Florida se ha convertido en las últimas semanas en uno de los focos de la pandemia de covid-19 en Estados Unidos, con un fuerte aumento de los contagios, incluso entre los niños y adolescentes, un motivo de preocupación a pocos días del inicio del año escolar.

El estado del sureste del país registró el viernes su récord diario de casos desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 (22.783), según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Al igual que en otros estados sureños, como Luisiana, la variante delta del coronavirus, más contagiosa, se propagó rápidamente en Florida entre la población no vacunada, que incluye a muchos menores de edad.

La situación ha renovado el debate sobre la necesidad de proteger a los niños y los adolescentes antes del regreso a las clases y ha dado lugar a una disputa política entre gobernadores republicanos y el presidente, el demócrata Joe Biden.

Sara Medina está al tanto de ese debate. El jueves acudió con su hijo de 12 años, Jayden Noel, al FTX Arena de Miami, el pabellón del equipo local de la NBA, convertido en un vacunatorio por un día.

“Quería que vacunaran a mi hijo porque, con suerte, volverá pronto a la escuela, y sólo quiero asegurarme de que esté sano”, contó esta madre de 33 años.

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Un riesgo real

Hasta hace poco, apenas se hablaba del impacto del COVID-19 en los menores de 18 años, la población menos expuesta a las formas graves de la enfermedad.

Pero eso está cambiando. Unos 72.000 niños y adolescentes contrajeron la enfermedad en Estados Unidos entre el 22 y el 29 de julio, una cifra cinco veces superior a la de finales de junio, informó el martes la Academia Estadounidense de Pediatría.

Casi 20.000 de esos casos fueron en Florida, según datos estatales. Apenas el 1% de los menores infectados por el coronavirus necesita ser ingresado, dice Marcos Mestre, director médico del hospital infantil Nicklaus de Miami. Pero el contagio puede provocar complicaciones para los niños y adolescentes con problemas de salud como la diabetes o el sobrepeso, explica.

Esas complicaciones llevaron a Florida a liderar el número de hospitalizaciones pediátricas por COVID-19 en Estados Unidos, 143 actualmente, por delante de Texas.

“Es cierto que, a menudo, los niños no enferman como los adultos con el COVID”, recuerda Mobeen H. Rathore, director del departamento de Enfermedades Infecciosas e Inmunología Pediátrica en la Universidad de Florida. “Pero ellos también enferman, también son hospitalizados, también ingresan en cuidados intensivos y también mueren de COVID”.

El experto recomienda inmunizar a todos los niños mayores de 12 años, a la espera de que Estados Unidos autorice las vacunas contra el COVID-19 para los menores de esa edad.

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Disputa por las mascarillas

Ante el repunte de la pandemia, los CDC recomiendan ahora que los alumnos, profesores y demás empleados de las escuelas lleven mascarillas, estén o no vacunados, para frenar los contagios.

Su mensaje contrasta con el del gobernador de Florida, Ron DeSantis, que firmó la semana pasada una orden ejecutiva para impedir que las escuelas del estado pudieran obligar a sus alumnos a llevar tapabocas.

El político republicano amenazó con retirar fondos estatales a los distritos escolares que no cumplieran su orden, provocando la resistencia de varias escuelas.

Tras días de incertidumbre, el Departamento de Salud de Florida autorizó el viernes a los centros educativos a exigir el uso de tapabocas en sus instalaciones.

Pero, en un intento de contentar a todos, también dio permiso a los alumnos para ignorar esa obligación si sus padres así lo solicitan.

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“Seguros”

El debate ha trascendido los límites de Florida y ha llegado incluso hasta la Casa Blanca. El martes, Biden criticó a DeSantis y otros gobernadores republicanos que se oponen a las mascarillas en los centros escolares. “Si no van a ayudar, quítense del medio”, les dijo durante una rueda de prensa.

“Si se mete con los derechos en Florida, me interpongo en su camino”, respondió DeSantis al mandatario el miércoles.

Ajena a la disputa política, Sara Medina se alegra, sobre todo, de que su hijo pueda al fin regresar a una educación presencial tras un año “un poco loco”.

Jayden Noel coincide con su madre. “El año pasado nos tuvimos que quedar en casa todo el tiempo y empezaba a ser bastante aburrido”, recuerda. Respecto a las mascarillas, cree que “es importante” llevarlas, “para que todos estén seguros”.

Fuente: AFP.

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