“Rusia introduce una prohibición temporal de las exportaciones de cereales a los países de la Unión Económica Euroasiática”, dijo el servicio de prensa del gobierno ruso el lunes por la noche, sobre la decisión de limitar la exportación de cereales hacia cuatro exrepúblicas soviéticas para evitar la escasez y la subida de los precios.

La UEE es una alianza económica de cinco exrepúblicas soviéticas (Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán). El gobierno también prohibió “la exportación de azúcar blanco y de azúcar de caña en bruto a terceros países”. Las restricciones a los cereales estarán en vigor hasta el 30 de junio y las del azúcar hasta el 31 de agosto, indicó el Gobierno ruso, que explicó la decisión “para proteger el mercado alimentario nacional de las restricciones externas”.

Los cereales y el azúcar son algunos de los alimentos que han registrado una mayor inflación en Rusia desde el inicio de la pandemia, hasta el punto que desde finales de 2020 y hasta junio de 2021, los precios del azúcar estuvieron regulados por las autoridades. Desde hace varios días, algunos supermercados racionan ciertos productos, incluido el azúcar. Según la agencia estadística rusa Rosstat, su precio se disparó un 13% solo en la semana del 5 al 11 de marzo.

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Economía ucraniana se hunde

El gobierno en Kiev se mantiene funcional, el sistema bancario estable y los pagos de la deuda viables a corto plazo, pero la invasión rusa puede hundir a Ucrania en una recesión devastadora, y hace peligrar la seguridad alimentaria mundial, advirtió el lunes el FMI.

“Como mínimo”, el PIB ucraniano se contraerá en torno a un 10% en 2022 suponiendo una “resolución rápida” del conflicto y gracias a una ayuda internacional “sustancial”, según una primera estimación del Fondo Monetario Internacional, que nota la “enorme” incertidumbre que rodea a estas proyecciones.

Si el conflicto se estancara, sobre la base de guerras en Líbano, Irak, Siria o Yemen, el PIB de Ucrania podría caer entre un 25 y un 35%. El año pasado, el crecimiento de Ucrania fue del 3,2%, impulsado por la demanda interna y las exportaciones. Pero desde la invasión del país por parte del ejército ruso el 24 de febrero, “la economía ucraniana ha cambiado radicalmente”, subrayó Vladyslav Rashkovan, director ejecutivo del FMI en representación de Ucrania en una declaración al FMI fechada el 9 de marzo y publicada el lunes.

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“Hasta el 6 de marzo, 202 escuelas, 34 hospitales, más de 1.500 viviendas, incluidos edificios, decenas de kilómetros de carreteras e innumerables infraestructuras críticas en varias ciudades ucranianas han sido total o parcialmente destruidas por las tropas rusas”, describe en función de información del gobierno ucraniano.

Los aeropuertos y puertos marítimos han sido cerrados debido a la “destrucción masiva”. Y desde entonces hubo más destrucción. El 10 de marzo, Oleg Ustenko, asesor económico del presidente ucraniano, dio una primera estimación de los daños: 100.000 millones de dólares.

Hambre en África

A pesar de los extensos daños, el gobierno y el país han seguido funcionando hasta ahora. “Los bancos están abiertos, incluso funcionan los fines de semana”, señaló Rashkovan al FMI el 9 de marzo. El FMI estima que, en el corto plazo, la sostenibilidad de la deuda ucraniana “no parece estar amenazada”.

“Los datos preliminares mostraron que, a partir del 1 de marzo de 2022, las reservas internacionales de Ucrania ascendían a 27.500 millones de dólares (...) una cantidad suficiente para que Ucrania cumpla con sus compromisos”, detalló Rashkovan. El FMI también está preocupado por las consecuencias en todo el mundo. Los precios de la energía y de las materias primas agrícolas ya se han disparado.

Para un producto básico como el trigo, los efectos podrían ser aún más dramáticos: “Las perturbaciones en la temporada agrícola de primavera (boreal) podrían obstaculizar las exportaciones, así como el crecimiento y poner en peligro la seguridad alimentaria mundial”, señalan los autores del informe.

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Ucrania, el “granero de Europa”, y Rusia, concentran alrededor de un tercio del comercio mundial del cereal. La mayor parte del trigo ucraniano se exporta en el verano y otoño del hemisferio norte. Cuanto más dure la guerra, más exportaciones se verán comprometidas, impactando en las reservas actuales y futuras.

Estas interrupciones “tienen efectos inmediatos para países como Egipto, que dependen en gran medida de las importaciones de cereales de Rusia y Ucrania”, señaló el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en un informe publicado el viernes.

Más allá de eso, los países “más dependientes de las importaciones de cereales están en primera línea” de riesgo, ya que allí los precios de los alimentos están subiendo, consecuencia del alza de los precios en los mercados mundiales de cereales, añade el organismo de ayuda alimentaria de Naciones Unidas. El impacto será fuerte en Afganistán, Etiopía, Siria y Yemen “por su dependencia del trigo”, advierte. “La guerra en Ucrania significa hambre en África”, lamentó Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, en CBS News el domingo.

“Huracán de hambrunas”

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también alertó el lunes sobre los riesgos de “un huracán de hambrunas y un colapso del sistema alimentario mundial”. El presidente del Banco Mundial, David Malpass, instó a los consumidores a evitar acumular harina y gasolina.

En una entrevista en video con The Washington Post el lunes dijo que las economías avanzadas como Estados Unidos y Canadá tenían “potencial suficiente para aumentar significativamente” la oferta para “mitigar esta caída” en la producción.

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El Banco Mundial anunció el lunes una ayuda de 200 millones de dólares para Ucrania, que se suma a los 723 millones de dólares ya aprobados. El conflicto compromete “la capacidad de las personas vulnerables en Ucrania para satisfacer sus necesidades básicas”, señaló Malpass en un comunicado.

“Este apoyo rápido ayudará a llenar estos vacíos (...) mientras trabajamos en un apoyo más amplio para Ucrania y la región”. Mencionó “un conjunto concreto de proyectos que suman un total de 3.000 millones de dólares” y podrían estar listos en las “próximas seis a ocho semanas”.

Materias primas estratégicas

Rusia y Ucrania desempeñan un papel clave en el suministro mundial de materias primas estratégicas para uso industrial y alimentario. Desde el inicio de la invasión rusa, los precios de muchas de estas materias primas se pararon a niveles nunca vistos.

Rusia es uno de los mayores productores de gas y petróleo del mundo, y los inversores se preocupan por posibles rupturas del suministro. Por el momento, las sanciones económicas evitan cuidadosamente el sector energético, pero Estados Unidos, más independiente que Europa gracias a su producción interna, habla ahora de prohibir las importaciones de petróleo ruso.

Los precios del petróleo, tanto del Brent del mar del Norte como del WTI estadounidense, se acercaron el lunes a sus máximos históricos, superando brevemente los 130 dólares por barril por primera vez desde 2008. El mismo día, el precio del gas alcanzó su máximo histórico en Europa, con 345 euros por megavatio hora. La Unión Europea importa el 40% de su gas de Rusia.

Productos agrícolas

Rusia, que se convirtió en el mayor exportador de trigo del mundo en 2018, es “crucial” para alimentar al planeta, pero la capacidad de exportación de Ucrania también provoca preocupación. Ambos países son un “granero” para el resto del mundo. En Europa, el precio del trigo se ha disparado desde el inicio del conflicto, alcanzando el lunes un nivel sin precedentes de 450 euros por tonelada.

Ucrania es también el cuarto exportador mundial de maíz y va camino de convertirse en el tercer exportador de trigo, por detrás de Rusia y Estados Unidos. Ahora para sacar el grano del país, “el operador ferroviario quiere exportar trigo, maíz y girasol a través de la red ferroviaria a los países vecinos (Rumanía, Hungría, Eslovaquia y Polonia)”, comenta la empresa de corretaje Inter-Courtage.

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Otros países, como Bulgaria, están tomando medidas para limitar las exportaciones, y Hungría llegó a prohibir las exportaciones de grano el viernes. El suministro de cereales a países como Egipto, Argelia, Oriente Medio e incluso África, que dependen cada vez más del trigo ruso y ucraniano, “puede ser un problema si se detienen los barcos que transportan trigo desde el mar Negro”, advierte el economista francés Philippe Chotteau.

Según el gabinete especializado Agritel, “el aceite de girasol es el que corre más peligro”. Famosa por sus interminables campos de girasol, Ucrania es el mayor productor mundial de esta semilla oleaginosa y el mayor exportador de su aceite. Pero “la situación es muy tensa en el mercado mundial de los aceites. Hay pocas existencias de aceite de soja en América Latina y de aceite de palma en Indonesia y Malasia, mientras que la demanda es muy fuerte”, analiza Sébastien Poncelet, experto de Agritel.

Metales industriales

Los metales industriales “más expuestos” a las sanciones contra Rusia por parte de la comunidad internacional serían el aluminio, el níquel y el paladio, según Capital Economics. El grupo ruso Rusal es el segundo productor industrial de aluminio del mundo. Este metal alcanzó el lunes otro máximo histórico en la bolsa de metales de Londres (LME), a 4.073,50 dólares por tonelada.

En cuanto al níquel, está Nornickel Norilsk, dirigida por el oligarca Vladimir Potanin. En 2019, Rusia fue el tercer productor de mineral de níquel, por detrás de Indonesia y Filipinas, pero es el segundo en níquel refinado después de China. Tras la invasión de Ucrania, Capital Economics estima que el 7% del mercado mundial de níquel refinado “podría verse afectado” por las posibles sanciones.

El metal, que también está batiendo récords en los mercados, es uno de los más codiciados del planeta para su uso en las fábricas de baterías eléctricas, que deberían permitir a la industria del automóvil alejarse del petróleo. El precio de la tonelada de níquel se disparó un 90% el lunes, alcanzando su récord de 55.000 dólares, para descender después a 49.975 dólares.

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En el caso del paladio, que alcanzó un máximo histórico de 3.442,47 dólares la onza, y del que Rusia controla el 50% del mercado mundial, la industria del automóvil también está en primera línea. Se utiliza en la fabricación de catalizadores.

El titanio, un metal apreciado por los fabricantes de aviones por su ligereza y altísima resistencia, también se ve afectado indirectamente por el conflicto. La empresa rusa VSMPO-Avisma, fundada en 1941 en los Urales, es el primer proveedor mundial de la industria aeroespacial, según Olivier Andriès, director general del fabricante de motores aeronáuticos Safran, que afirma tener “unos meses de existencias”. VSMPO-Avisma es también el principal proveedor de Boeing, que el lunes anunció que había suspendido sus compras de titanio procedente de Rusia.

Fuente: AFP.

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