El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, deberá pagar una multa por presentarse en un acto público sin usar mascarilla en plena pandemia de COVID-19 en Maranhao, informó el gobernador de ese estado del noreste del país.
Las autoridades sanitarias resolvieron “abrir un auto de infracción contra el presidente de la República por la promoción en Maranhao de aglomeraciones sin ningún cuidado sanitario. La ley es para todos”, tuiteó en la noche del viernes el gobernador izquierdista Flavio Dino, quien recordó que en el estado están prohibidas las reuniones de más de 100 personas y es obligatorio el uso de mascarilla.
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El monto de la multa será fijado luego que la Presidencia presente su defensa, para lo cual tiene 15 días. La ley prevé multas de entre 2.000 a 1,5 millones de reales (entre 373 y 280.000 dólares). La Presidencia no respondió los pedidos de comentarios de la AFP.
El viernes Bolsonaro participó en la entrega de títulos de propiedad de tierras rurales en Açailandia, a 500 km de Sao Luis, capital de Maranhao. Ese estado, uno de los más pobres de Brasil, había confirmado el jueves los primeros casos de la variante india del coronavirus en el país. Los contagiados son seis tripulantes de un barco carguero de bandera de Hong Kong.
Tildó a gobernador de “dictador”
Bolsonaro publicó en Twitter videos dándose un baño de multitud al saludar a cara descubierta a cientos de personas. En el discurso pronunciado en la ceremonia, Bolsonaro tildó al gobernador Dino de “dictador” y se equivocó de Corea al mencionar a la del Sur en vez de la del Norte. “Allá en Corea del Sur [sic] es una dictadura y el dictador ¿no es un gordito? Venezuela también es una dictadura ¿y no es gordito el dictador? ¿Y quién es el gordito dictador aquí en Maranhao?”, dijo.
Enérgico opositor a toda idea de confinamiento, Bolsonaro ya había calificado de “dictadores” a varios gobernadores que impusieron restricciones para frenar la expansión del coronavirus que ya deja más de 440.000 muertos en Brasil.
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Fuente: AFP.
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Bolsonaro cancela compromisos de julio para guardar reposo
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro anunció que cancela todos los compromisos de julio tras sentirse mal la noche del martes y ser atendido de urgencias, según un comunicado. “Después de una consulta médica de urgencia me ordenaron reposo absoluto durante el mes de julio (...) Las crisis de hipo y vómitos se han vuelto constantes, lo que me impide incluso hablar”, dijo Bolsonaro en un breve comunicado firmado por el exmandatario y publicado por su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, en X.
En una nota separada, sus médicos dijeron que permanecerá en reposo todo el mes “con el objetivo de asegurar la completa recuperación de su salud tras una extensa cirugía y una prolongada hospitalización, un episodio de neumonía y episodios recurrentes de hipo, que dificultan su habla y su alimentación”.
El líder ultraderechista de 70 años fue operado el 13 de abril de una obstrucción intestinal, una complicación derivada de una puñalada que sufrió durante un acto de su campaña electoral en 2018. Tras la compleja cirugía abdominal de 12 horas que lo mantuvo varias semanas en terapia intensiva, los médicos le recomendaron evitar las aglomeraciones. Sin embargo, desde entonces ha encabezado varios actos públicos, el último de ellos el domingo pasado en Sao Paulo, donde congregó a miles de personas.
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Bolsonaro enfrenta un juicio ante la corte suprema por supuestamente liderar una “organización criminal” que planeó un golpe de Estado para mantenerlo en el poder tras su derrota en las elecciones de 2022 ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. Según la Fiscalía, el supuesto plan golpista no se concretó por falta de apoyo del alto mando militar.
Bolsonaro se enfrenta a una posible condena de hasta 40 años de prisión. Él sostiene ser víctima de una “persecución política” para impedirle postularse a las presidenciales el próximo año, pese a estar inhabilitado hasta 2030 por desinformar sobre el sistema electoral.
Fuente: AFP.
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Brasil: irá 17 años a prisión por robar balón firmado por Neymar
La corte suprema de Brasil condenó a 17 años de cárcel a un hombre acusado de robar un balón de fútbol autografiado por el astro Neymar durante el asalto a las sedes de poder de Brasil por simpatizantes del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro en 2023. Nelson Ribeiro Fonseca Junior, de 34 años, estaba acusado, además de robo, de otros delitos como abolición violenta del Estado democrático de derecho, asociación criminal armada y golpe de Estado.
Una mayoría de cuatro jueces del Supremo Tribunal Federal votaron por su condena, adoptada en la noche del lunes. En su voto, el juez Alexandre de Moraes dijo que Ribeiro “participó activamente” en las acciones que llevaron a la invasión y depredación de los edificios públicos y confesó haber sustraído el balón, un “bien único que pertenece al patrimonio público” de Brasil.
Los abogados del acusado alegaron que Ribeiro recogió el balón del suelo del Congreso durante los disturbios para protegerlo, y lo devolvió 20 días después a la policía, según el documento de la corte. El balón había sido donado a la Cámara de Diputados en 2012 por el Santos, club con el que Neymar inició su carrera, y al que volvió este año. Era exhibido protegido en un amplio corredor del parlamento.
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Más de 500 personas han sido condenadas por los eventos del 8 de enero de 2023, cuando miles de bolsonaristas tomaron el Congreso, la corte suprema y el palacio presidencial, causando destrozos.
Los manifestantes exigían una intervención militar que desalojara del poder al presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, que había derrotado en las urnas por un estrecho margen a Bolsonaro en octubre de 2022.
El expresidente ultraderechista (2019-2022), que es juzgado en la corte suprema por intento de golpe de Estado, habría instigado el ataque como su “última esperanza” para aferrarse al poder tras su derrota ante Lula, según la fiscalía.
Fuente: AFP.
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Bolsonaro rechazó acusación de golpismo ante jueces
- Brasilia, Brasil. AFP.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro rechazó ayer martes la acusación que pesa sobre él de haber intentado un golpe de Estado contra Lula tras perder las elecciones en 2022, al inicio de su interrogatorio en un juicio histórico en la corte suprema. Bolsonaro, de 70 años, es acusado por la fiscalía de liderar una “organización criminal” para desconocer los resultados de los comicios de ese año e impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Interrogado sobre la veracidad de esa acusación, el ultraderechista respondió: “No procede, excelencia”, declaró Bolsonaro, con el semblante serio, vestido de traje oscuro y corbata. El imputado es cuestionado por el juez Alexandre de Moraes, a quien el bolsonarismo considera un enemigo político.
El exmandatario (2019-2022) y siete excolaboradores podrían ser condenados a penas de hasta 40 años de prisión por los delitos de intento de abolición violenta del Estado democrático de derecho y golpe de Estado. Según la fiscalía, la trama golpista no se llevó a cabo por la oposición de altos mandos militares.
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Los interrogatorios empezaron el lunes en Brasilia y Bolsonaro es el sexto de los ocho coacusados en declarar en este juicio, el primero por golpismo contra un expresidente desde el regreso de la democracia a Brasil.
Sentado junto a otros acusados y abogados, el excapitán del Ejército escuchó hasta ahora las deliberaciones con un aire despreocupado, tomando ocasionalmente notas o revisando documentos con sus abogados. Pese a las acusaciones, el lunes dijo tener “la conciencia tranquila”.
El primero en ser interrogado el lunes, la ex mano derecha de Bolsonaro, Mauro Cid, ratificó el núcleo de la acusación: que el ultraderechista consideró un plan para implementar un “estado de sitio” y “rehacer las elecciones” en 2022.
Cid, un teniente coronel que firmó un acuerdo para delatar a sus exaliados a cambio de beneficios judiciales, dijo que Bolsonaro “recibió y leyó” el documento presentado por asesores suyos que preveía la “prisión de autoridades” y la creación de un “consejo electoral” para volver a celebrar los comicios.
El resto de coacusados interrogados hasta el momento negaron la mayoría de acusaciones. Almir Garnier, comandante de la Marina durante el gobierno de Bolsonaro, negó que el ultraderechista y otros altos mandos militares discutieran eventuales implementaciones de medidas de emergencia para cancelar la victoria electoral de Lula. “No vi ningún documento”, dijo Garnier.
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“Minuta de Google”
Garnier, que al igual que el resto de militares enjuiciados viste de traje y no de uniforme, también negó haber puesto a disposición de Bolsonaro las tropas de la Marina, como había afirmado un testigo del juicio. “Nunca usé esa expresión”, dijo el almirante.
El exministro de Justicia Anderson Torres admitió por su parte que el documento que supuestamente contenía el plan de golpe “fue a parar” a su casa.
Pero añadió: “Nunca trabajé con eso. El documento estaba mal escrito, lleno de errores en portugués (...) no sé quién mandó hacer” el texto, que calificó de “minuta de Google”.
Torres tenía una tobillera electrónica bajo la media, observó la AFP, dispositivo que debe usar por una prohibición judicial de abandonar Brasilia.
De su lado, el general Augusto Heleno Ribeiro, ministro del aparato de seguridad durante el gobierno del ultraderechista, sólo respondió a preguntas de su abogado. Interrogado sobre si defendió “alguna actitud ilegal”, el general respondió que Bolsonaro “cortó esa posibilidad”.
“Memoria selectiva”
La defensa de Bolsonaro se abalanzó sobre los momentos de duda y desmemoria del excolaborador Mauro Cid. El abogado Celso Vilardi criticó las “contradicciones” y la “memoria absolutamente selectiva” de Cid, y celebró el lunes una audiencia “excelente” para los esfuerzos de la defensa del expresidente de anular el proceso judicial en su contra.
Los interrogatorios tienen lugar en la sede del Supremo Tribunal Federal, uno de los edificios vandalizados por seguidores bolsonaristas en enero de 2023 para pedir a los militares que derrocaran a Lula, hechos que la fiscalía también vincula al expresidente. Tras esta etapa, la corte aún podría escuchar nuevos testigos, además de los argumentos finales de las partes, antes de que los magistrados empiecen la votación.
Bostezos, risas y fútbol
Transmitidos en vivo por televisión y redes sociales, los interrogatorios del juicio contra el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro por una presunta trama golpista en 2022 también dejaron hasta ahora bromas, símiles futbolísticos e innumerables bostezos del exmandatario.
Bajo condiciones de seguridad reforzadas con máquinas de rayos x y policías en una sala sin ventanas del Supremo Tribunal Federal, en Brasilia, Bolsonaro y siete coacusados declaran desde el lunes sobre el supuesto intento de golpe, malogrado por la negativa de altos mandos militares. Estas son algunas de las anécdotas presenciadas hasta ahora por los periodistas de la AFP en la sala.
El reencuentro con el delator
Uno de los momentos más esperados de los interrogatorios fue el encuentro el lunes entre Bolsonaro y su ex mano derecha, el teniente coronel Mauro Cid, quien llegó a un acuerdo con los investigadores para delatar a sus exaliados a cambio de beneficios judiciales.
Aunque breve, las cámaras captaron el momento en que el militar, considerado un traidor por los bolsonaristas, estrechaba la mano del expresidente, que esbozó una sonrisa mientras Cid tenía un semblante más cohibido. “Yo no tengo ningún problema con él”, dijo Bolsonaro sobre Cid, en declaraciones a periodistas durante un receso.
El juez a prisión
Los interrogatorios son conducidos por el juez Alexandre de Moraes, considerado un enemigo político por el bolsonarismo y contra quien el gobierno de Donald Trump sopesa imponer sanciones por “perseguir” a la derecha brasileña.
Moraes se mostró distendido desde el inicio del proceso, incluso cuando Cid confesó que Bolsonaro modificó un documento que preveía imponer un estado de sitio y “prisión de autoridades” tras perder las elecciones contra Luiz Inácio Lula da Silva en 2022.
El exmandatario “ajustó” el texto para que solo “usted quedara preso”, dijo Cid. Eso provocó una risa de Bolsonaro y una broma del juez, quien comentó que las demás autoridades habrían sido beneficiadas de “un habeas corpus”.
El acusado bosteza
De ser hallado culpable, Bolsonaro se expone a una pena de unos 40 años de prisión. Sin embargo, el ultraderechista pasó hasta ahora buena parte de su tiempo en la sala bostezando.
“Tengo la conciencia tranquila”, dijo el lunes el exmandatario, de 70 años. En otros momentos, se le vio tomando notas de lo que decían sus coacusados.
Como fallar un gol
Cid también relató ser objeto de las “bravuconadas” de muchos militares descontentos porque no veían avances en el plan golpista a pocos días de la asunción de Lula, a finales de 2022. Para “ejemplificar” la situación, el militar hizo un símil con el fútbol, el deporte rey en Brasil.
Es “como si en una final de un campeonato un atacante falla un gol. La gente va a gritar: ese tipo tiene que morir, voy a matar a ese tipo”. Aclaró que nunca se tomó esas bromas de militares como una amenaza seria contra él.
Golpe en el bar
Cid también trató de quitar hierro al supuesto plan golpista de Bolsonaro al asegurar que muchas de sus conversaciones con militares sobre el asunto se dieron en un contexto de “conversación de bar con Guaraná (un refresco típico brasileño) y tentempiés”. Si solo estaban tomando refrescos “entonces no era conversación de bar”, bromeó Moraes.
El poderoso magistrado, que también habría sido objeto de un plan de asesinato junto a Lula y el vicepresidente Geraldo Alckmin, según la fiscalía, también pidió al exedecán de Bolsonaro que detallara la clase de críticas de las que él mismo era objeto en los círculos militares. “Tiene que decir la verdad, estoy acostumbrado”, le pidió Moraes al acusado, quien soltó una risa y admitió que el juez era blanco de “insultos” y “memes”.
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Ex mano derecha de Bolsonaro confirmó plan para “rehacer las elecciones” en 2022
- Brasilia, Brasil. AFP.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro consideró un plan para activar un estado de sitio y realizar nuevas elecciones en 2022 tras su derrota contra Lula, declaró este lunes su ex mano derecha en el juicio por un supuesto intento de golpe de Estado. “Tengo la conciencia tranquila”, dijo el exmandatario, que se declara inocente, en un momento de receso del juicio en la corte suprema en Brasilia.
La fiscalía acusó en febrero a Bolsonaro, de 70 años, de liderar una “organización criminal” para desconocer los resultados de los comicios de octubre de 2022 e impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. El presunto plan golpista habría fracasado por falta de apoyo de altos mandos militares, pero Bolsonaro y siete excolaboradores suyos enfrentan penas de hasta 40 años de prisión por los delitos de intento de abolición violenta del estado democrático de derecho y golpe de Estado.
Los interrogatorios de los procesados empezaron este lunes y se espera que Bolsonaro declare esta semana. De traje oscuro y sin su habitual vestimenta informal, el expresidente presenció la audiencia junto a otros acusados y sus abogados, sentado frente al juez Alexandre De Moraes, relator del caso, a quien ha llamado “dictador”.
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El primero en declarar fue el teniente coronel Mauro Cid, ex mano derecha de Bolsonaro, quien reafirmó la existencia de un documento para activar un “estado de sitio” y “rehacer las elecciones” en 2022. Bolsonaro “recibió y leyó” el documento presentado por asesores suyos que preveía la “prisión de autoridades” y la creación de un “consejo electoral” para volver a celebrar los comicios ganados por Lula, declaró Cid, quien firmó un acuerdo de colaboración premiada con la justicia.
El expresidente “ajustó” el documento para que “sólo usted quedara preso”, le dijo Cid a Moraes, lo que provocó una risa de Bolsonaro en la sala y una broma del juez, quien comentó que las demás autoridades habrían sido beneficiadas por “un habeas corpus”.
“No recuerdo”
El ex mano derecha también ratificó que el general Walter Braga Netto, exministro de Defensa y excandidato a vice de Bolsonaro, le entregó dinero en una caja de vino. Según la acusación policial, esa suma iba a usarse para financiar una operación de tropas militares especiales para asesinar a Lula, Moraes y el vicepresidente Geraldo Alckmin.
Cid fue interrogado a lo largo de cuatro horas y por momentos se lo vio dubitativo. Respondió con un “no recuerdo” a varias preguntas realizadas por los jueces, el fiscal y los abogados defensores. Le siguió el segundo y último coacusado en declarar el lunes, el exdirector de la agencia brasilera de inteligencia y diputado Alexandre Ramagem. Ramagem negó haber desinformado sobre el proceso electoral y aseguró que nunca compartió con Bolsonaro sus “anotaciones privadas” sobre un supuesto fraude en las urnas, que según la fiscalía habrían servido para fomentar el golpe.
El juez Moraes, considerado un enemigo por el bolsonarismo, se mostró por su parte distendido e hizo algunos comentarios jocosos a los abogados. Uno de ellos pidió comenzar “un poco más tarde” la audiencia del martes. “Terminemos mañana y luego usted tiene miércoles para un lindo ‘brunch’, jueves cena por el Día de los Enamorados y viernes San Antonio en una kermesse”, respondió el magistrado.
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“No tienen por qué condenarme”
“No tienen por qué condenarme, tengo la conciencia tranquila”, dijo Bolsonaro a periodistas durante un receso en la audiencia, y descalificó la acusación por tener “sólo un colaborador” en su contra. Aunque tiene derecho a guardar silencio, el exmandatario había dicho la semana pasada que respondería “sin ningún problema” a los cuestionamientos de la corte.
Los interrogatorios tienen lugar en la sede del Supremo Tribunal Federal, uno de los edificios vandalizados por seguidores bolsonaristas en enero de 2023 para pedir a los militares que derrocaran a Lula, hechos que la fiscalía también vincula al expresidente.
Las audiencias se transmiten en vivo y podrían extenderse hasta el viernes. Entre los acusados también figuran cuatro exministros y el exjefe de la Marina. Tras los interrogatorios, la corte aún podría escuchar nuevos testigos, además de los argumentos finales de las partes, antes de que los magistrados empiecen la votación.