El líder golpista en Malí, el coronel Assimi Goita, afirmó este martes que despojó de sus prerrogativas al presidente y al primer ministro de transición, en lo que parece ser un segundo golpe de Estado en nueve meses, que generó una condena internacional y amenazas de sanciones.

El presidente Bah Ndaw, el primer ministro Moctar Ouane y otros altos funcionarios fueron detenidos el lunes por militares disconformes con la remodelación del gobierno anunciado por las autoridades de transición en este país crucial para la estabilidad del Sahel, que sufre la propagación yihadista.

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Goita acusó al presidente Bah Ndaw y al primer ministro Moctar Ouane de haber formado un nuevo gobierno sin consultarlo previamente, a pesar de que está a cargo de la defensa y la seguridad en un país en guerra y en crisis.

“Esa actitud muestra una clara voluntad del presidente de la transición y del primer ministro de avanzar hacia una violación de la carta transitoria” y “evidencia una intención de sabotaje de la transición”, dijo.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, cuyo país tiene desplegados más de 5.000 soldados contra los yihadistas en el Sahel, calificó los hechos de “inaceptable golpe de Estado” y pidió una reunión de urgencia este martes del Consejo de Seguridad de la ONU.

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Los países de la Unión Europea (UE) “estamos listos, ya en las próximas horas, para adoptar sanciones específicas” contra los protagonistas de la crisis política en Malí, expresó Macron, en una conferencia de prensa en Bruselas, tras una cumbre de los líderes del bloque. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó a la “calma” en Malí y pidió la liberación de los líderes civiles.

Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, la Misión de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), la Comunidad de Estados del África Occidental (CEDEAO), la Unión Africana (UA) pidieron también la “liberación inmediata e incondicional” de los detenidos y el regreso a la transición política para que los civiles vuelvan al poder. El mediador de la CEDEAO, Jonathan Goodluck, llegó a Bamako este martes en un nuevo momento crítico.

Elecciones en “curso normal”

Las autoridades de transición habían anunciado la organización en febrero-marzo de 2022 de elecciones presidenciales y legislativas. “El proceso de transición seguirá su curso normal y las elecciones previstas se celebrarán durante 2022”, dijo Goita en un comunicado leído en la televisión pública.

Goita y otros militares encabezaron un golpe de Estado que derrocó al presidente elegido democráticamente Ibrahim Boubacar Keita el 18 de agosto de 2020, e instalaron autoridades de transición. Los militares se comprometieron, bajo presión internacional, a devolver el poder a los civiles que resultaran electos después de 18 meses. Sin embargo, mantuvieron los hilos del poder.

El lunes, los militares llevaron al presidente, al primer ministro, al nuevo ministro de Defensa y a altos colaboradores del gobierno de transición al campamento de Kati, un lugar importante del aparato de defensa a pocos kilómetros de Bamako, donde Keita había tenido que anunciar su dimisión.

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Están “sanos y salvos. Han pasado la noche en buenas condiciones. El presidente ha visto a su médico”, señaló un alto responsable militar, bajo anonimato. Los militares malinterpretaron el hecho de que dos de los suyos fueran apartados de las carteras estratégicas de Defensa y Seguridad en el nuevo gobierno, que mantenía sin embargo la preponderancia de los militares, según analistas.

Acogidos inicialmente por una población exasperada por la inseguridad, la corrupción y la pobreza, los militares se exponen sin embargo al reproche de que ahora no quieren dejar el poder. El sociólogo Bréma Ely Dicko ve en los acontecimientos la prolongación previsible del golpe de Estado de 2020.

“Lo que se está viviendo hoy es una consecuencia lógica de las deficiencias del comienzo de la transición”, cuando los coroneles dejaron fuera a los partidos y las organizaciones de la sociedad civil que lideraron durante meses la protesta contra el antiguo gobierno.

Fuente: AFP.

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