El caso que conmovió primero a una provincia argentina traspasó las fronteras. El protagonista es un pequeño niño, su mamá y su pareja. Con solo 5 años, Lucio Dupuy estaba en una etapa importante de su vida, descubriendo el mundo, sus emociones; pero también estaba en medio de un conflicto familiar.

Sus padres ya no estaban juntos y vivía con sus tíos paternos, quienes tenían la tenencia. Su madre, Magdalena Espósito Valenti, que estaba en pareja con otra mujer, lo visitaba y convertía cada encuentro en un calvario para los tíos de Lucio y para el propio niño, según publicaciones de medios argentinos.

En julio del 2020, en medio de la pandemia del COVID-19, Lucio viajó a casa de su madre y ya no volvió junto a sus tíos, que terminaron entregándole la tenencia a su progenitora –avalada por la jueza Ana Pérez Ballester, que ahora está en el ojo de la tormenta–.

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Así se inició el viacrucis de Lucio. Empezó a frecuentar hospitales y centros asistenciales por los múltiples golpes que recibía por parte de quienes debían cuidarlo y velar por él. Ningún médico, nadie, se dio cuenta.

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Vecinos de La Pampa, donde murió Lucio, se movilizaron para pedir justicia y hubo enfrentamientos con la Policía. Su madre y la pareja de esta tuvieron que ser trasladadas a otra ciudad. Foto: Gentileza.

Asistía a la escuela, pero nadie notó nada o nadie se atrevió a decir nada. Solamente una vecina, cansada de escuchar los golpes a los que era sometido, intentó hacer algo. Se dio aviso a la Policía, pero esta nunca llegó porque la dirección que le pasaron estaba mal.

Durante todo el 2021 el pequeño no solamente fue torturado, sino también abusado sexualmente. La conclusión de la autopsia es tan aberrante que cuesta describirla.

Todo lo que sufría el pequeño quedó registrado en las conversaciones que mantenían su propia madre y su pareja, Abigail Páez. Sumado a su historial médico. Y el intento de la vecina por alertar a la Policía.

El corazón y los pulmones de Lucio reventaron el 26 de noviembre. Ese día fue asesinado de una patada por la pareja de su madre. “Se estaba mandando un moco y le pegué unas patadas en la cola”, declaró.

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Magdalena Espósito, la madre del niño asesinado, y su novia Abigail Páez se encuentran separadas del resto de las detenidas en una prisión de San Luis. Foto: Gentileza.

El pequeño se desvaneció y lo tuvo que llevar al hospital. Ahí dijo que fueron víctimas de robo, pero ante el cuerpo lacerado y sin vida de Lucio, finalmente, nadie le creyó. Se reveló que la herida en su espalda fue hecha por un pisotón que incluso dejó impresa la suela del calzado.

Ese fue el último ataque a Lucio. Hoy, la Justicia argentina determinó que Magdalena Espósito Valenti es autora material y responsable del homicidio de Lucio, triplemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento.

Su pareja, Abigail Páez, fue declarada autora material y penalmente responsable del homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento con el delito de abuso sexual con acceso carnal ejecutado con un objeto fálico.

Ambas fueron sentenciadas a cadena perpetua. Nunca más saldrán en libertad. Los alegatos de este caso, que muestra lo peor de la humanidad, se conocerán el 13 de febrero.


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