En la oficina, en el bus o en un restaurante. Los tres ejemplos que verán a continuación muestran cómo se reprodujeron los contagios en algunos países de Asia y de qué manera estos nos anticipan los cuidados que debemos tener para evitar posibles contagios masivos.

En la oficina

En Seúl, Corea del Sur, 137 empleados de un call center trabajaban en el piso 11 de un edificio. De este total, el 57,6% dio positivo al COVID-19 (79 personas). Estos empleados estaban agrupados en mesas de hasta 13 personas cada una. En algunas de estas mesas, 9 de las 13 personas se contagiaron. El entorno en el cual trabajaban era uno cerrado, por lo que el contacto permanente en un mismo espacio durante mucho tiempo influyó en que la cifra crezca.

No sucedió lo mismo con los empleados de otras áreas de ese mismo piso, donde se detectaron solo 5 contagiados. Y la proporción fue aun menor con trabajadores de otro piso, donde se registraron 3 contagiados.

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La investigación hecha por las autoridades del país asiático concluyó que en este edificio de 19 plantas, el brote se concentraba específicamente en el piso 11. Porque más allá de que los empleados del call center estuvieran en contacto con personal de otras plantas en el ascensor u otro espacio, el contagio ocurría por la cantidad de tiempo en que estos permanecían interactuando en sus mesas.

En este caso, las autoridades sanitarias de dicho país recomiendan evitar la aglomeración de empleados en espacios comunes, salas de reuniones o comedor; ubicar a los trabajadores en zigzag y a 2 metros de distancia; mantener a los empleados a distancia con opciones como el home office o los horarios flexibles, etc.

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En el restaurante

Las autoridades chinas analizaron minuciosamente una comida de Año Nuevo en Guangzhou el 24 de enero y descubrieron que la mala ventilación en un local cerrado, sumada a la cantidad de tiempo que un grupo de personas interactúa, conduce a varios contagios.

Unas 90 personas fueron atendidas en un día de celebración en China por 8 mozos en un restaurante donde no había más ventilación que un aire acondicionado, es decir el aire de afuera no corría por el local. En la mesa 1 comía una persona que acababa de llegar de Wuhan, quien esa misma noche presentaría los síntomas y se atendería en un hospital.

Tras esa comida, 9 personas más dieron positivo a la prueba de COVID-19, principalmente de las mesas 1 – donde estaba el primer contagiado -, 2 y 3. Estas últimas, pese a que se ubican a más de 2 metros de distancia de la 1, están en una misma fila en la que el aire acondicionado circula en idas y vueltas varias veces.

Además, la permanencia de las personas de las mesas 2 y 3 en el restaurante por casi una hora o más, hizo que el contagio sea más efectivo. En ese sentido, la mesa 4 no registró pacientes con COVID-19 porque, más allá de la distancia con la mesa 1, solo permaneció por 18 minutos en el local.

Los contagiados de ese restaurante no estuvieron en contacto en sitios comunes como el baño, pero –según los investigadores– las pequeñas gotas suspendidas en recintos abarrotados y mal ventilados hacen posible la transmisión del virus.

Para estos casos, recomiendan evitar música de fondo que obligue a alzar la voz, ya que así se expulsan más gotas por la boca. Asimismo, ampliar el distanciamiento entre las mesas o trasladar algunas al exterior (siempre que se pueda); usar siempre el filtrado de aire y abrir las ventanas más allá del clima.

En el bus

Las autoridades chinas en conjunto con investigadores estadounidenses estudiaron un brote producido en un bus que llevaba 68 personas a un rito budista. Una de las 68 personas era una mujer que había estado en contacto con personas de Wuhan. Ella presentó síntomas recién al día siguiente, pero el brote se produjo en el bus, donde 23 personas resultaron luego con COVID-19 positivo.

Así como en el caso del restaurante, en este vehículo el aire recirculaba entre los pasajeros, que solo los separaba 0,75 metros entre un asiento y otro. “La transmisión podría explicarse por aerosoles y gotas que viajan distancias más largas a través del aire desde la ventana o aire acondicionado”, explica Emily Gurley, epidemióloga de la Universidad Johns Hopkins.

Según estudios hechos en Japón y otros países, los medios de transporte no son lugares en los que se produzcan grandes contagios si los usuarios mantienen las normas de higiene y protección, como el uso de tapabocas para evitar la expulsión de partículas contagiosas al ambiente.

Fuente: El País

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