Icono de una era, Isabel II, fallecida tras 70 años de histórico reinado, fue retirada el lunes de su capilla ardiente para el “funeral del siglo”, en presencia de mandatarios de todo el mundo, antes de ser enterrada en privado en Windsor.

Del presidente estadounidense Joe Biden al brasileño Jair Bolsonaro, de los reyes de España -Felipe y Letizia, y los eméritos Juan Carlos y Sofía- hasta el emperador Naruhito de Japón, unos 500 líderes y monarcas empezaron a tomar asiento en la Abadía de Westminster para una ceremonia convertida en todo un “reto” de seguridad, que puso las calles de Londres bajo un fuerte dispositivo policial.

El papa Francisco, que no asistió, estaba representado por el secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, Paul Gallagher. Dando solemne inicio al funeral, el féretro fue retirado por ocho portadores de Westminster Hall, la parte más antigua del Parlamento británico, donde había permanecido en la capilla ardiente.

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Montado sobre un carro de la Royal Navy debía ser tirado por decenas de marinos hasta la imponente iglesia gótica situada a proximidad del lugar que durante cinco días vio desfilar a cientos de miles de británicos, dispuestos a hacer hasta 24 horas de cola para despedirse de su reina.

Chrissy Heerey, miembro en activo de las fuerzas aéreas británicas fue la última en pasar. “Cuando me dijeron: ‘Usted es la última persona’, dije: ¿De verdad?”, explicó aún incrédula a la AFP. La víspera del funeral de Estado, el Palacio de Buckingham difundió una foto inédita de Isabel II, tomada para su “jubileo de platino” en junio, que muestra a la monarca vestida de azul pálido y luciendo una resplandeciente sonrisa.

Seguido a pie por el nuevo rey Carlos III y otros miembros de la familia real británica, el féretro era llevado a la Abadía para un funeral que se anuncia grandioso. La reina “no quería servicios largos y aburridos, no habrá aburrimiento, sino que serán transportados a la gloria al escuchar el oficio”, aseguró a la BBC el exarzobispo de York Lord Sentamu.

“Pueden esperar el mejor de los oficios funerarios, el servicio del libro de oraciones, las palabras que inspiraron a Shakespeare”, explicó. El deán de Westminster, David Hoyle, dirigirá el oficio religioso y el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia Anglicana, pronunciará el sermón.

Miles de personas en las calles

La reina más longeva que jamás haya tenido el Reino Unido falleció el 8 de septiembre a los 96 años, cuando pasaba el verano en su residencia escocesa de Balmoral. Su salud no dejaba de empeorar desde hacía un año, pero la desaparición de una monarca cuya presencia parecía casi eterna conmocionó al país y al mundo.

El Reino Unido la homenajeó con 10 días de luto nacional, cortejos y procesiones, y una masiva emoción popular que volvió casi imperceptibles las protestas de una minoría de republicanos. Su hijo mayor, de 73 años, la sucedió como Carlos III. Hasta ahora uno de los miembros menos apreciados de la familia real británica, su popularidad subió en los últimos días.

Con capacidad para unas 2.200 personas, la Abadía de Westminster no pudo dar cabida a las multitudes de británicos deseosos de acompañar a su reina hasta el final. A primera hora de la mañana, miles de personas esperaban ya en el Mall, la célebre avenida que conduce al palacio de Buckingham, algunos con banderas británicas.

“Siempre dijimos que si la reina moría, vendríamos a su funeral de Estado. Ya vinimos a las bodas [reales], al Jubileo [de Platino en junio]. Esperamos poder ver el coche fúnebre”, dijo Liz una mujer de 69 años, que llegó junto a su amiga Jane a las 5:30. Tras el oficio religioso, de una hora de duración, un afuste trasladará el féretro en procesión por el centro de Londres hasta al Arco de Wellington, en Hyde Park Corner, y, desde allí, en coche fúnebre al Castillo de Windsor, unos 40 km al oeste, que se convertirá en la última morada de la reina.

Reunida con sus padres y su esposo

Símbolo de una era de grandes cambios, Isabel II llegó al trono en 1952, en un Reino Unido aún sumido en la posguerra mundial, y se marchó en el 2022 de la pospandemia y el Brexit. No solo conoció a 15 primer ministro británicos, de Winston Churchill a la actual Liz Truss, también a figuras históricas como el soviético Nikita Jruschev, la madre Teresa de Calcuta o el sudafricano Nelson Mandela. Asimismo, a artistas como Charlie Chaplin, Michael Jackson o Lady Gaga.

En Windsor, el féretro será llevado a la Capilla San Jorge por la gran avenida que atraviesa los terrenos del castillo. En esta iglesia del siglo XV, conocida por haber sido escenario de las últimas bodas reales, se celebrará otro oficio religioso con 800 invitados, incluidos empleados de la difunta reina.

Allí, los símbolos de la monarca -la corona, el orbe y el cetro- será colocados sobre el altar. El funcionario de mayor rango de la casa real, el lord chambelán, romperá su “vara de mando” y la colocará sobre el ataúd, simbolizando el fin del reinado de Isabel II.

Después, en una última ceremonia privada, reservada a los familiares más cercanos, la reina será enterrada en el conocido como “Memorial Jorge VI”, un anexo donde ya reposan sus padres y las cenizas de su hermana Margarita. Los restos de su esposo, el príncipe Felipe, serán enterrados junto a ella, trasladándolos de la cripta real, donde se encuentran desde su muerte en abril de 2021 con casi 100 años.

Los británicos se levantan al alba

Cientos de británicos se levantaron de madrugada este lunes para asistir al funeral de la reina Isabel II, “un pedazo de Historia”, y buscar los mejores sitios para ver el paso del féretro por el centro de Londres. A pesar de la fría temperatura matinal en la capital británica, el público ya abarrotaba desde antes de las 7:00 (6:00 GMT) los alrededores del Palacio de Buckingham y de la Abadía de Westminster, donde tendrá lugar la ceremonia religiosa a partir de las 11:00.

“Quería formar parte [del evento]. Es un gran día de nuestra Historia, esto forma parte de nuestra vida”, explica a la AFP Susan Davies, de 53 años, que llegó a las 6:30 a Hyde Park Corner, desde Essex, al este de Londres, con su marido y sus dos hijos adolescentes. La mujer, equipada de una silla y “mucha comida”, espera poder ver el ataúd de la reina que, desde este lugar cercano al Palacio de Buckingham, será transportado en coche fúnebre a su última morada, el Castillo de Windsor.

“Yo quiero formar parte de la Historia”, abunda Jack, su hijo de 14 años, que prevé explicar el evento a las futuras generaciones. “Hablaré de este momento a mis hijos. Les diré: ¡Allí estuve!”. Un poco más allá, Calon Thompson, un estudiante de cine de 20 y residente en Bedford (norte de Londres), espera mirar el funeral en directo con su celular, ya que quería ver pasar “el féretro y la familia real”. Llegó a las 06H00 de la mañana.

“Queríamos estar en primera fila. Pensábamos que estaríamos en medio de la multitud, pero estamos aquí, en el mejor sitio, con la mejor vista. ¡Fantástico!”, aseguró, describiendo una atmósfera “bastante excitante, pero también triste”.

Sacos de dormir y café

Los primeros metros que llegan desde las estaciones más próximas están abarrotados. Algunas personas pasaron la noche. Muchos sacos de dormir yacen por tierra en Whitehall, arteria del centro de Londres que acoge normalmente ministros y altos funcionarios.

Bethany Beardmore, contable de 26 años, llegó a las 21:00 del domingo por la noche para no perderse “un pedazo de Historia”. “Hacía frío, no hemos dormido”, pero “había muy buen ambiente”, “todo el mundo charlaba”, explica el hombre, que aguantó gracias al azúcar y la cafeína.

Jóvenes y mayores se arman de paciencia. Los mejor preparados desayunan y toman café. Los mejores sitios ya están ocupados para ver pasar el cortejo fúnebre que no saldrá de la Abadía de Westminster antes del mediodía.

Fuente: AFP.

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