Río de Janeiro, Brasil | AFP |
La deforestación en la Amazonía brasileña aumentó un 104% en noviembre en comparación con el mismo mes del año pasado, según datos oficiales obtenidos por satélite.
Con 563 km2 deforestados, se trata de la cifra más alta para un mes de noviembre desde 2015, según el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE), un organismo público de referencia para medir la deforestación.
Es un aumento significativo para un período en el que se espera que sea menor debido a la temporada de lluvias.
Durante los primeros 11 meses del año, en coincidencia con el inicio del mandato del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien asumió en enero, la deforestación alcanzó los 8.974,31 km2.
Esto es casi el doble del total de enero a noviembre de 2018 (4.878,7 km2), un aumento del 83,9%.
Estos datos fueron recolectados con ayuda del sistema DETER, basado en alertas de deforestación identificadas por satélite.
Otro sistema utilizado por el INPE, el PRODES, considerado más confiable, pero cuyos datos tardan más en compilarse, mostró a fines de noviembre que la deforestación en la Amazonía brasileña excedió el umbral de 10.000 km2 por primera vez desde 2008, entre agosto de 2018 y julio de 2019, un 43% más en comparación con los 12 meses anteriores.
Esos datos revelan una progresión aún mayor, del 74,5%, de la deforestación en territorios indígenas en un año, según el INPE.
El viernes, el físico Ricardo Galvao, expresidente del INPE, fue elegido uno de los diez científicos más importantes del año por la revista británica Nature.
A principios de agosto, fue despedido por el gobierno de Bolsonaro después de ser acusado de exagerar la escala de deforestación.
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La COP30 podría ser “la más excluyente” por precios de alojamiento
La COP30 que se celebrará en noviembre en la ciudad brasileña de Belém, en Amazonía, podría ser “la más excluyente de la historia” por los elevados precios del hospedaje, alertó este martes una red de organizaciones ambientalistas brasileñas. Países en desarrollo, así como algunos Estados africanos e insulares, han pedido a Brasil que cambie la sede de la conferencia anual de Naciones Unidas sobre el calentamiento global a una ciudad con mayor capacidad hotelera, ante la disparada de los precios de los hoteles en Belém, que pueden exceder los 1.000 dólares por noche.
El gobierno del gigante sudamericano ha descartado esa opción y participará el jueves en una reunión con la ONU para buscar una solución. “Sin una solución inmediata para la crisis, la COP en Brasil corre el riesgo de ser la más excluyente de la historia, con una reducción del número de delegaciones nacionales, de miembros de órganos constituyentes y otros observadores y de la prensa”, alertó la red ambientalista Observatorio del Clima en un comunicado.
Las organizaciones señalaron una “negligencia del gobierno federal y del gobierno de Pará”, estado del que Belém es capital. “Tuvieron dos años y medio para resolver la cuestión del alojamiento en la ciudad y no lo hicieron”, enfatizaron. La semana pasada el presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, renunció a participar en la COP30 principalmente por los precios del hospedaje.
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“Una reducción del número de delegados impactaría la propia legitimidad de lo que se negocie en Belém”, alertaron los ambientalistas del Observatorio del Clima. En un esfuerzo por responder a la preocupación sobre los precios de los alojamientos, el gobierno de Brasil lanzó a mediados de julio, con varios meses de atraso, una plataforma virtual con hospedaje a precios de hasta 220 dólares por noche para los países con mayores dificultades financieras para asistir al evento.
“Tenemos que conseguir habitaciones y estamos haciendo todo lo posible para ello. De lo contrario, la COP tendría realmente un problema de legitimidad”, reconoció el presidente de la COP30 André Correa do Lago en entrevista con la AFP. Ante las dificultades para encontrar hospedaje, algunas organizaciones “están pensando en delegaciones más pequeñas y en dormir en iglesias o mezquitas”, dijo además a la AFP una fuente que asesora a varias ONG ambientalistas.
Fuente: AFP.
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Brasil: piden nuevas evidencias de indígenas aislados en la Amazonía
Brasil cuenta con evidencias de que existen pueblos sin contacto con la sociedad en el territorio Ituna/Itatá, en el estado norteño de Pará, con un tamaño similar a la enorme Sao Paulo, la megalópolis en el sureste del país. Un caparazón de tortuga dejado por un cazador y una vasija de cerámica: estos simples vestigios materiales, hallados tres años atrás, son los últimos rastros que se conocen de pueblos aislados en una tierra indígena en el norte de la Amazonía brasileña.
Ituna/Itatá está protegida por una medida oficial provisoria contra la destrucción forestal, pero organizaciones indígenas piden al gobierno más expediciones en busca de vestigios para confirmar la presencia de pueblos aislados. Eso permitiría que el Estado delimite definitivamente el área para la preservación de la selva.
En Ita’aka, una aldea de 300 habitantes con casas de madera y paja, ubicada en la vecina tierra indígena Koatinemo, los relatos de encuentros fortuitos con “parientes” de comunidades no contactadas de Ituna/Itatá circulan entre las familias del pueblo Asurini. “Mi cuñada me dijo: ‘¡Está ahí, está ahí!’, y era un chiquito que me miraba desde cerca, parecía del tamaño de ese árbol de plátano”, cuenta a la AFP Takamyí Asurini, un hombre mayor que muestra la cicatriz de un flechazo en las costillas que dice haber recibido de los aislados.
Las autoridades brasileñas prorrogaron el 18 de junio una ordenanza provisoria que, desde 2011, restringe el acceso a Ituna/Itatá para “garantizar la protección integral de los territorios con presencia de pueblos indígenas aislados”. Las evidencias en el lugar incluyen desde avistamientos que se remontan a los años setenta hasta hallazgos arqueológicos que apuntan a la presencia de indígenas no contactados al menos desde 2009, según la agencia Burness, que apoya los esfuerzos por una demarcación definitiva del territorio.
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“Los percibimos en la naturaleza”
Brasil reconoce 114 “registros de presencia” de indígenas aislados en la Amazonía, es decir, grupos que voluntariamente se mantienen sin o con escaso contacto con el resto del mundo. De acuerdo con la estatal Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai), este aislamiento a veces se debe a las consecuencias desastrosas de la interacción con el hombre blanco desde la época colonial: enfermedades, violencia física, saqueo de recursos naturales.
De los registros reconocidos oficialmente, cerca de la cuarta parte se consideran confirmados. Otros como los de Ituna/Itatá se toman como “fuertes evidencias” de existencia de pueblos aislados, aunque sin un trabajo sistemático oficial para su comprobación efectiva.
Por mucho tiempo el Estado ha dejado en el “abandono” los registros que recogen las pruebas sobre la posible existencia de esos pueblos, lamenta Luiz Fernandes, miembro de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (Coiab). “Para probar que hay aislados, el Estado necesita registros calificados, pero para nosotros es diferente: los percibimos en la naturaleza, en los sonidos que escuchamos, las presencias, a veces los olores”, dice Mita Xipaya, un activista indígena de 24 años.
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Récord de deforestación
Las tierras no indígenas ya perdieron casi el 30 % de su vegetación nativa en la Amazonía brasileña, desde el inicio de los registros, en 1988, según la ONG Instituto Socioambiental. En contraposición, cayó 2 % en las tierras indígenas delimitadas por el Estado durante el mismo periodo. Desde hace una década, Ituna/Itatá sufre el asedio de acaparadores de tierras para la minería ilegal o la deforestación para actividades agropecuarias, según las autoridades.
La situación se agravó durante la presidencia de Jair Bolsonaro (2019-2022): el gobierno de extrema derecha dejó en suspenso la ordenanza de protección de Ituna/Itatá y esta tierra indígena se convirtió en la más deforestada de Brasil. Las consecuencias perduran hasta hoy en el territorio, donde se ven manchas kilométricas de suelo arrasado en medio del verde amazónico, según comprobó la AFP durante un sobrevuelo por la región en junio.
Indígenas y activistas piden al gobierno actual que avance con la demarcación permanente de Ituna/Itatá, a meses de que el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva encabece la conferencia climática COP30 de la ONU en la ciudad amazónica de Belém. “No sólo hay que ocuparse de la selva sino también de los pueblos que la habitan, porque es a través de ellos que la selva sigue en pie”, dice Toya Manchineri, coordinador general de la Coiab.
Fuente: AFP.
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Brasil adjudicó 19 áreas de exploración petrolera en la Amazonía
- Rio de Janeiro, Brasil. AFP.
Brasil adjudicó ayer martes la exploración de bloques petroleros cercanos a la Amazonía a dos consorcios empresariales, en una subasta criticada por ambientalistas mientras el país se prepara para acoger la conferencia climática COP30 en noviembre. Los consorcios, uno formado por la estatal brasileña Petrobras y la estadounidense ExxonMobil y otro por la estadounidense Chevron y el grupo estatal chino CNPC, pagaron 844 millones de reales (unos 153 millones de dólares) por los derechos para explorar 19 de los 47 bloques ofertados en la cuenca de la desembocadura del río Amazonas por la Agencia Nacional de Petróleo.
Pero antes, las empresas deben obtener las licencias ambientales requeridas, un proceso que puede tardar años. Países vecinos como Guyana ya comenzaron la exploración de campos de petróleo al borde de la Amazonía. En total 172 bloques de norte a sur de Brasil, la mayoría situados en aguas profundas, se ofertaron en esta subasta realizada en un hotel de Rio de Janeiro, mientras decenas de manifestantes protestaban afuera.
Grupos ambientalistas han expresado preocupación por los 47 bloques en el océano Atlántico en un área cerca de la desembocadura del Amazonas, en la mayor selva tropical del planeta, que tiene un papel crucial en la absorción de los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global. También conocida como el “Margen Ecuatorial”, esta área es considerada como la “nueva frontera” energética de Brasil.
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“Es alarmante que más del 40 % de los bloques ofrecidos en esta cuenca hayan sido adjudicados en esta subasta”, señaló Mariana Andrade, de Greenpeace Brasil, en un comunicado enviado a la AFP. Los manifestantes, entre ellos indígenas con tocados de plumas y atuendos tradicionales, desplegaron un gran cartel con el mensaje: “Detengan las subastas del juicio final”.
El asunto genera tensiones incluso dentro del aparato estatal: el Ministerio Público pidió el jueves la suspensión de las subastas, al estimar que “violan una serie de obligaciones legales y compromisos climáticos”, en ausencia de “estudios adecuados” sobre el impacto de la exploración petrolera cerca de la desembocadura del Amazonas.
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“Apuntar al futuro”
En esta misma zona, Petrobras está a la espera de una licencia del organismo público de vigilancia ambiental Ibama para iniciar un megaproyecto de exploración petrolera en un bloque cuya concesión obtuvo en 2013. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva se ha mostrado favorable a este proyecto a pesar de las críticas de los ambientalistas, una paradoja para el mandatario izquierdista, que quiere liderar la lucha mundial contra el calentamiento global.
“Si esta riqueza existe, no podemos prescindir de ella, porque es la que nos ayudará a realizar la transición energética, a obtener dinero para preservar nuestros bosques”, afirmó Lula en febrero. “Tenemos que actuar con mucha responsabilidad. No quiero que la exploración petrolera cause ningún daño al medio ambiente”, agregó.
El país más grande de América Latina acogerá en noviembre la conferencia de la ONU sobre el clima COP30, en la ciudad amazónica de Belém. “Brasil posee ya reservas de petróleo suficientes para atender su demanda interna en el marco de una transición energética gradual”, estimó el martes WWF Brasil.
“La crisis climática exige decisiones valientes y políticas públicas que apunten al futuro, no al pasado”, añadió la ONG. En total, 34 de los 172 bloques ofrecidos el martes fueron adjudicados en esta subasta, que reportó 989 millones de reales (unos 180 millones de dólares) al gobierno brasileño. Más de 1.400 millones de reales (unos 260 millones de dólares) en inversiones están previstos para la exploración.
“El resultado fue extremadamente positivo, demostrando la gran confianza de los inversores en el potencial petrolero de Brasil”, declaró en conferencia de prensa Patricia Baran, directora general de la ANP. Otras empresas participantes incluyeron la francesa Total, la noruega Equinor y la británica-neerlandesa Shell. Mayor productor de petróleo de América Latina, Brasil espera generar 5,3 millones de barriles diarios en 2030, frente a los 4,68 millones en abril de este año, según datos oficiales.
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Deforestación de la Amazonía brasileña se aceleró
Impulsada por los incendios, la deforestación de la Amazonía brasileña se aceleró en los últimos diez meses, según datos oficiales divulgados que muestran que creció un 9,1% entre agosto de 2024 y mayo de 2025 comparada con el mismo periodo anterior.
Ese periodo se incluirá en el cálculo consolidado de deforestación anual a publicarse a fines de 2025, que podría revertir los resultados positivos publicados en 2024 si se mantiene la tendencia reciente.
Ese dato se conocerá poco antes de que Brasil acoja en noviembre la conferencia climática COP30 de la ONU en la ciudad amazónica de Belém.
Las cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) también mostraron un aumento de 92 % de la deforestación durante mayo en la Amazonía, comparada con el mismo mes del año previo.
Con 960 kilómetros cuadrados deforestados, un área que casi equivale a la superficie de Belém, fue el segundo peor dato para mayo desde el inicio de la serie histórica, en 2016.
En otros biomas brasileños, la situación es más alentadora: en el Pantanal y el Cerrado, la deforestación cayó 77 % y 22 %, respectivamente, entre agosto de 2024 y mayo de 2025 comparada con el mismo periodo anterior