Estamos en carrera y tenemos chances de ganar”, dijo el candidato de ultraderecha este lunes a radio La Red. “Dos tercios (del electorado) no quiere el kirchnerismo”, añadió.

Pero la jugada tiene dilemas. “Massa no es kirchnerista. Massa es massista”, aclaró Morresi. Massa dice ‘yo no soy responsable de las luchas culturales que haya impulsado el kirchnerismo’, él habla de su futuro gobierno, no de este gobierno, habla de una alianza más amplia, no de llevar el kirchnerismo de vuelta al poder”, agregó.

En su discurso del domingo, el ministro de la coalición de centro-izquierda Unión por la Patria aseguró que “la grieta se acabó” tras reiterar que, si logra la presidencia, convocará a todas las fuerzas para construir un gobierno de unidad.

“Me parece un error plantear que la etapa que viene sea vinculada solo al peronismo”, dijo Massa a periodistas el lunes. “Vamos a un gobierno de unidad nacional. Yo voy a convocar a los mejores de las distintas fuerzas políticas, sin importar su procedencia, porque creo que tenemos que construir políticas de Estado”.

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Temor a la motosierra

Massa “cumple más (que Milei) con el ‘physique du role’ de presidente: uno ve en él a un presidente”, declaró a la AFP el analista y consultor político Raúl Timerman. En su opinión, el caudal de votos que obtuvo pese a ser el ministro de Economía de una economía en crisis representa que “fue percibido por el electorado como el más capaz de presidir el país en una situación de caos como la que está viviendo ahora”.

A la desbocada inflación, se suma la corrida cambiaria mientras la tasa de interés anual es del 133% y la pobreza llega al 40%. Este lunes la Bolsa se derrumbó 12,36%, pero luego de varias jornadas de ganancias. Los bonos en dólares también cayeron y el dólar paralelo o ‘blue’ cotizó a 1.100 pesos por billete, una suba de 22% respecto al viernes. En el mercado oficial cotiza a 365,50 pesos.

“El mercado está empezando a digerir que el partido está abierto”, dijo a la AFP Alejandro Bianchi, de Asesor de Inversiones. La propuesta de dolarización, privatizaciones y recorte abrupto del gasto público representado en la motosierra encendida que blandía Milei en sus concentraciones, “de algo gracioso se convirtió en un elemento atemorizante”, sostuvo Timerman.

“La gente piensa ‘este viene a destruir todo’ y hay quienes quieren mantener determinados derechos”, dijo. Massa interpretó el voto en este sentido al indicar que el país “encarará” las reformas que el siglo XXI imponen, “sin que eso signifique renunciar a la protección de derechos que ha construido la Argentina a lo largo de muchos años y que tienen que ver con el cuidado de los más vulnerables”.

Nuevo congreso

No obstante, el caudal de votos de la ultraderecha representó una reconfiguración para el Congreso Nacional, donde pasó de tener tres diputados a un bloque de 38. El peronista Unión por la Patria (UP) perdió 10 escaños y será desde el 10 de diciembre primera minoría de la Cámara de Diputados, con 108 de las 257 bancas.

Este nuevo balance supone que, en caso de ser gobierno nuevamente, el peronismo necesitará de acuerdos para conseguir el quorum reglamentario para debatir. La segunda fuerza en la cámara baja seguirá siendo Juntos por el Cambio, con 93 diputados, tras retener sólo 31 de los 55 que puso en juego. La distribución de fuerzas supondrá un minucioso tejido de alianzas.

Fuente: AFP.

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