El dueño de la fábrica incendiada de Bangladés en la que murieron 52 personas fue detenido por homicidio, informó la policía el sábado, que abrió una investigación paralela porque había niños de 11 años trabajando en la planta.

La policía anunció la detención de Abul Hasem, cuatro de sus hijos y otros tres responsables de esta fábrica de alimentos y bebidas, situada en Rupganj, ciudad industrial cercana a la capital Daca. Además, el cuerpo de seguridad informó de la apertura una investigación paralela por el empleo de menores en esta fábrica de la empresa Hashem Food and Beverage.

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Los bomberos tardaron más de 24 horas en controlar las llamas en esta planta de seis inmuebles, que producía principalmente dulces, fideos y zumos de fruta y almacenaba grandes cantidades de plástico y productos químicos inflamables.

Cuando los socorristas llegaron al tercer piso, encontraron 48 cadáveres. Los trabajadores no pudieron huir porque la puerta de la escalera principal, que podría haberles permitido escapar al tejado, estaba cerrada con llave, dijeron los bomberos.

Según el jefe de la policía local, Jayedul Alam, la fábrica tenía la puerta cerrada en el momento del incendio e incumplía numerosas normas de seguridad. “Es un asesinato deliberado”, dijo a la AFP. Antes de su arresto, el propietario insinuó que el incendio podría ser “el resultado de una negligencia de parte de los obreros”, señalando que un cigarrillo mal apagado podría haber originado el fuego.

Niños pagados con 20 céntimos la hora

Al informar de la investigación sobre el empleo de niños en la fábrica, la ministra de Trabajo, Monnujan Sufian, dijo a la AFP que habló en el hospital con dos sobrevivientes del incendio que tenían 14 años. Una mujer dijo a la AFP que su hijo de 11 años, que trabajaba en la fábrica, estaba desaparecido.

Laizu Begum, tras horas de espera frente a la fábrica en llamas, dijo a la AFP que no había noticias de su sobrino de 11 años, que trabajaba en el tercer piso. “Oímos decir que la puerta del tercer piso estaba cerrada. Cuando vimos lo grande que era el incendio, nos dimos cuenta de que probablemente estaba muerto”, relató, entre lágrimas.

La AFP habló con varios de una treintena de supervivientes y familiares de las víctimas a las puertas de la fábrica incendiada, que confirmaron que los niños trabajaban allí por 20 takas (20 céntimos) la hora. Bilal Hossain, padre de Mitu Akter -una adolescente de 14 años aún desaparecida- iba de la policía a los médicos frente a la morgue, buscando los restos de su hija. “¡Envié a mi niña a la muerte! ¿Cómo voy a decírselo a su madre?”, se lamentó.

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Deficiencias en seguridad laboral

La ley en Bangladés permite que los menores trabajen a partir de los 14 años, pero en trabajos no peligrosos, lo que no ocurría en esta fábrica, dijo la ministra. “Si se demuestra que empleaba a niños, perseguiremos no sólo al propietario, sino también a los inspectores de trabajo”, añadió.

Bangladés prometió reformar las condiciones de trabajo tras el desastre en 2013 del Rana Plaza, un taller de confección de nueve plantas que se derrumbó causando la muerte de 1.138 trabajadores. Aun así, este tipo de sucesos sigue siendo recurrente en este país pobre del sur de Asia, especialmente en su gran industria textil.

En febrero de 2019, al menos 70 personas murieron en un enorme fuego que arrasó varios edificios de apartamentos en Daca, donde se almacenaban ilegalmente productos químicos. Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el incendio “ilustra la necesidad urgente” de que las autoridades y la industria de Bangladés garanticen que las fábricas respetan las normas de seguridad. El gobierno debe “abordar más enérgicamente las deficiencias en materia de seguridad en los lugares de trabajo de todo el país”, dijo la agencia de la ONU.

Fuente: AFP.

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