El expresidente de centroizquierda José María Figueres y el exministro de Hacienda conservador Rodrigo Chaves, definirán en un balotaje el 3 de abril quién gobernará Costa Rica, una de las democracias más sólidas de América Latina pero golpeada por una crisis económica.

Aunque experimentados en el plano internacional y académico, sobre ambos sexagenarios pesan cuestionamientos. Uno de los dos asumirá un país de sólida democracia, pero en crisis económica y social.

Su fotografía ya cuelga del Salón de expresidentes. Pero aquella imagen dista del José María Figueres que hoy, con menos cabello y sin bigotes, aunque sin perder la sonrisa, se metió a la pelea para dirigir nuevamente el país, 24 años después.

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“Sonrío porque estoy en una etapa con una vida familiar consolidada, con una esposa increíble y con mi primer nieto, Pepe, que me dice ‘Fafa [abuelo], ¡va ganando la competencia!’”, cuenta a la AFP el ingeniero de 67 años, sentado en la sala de su casa, en San José.

‘Pepe’ adivinó. Su abuelo tuvo 27% de votos y avanzó primero al balotaje. El exmandatario (1994-1998) es ingeniero de la academia militar estadounidense West Point y tiene una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard. Es además hijo de José Figueres Ferrer, uno de los políticos más influyentes en la historia del país y quien abolió el ejército en 1948.

“El apellido Figueres significa grandes pasiones. Para muchas personas es muy querido, para otras no tanto”, dijo el candidato del Partido Liberación Nacional. En su anterior gestión promovió la inversión en tecnología y el ecoturismo. Esta vez su discurso se ha concentrado en reducir el desempleo (14,4% en el 2021) y la pobreza (23%), y la protección del medioambiente, con la abolición de la explotación de hidrocarburos.

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Pero lleva el pasivo de haber sido procesado por una asesoría a la empresa francesa Alcatel, por $900.000, en el 2004, luego de que esta ganara una licitación en el país. Se le llamó a declarar, pues estaba en Suiza trabajando para el Foro Económico Mundial, y no regresó hasta 2011. El caso prescribió. Él reconoció que fue un error no volver a Costa Rica cuando se le solicitó.

“La mirada va a estar puesta sobre él por no venir a rendir cuentas [en su momento]. También porque hay cinco alcaldes de su partido cuestionados por corrupción. Esto podría generar una alerta en la oposición”, dijo la politóloga Gina Sibaja. “Pero es el partido que más veces ha gobernado el país [nueve ocasiones] y tiene experiencia y gente”, añadió.

Economista outsider

El derechista Rodrigo Chaves, de Progreso Social Democrático, se presenta como una cara nueva en la política, pero ya fue ministro de Hacienda por poco más de medio año, antes de dejar el cargo tras desencuentros con el presidente saliente, Carlos Alvarado. Tenía el 5% del apoyo popular, pero saltó el domingo y convenció al 17% del electorado, obteniendo un cupo en el balotaje.

“Al que no le guste el calor, que se salga de la cocina”, ha dicho este doctor en Economía, graduado de Harvard y la Universidad Estatal de Ohio, sobre la posibilidad de asumir un país con una deuda de 70% de su PIB, la cuarta más alta de Latinoamérica.

“Va a haber mucha presión, pero tengo los atestados, experiencia y valentía”, expresó el hombre de 60 años de edad, con 27 en el Banco Mundial. “Vengo de una familia humilde, éramos nueve en una casa de un baño. Me fue bien en la vida, pero porque esta patria era diferente. Para volver a eso no tenemos que inventar la rueda, es poner orden en la casa”, dijo a la AFP.

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“Costa Rica está en una situación mala, pero no es un país malo (...) Podemos ser el Singapur de Centroamérica en ingreso per cápita, el Estonia en eficiencia del Estado, el Finlandia en educación pública”, consideró. Sobre su cabeza pesa una investigación por acoso sexual en el Banco Mundial, con actos que habrían sucedido entre 2008 y 2013. Se le sancionó en 2019, prohibiéndole el ingreso a la entidad, entre otras medidas.

Él niega todo. “Tengo una paz interior enorme al respecto, también ante Dios, con mi señora, mis hijas y mis hermanas, porque sé lo que pasó”. “Si gana, podría envalentonar a un sector machista, patriarcal, tanto hombres como mujeres, que consideran que la igualdad de género es una majadería”, consideró la politóloga Sibaja.

Democracia estable, sin ejército y economía lastimada

Costa Rica, el país “más feliz” de América Latina y una sólida democracia sin ejército, elegía nuevo presidente y diputados este pasado domingo, en medio de una severa crisis económica, poca confianza en los políticos e inéditos casos de corrupción.

Unos 3,5 millones de ciudadanos de un total de 5 millones están convocados para elegir a quien los gobernará en los próximos cuatro años. El 31,8% aún no sabe por quién de los 25 candidatos votará. A continuación, algunas de las claves para entender al país centroamericano.

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Pese a ubicarse en una región de constantes crisis políticas, Costa Rica mantiene una estabilidad democrática luego de su única guerra civil de 44 días en 1948. Ese año proscribió su ejército. En un ranking del Informe Mundial de la Felicidad que lidera Finlandia, Costa Rica ocupa el puesto 16 en el período 2018-2020, el primer país de América Latina en aparecer en la lista.

Por medio siglo fue bipartidista, hasta que irrumpió el hoy dos veces gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC). Esta agrupación de centroizquierda ganó las últimas dos elecciones (2014 y 2018) pero la labor del actual presidente Carlos Alvarado tiene un 72% de rechazo popular, según encuestadoras.

Los ciudadanos vuelven la mirada a los partidos tradicionales, pero ningún candidato tiene apoyo masivo. Su imagen de país estable y correcto se vio estremecida el año pasado por un sonado caso de pago de sobornos a cambio de obras públicas, que alcanzó hasta a un asesor presidencial.

“Pura vida”, energías renovables

La protección del medioambiente es una política de Estado determinante. Costa Rica tiene liderazgo y activismo en foros climáticos internacionales, que le permitieron captar millonarios fondos y reconocimientos. Su cobertura forestal sobrepasa el 53% de su territorio, el cual, aunque apenas suma 0,03% de la superficie del globo (51.000 km2), posee cerca de 6% de la biodiversidad, según cifras oficiales.

Ya alcanzó 99,98% de generación eléctrica de fuentes renovables (principalmente del agua, seguido de geotermia y viento) y se encuentra en marcha su Plan Nacional de Descarbonización al 2050. El Congreso discute vetar permanentemente la exploración y explotación de gas y petróleo.

La importación de vehículos eléctricos se duplica año tras año, con uno de los porcentajes de incremento más altos de la región. Esto impulsaría el uso de hidrógeno verde, una fuente de energía producida de forma limpia. Y en este país, donde la expresión “pura vida” es un saludo, se encuentra la Península de Nicoya, una de las cinco “Zonas Azules” del mundo, como se identifican los lugares con población de amplia esperanza de vida.

Turismo y recuperación

El turismo es uno de los motores económicos del país, un paraíso para los amantes de la playa, naturaleza y ecología. El COVID-19 golpeó duramente el sector, que trata de recuperarse. Según el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), en 2021 ingresaron poco más de 1,3 millones de turistas, una recuperación respecto de 2020 pero aún lejos de los más de 3 millones que llegaron en 2019.

Ese empuje ayudó a disminuir la tasa de desempleo hasta un 14,4% (estuvo sobre el 20%), pero todavía sigue lejos del 12,4% de épocas prepandémicas. Volver a esa estadística es un reto fundamental para el gobierno que sea elegido.

Economía en riesgo

Costa Rica fue el último país en ingresar a la exclusiva Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en mayo de 2021, cuyos socios representan alrededor del 80% del comercio y de las inversiones mundiales. Tiene un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir un crédito de 1.778 millones de dólares y así rescatar su economía en crisis, agobiada por una deuda de más del 70% de su PIB, una de las cuatro más altas de Latinoamérica.

Pero para ello el FMI exigió una serie de condiciones como proyectos de reestructuración de gasto público que no se han aprobado en el Congreso. Será tarea del nuevo gobierno. Estimaciones oficiales dicen que la economía en 2022 cerrará con un alza del 3,9% del PIB, y una inflación “relativamente baja”, de entre 2% y 4%.

Fuente: AFP.

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