La violencia que asola a Sudáfrica desde hace cerca de una semana ha dejado al menos 212 muertos, anunció este viernes el gobierno, revisando al alza de manera espectacular el balance de 117 víctimas mortales comunicado la víspera.

En Johannesburgo y sus alrededores, se registraron seis muertos más, llevando el total a 32, mientras que en la provincia de Kwazulu-Natal (este), donde comenzó la violencia, se contabilizaron 89 fallecidos más, para un total de 180, detalló la ministra sudafricana en funciones de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni, a la prensa.

Fue planificada, denuncia el presidente

Los disturbios y saqueos en Sudáfrica fueron provocados y planificados, aseguró este viernes el presidente Cyril Ramaphosa, en Durban, puerto de la región de KwaZulu-Natal (este) donde estalló una ola de violencia hace una semana.

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“Fueron provocados, hay personas que los planearon y coordinaron. Las procesaremos, hemos identificado un buen número de ellas, no permitiremos la anarquía y el caos” en el país, agregó Ramaphosa. La policía sudafricana investiga a 12 sospechosos de estar detrás del estallido de violencia de los últimos días.

El jueves, el gobierno anunció que “una de esas personas ya había sido detenida y se había reforzado la vigilancia de las otras 11. La ministra de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni, denunció además “un sabotaje económico”. Los primeros incidentes estallaron la semana pasada al día siguiente del encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma, condenado a 15 meses de prisión por desacato a la justicia.

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Los incidentes se extendieron al área metropolitana de Johannesburgo, en medio de un desempleo desenfrenado y nuevas restricciones para combatir la pandemia de COVID-19. Funcionarios de la salud sudafricanos, al igual que la Organización Mundial de la Salud (OMS), expresaron su preocupación de que las recientes manifestaciones y saqueos masivos en los centros comerciales, causen un pico de contaminación.

Sudáfrica atraviesa una tercera ola terriblemente mortal, alimentada por la contagiosa variante Delta del coronavirus. Es el país africano más afectado por el COVID-19 con 2,2 millones de casos y casi 66.000 muertos.

Durante esta primera visita al lugar de los incidentes desde el inicio de la crisis, una de las más graves desde el fin del apartheid, el presidente aseguró que estuvo en contacto permanente con los funcionarios de la provincia y los responsables de la policía. Ramaphosa dijo que estaba “extremadamente preocupado por lo sucedido” y agregó que la violencia en la provincia de Zulú dejó 95 muertos.

“Hacia la estabilidad”

La destrucción “nos hace retroceder, en términos de recuperación económica”, lamentó el mandatario. “Podríamos haberlo hecho mejor, estábamos abrumados por la situación”, admitió, respondiendo a las críticas a la acción del gobierno. Pero esta situación “podría haber sido mucho peor”, si la policía no hubiera estado allí, afirmó.

El presidente prometió también que, hasta 25.000 soldados, diez veces más que al comienzo de la semana, serán desplegados para asegurar la relativa calma restaurada en Johannesburgo. Hasta la fecha, más de 2.000 personas han sido detenidas, según el último balance.

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La situación está mejorando claramente en Johannesburgo. La megalópolis está “en gran medida en calma”, dijo Ntshavheni el jueves, atribuyendo la disminución en el número de incidentes al despliegue de soldados para reforzar la policía. En KwaZulu-Natal (KZN) “las cosas están mejorando” también, “vamos camino de la estabilidad”, pero aún no es muy sólido, admitió la ministra.

Los partidarios del expresidente Zuma, indignados por su encarcelamiento, bloquearon carreteras y quemaron neumáticos allí, antes de que la violencia -incendios, destrucción y saqueos- se extendiera a la región de Johannesburgo, la ciudad más grande y pulmón económico del país.

Fuente: AFP.

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