Bogotá, Colombia | AFP |
Un helicóptero del Ejército de Colombia con cuatro militares a bordo desapareció este sábado en el oeste del país cuando realizaba operaciones contra el tráfico de droga, informó la autoridad.
"En las últimas horas, un helicóptero black hawk con matrícula EJC 2166 de la Aviación del Ejército que realizaba una operación contra el narcotráfico, en el área general del municipio de Argelia, departamento del Cauca, perdió contacto con el cuartel general", indicaron los militares en un comunicado.
El rastro de la aeronave se perdió por causas aún desconocidas cuando retornaba al cantón militar José Hilario López de la ciudad de Popayán, capital departamental del convulso departamento del Cauca donde operan disidentes de la exguerrilla FARC, rebeldes del ELN y bandas narcotraficantes.
"De manera inmediata tropas de la Tercera División y la Brigada Contra el Narcotráfico fueron desplegadas en esta zona para adelantar las labores de búsqueda. Hasta el momento (la aeronave) no ha sido localizada", agregó.
El Ejército sostuvo que "las tropas desde el aire" reportan dificultades para acceder a la zona por "condiciones meteorológicas", aunque advirtió que "mantendrán" las labores de búsqueda.
Ubicado sobre el Pacífico colombiano, el Cauca es uno de los departamentos que se disputan los grupos armados ilegales por la presencia de narcocultivos y su posición estratégica para la salida de cocaína hacia Centroamérica y Estados Unidos.
Tras cuatro décadas de lucha contra el narcotráfico, Colombia, que vive un conflicto armado de más de medio siglo, se mantiene como el principal productor mundial de cocaína y Estados Unidos como el mayor consumidor de esta droga.
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Investigan a disidencia de FARC como autora intelectual de atentado en Colombia contra Uribe
Las autoridades colombianas apuntaron este miércoles a la disidencia guerrillera fundada por el histórico líder de las FARC Iván Márquez como posible autor intelectual del atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe, hospitalizado en cuidados intensivos desde hace casi dos meses.
La Segunda Marquetalia es una disidencia de la extinta guerrilla de las FARC formada por combatientes que retomaron las armas tras firmar el acuerdo de paz del 2016 y que según inteligencia militar tiene más de 2.000 miembros.
“Todo apunta a que muy seguramente la Segunda Marquetelia forma parte de este entramado en términos de los determinadores (del atentado) pero eso está en investigación”, dijo Carlos Fernando Triana, director de la policía, en una rueda de prensa.
Uribe, un senador opositor de 39 años, fue baleado durante un mitin en un barrio popular de Bogotá el 7 de junio. Desde entonces, permanece conectado a un respirador artificial y su diagnóstico es reservado.
En las últimas semanas, sus familiares celebraron su entrada en un proceso de neurorehabilitación. Su hermana, María Carolina Hoyos, aseguró recientemente que su recuperación es un “milagro”.
Hasta el momento hay seis detenidos por el caso incluido el atacante, un menor de 15 años. A principios de julio la policía detuvo a Elder José Arteaga Hernández, conocido como “El Costeño”, cerebro logístico del ataque y pieza clave para llegar a los autores intelectuales.
El ataque a Uribe, favorito de la derecha para las elecciones presidenciales de 2026, reabre heridas en un país atravesado por la violencia y los atentados contra políticos en las décadas de 1980 y 1990.
El gobierno del presidente izquierdista Gustavo Petro inició diálogos de paz con la Segunda Marquetalia a mediados de 2024 en Venezuela, pero actualmente están suspendidos ante la falta de avances.
Las autoridades sospechan que Márquez y el segundo al mando, alias Zarco Aldinever, están muertos, aunque esas versiones no han sido confirmadas. La investigadora de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), Laura Bonilla, no descarta la hipótesis de la policía.
La Segunda Marquetalia podría tener intereses en un atentado como este para desestabilizar al país y así “consolidar control territorial”, poner a este gobierno o el próximo “contra las cuerdas” o “parecer más grandes de lo que son”, señaló en declaraciones a Blu Radio.
Fuente: AFP
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Colombia: ratifican prisión domiciliaria del expresidente Uribe
Un tribunal de Bogotá negó ayer lunes un pedido del expresidente colombiano Álvaro Uribe para recuperar su libertad mientras apela la histórica sentencia de 12 años de prisión domiciliaria por cargos de soborno y fraude procesal. Uribe, máxima figura de la derecha colombiana, fue condenado la semana pasada en una corte de primera instancia por intentar sobornar a paramilitares para que lo desvincularan de estos violentos escuadrones antiguerrillas.
Desde el viernes, cuando dictaron su sentencia, cumple prisión domiciliaria en su casa en el municipio de Rionegro, a unos 30 km de Medellín. La jueza dispuso su arresto por considerar que existe riesgo de fuga. Pero sus abogados defienden que esto no tiene sustento y pidieron el lunes al Tribunal Superior de Bogotá “el restablecimiento inmediato de la libertad” del expresidente.
El mismo día, un juez de esa corte decidió “no decretar la medida provisional” solicitada por la defensa del exmandatario, al considerar que el recurso de libertad “no cumple los estándares de urgencia” requeridos por la ley colombiana, según la resolución del juzgado.
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Uribe, de 73 años y uno de los políticos más influyentes del país, se convirtió en el primer exmandatario colombiano condenado y privado de la libertad tras ser hallado culpable por obstruir a la justicia y manipular a testigos para evitar que lo vincularan con los paramilitares.
Uribe denuncia que el juicio estuvo politizado y bajo presiones de la izquierda, actualmente en el poder. Su partido, Centro Democrático, convocó a marchas en todo el país el 7 de agosto para defender al político, muy popular en Colombia por su lucha y política de mano de hierro contra la guerrilla. Uribe tiene hasta el 13 de agosto para presentar por escrito los argumentos de su apelación.
Luego, el caso pasará a otra sala del tribunal de segunda instancia de Bogotá, que tiene hasta el 16 de octubre para ratificar la condena o revocarla y absolverlo. Si excede esa fecha, el proceso será archivado. Esta condena abre la puerta a otras investigaciones contra Uribe que lo vinculan con los paramilitares y sus graves violaciones a los derechos humanos en los peores años del conflicto armado.
Fuente: AFP
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Expresidente colombiano Uribe sentenciado a 12 años de prisión
El expresidente colombiano Álvaro Uribe fue sentenciado a 12 años de prisión domiciliaria por soborno y fraude procesal, en una decisión histórica que lo convierte en el primer exmandatario condenado y privado de la libertad en el país.
El líder de la derecha colombiana, de 73 años, recibió la máxima pena posible, en una audiencia a la que asistió de manera virtual y visiblemente molesto.
La jueza Sandra Heredia aseguró que la sentencia es de aplicación “inmediata” para evitar que Uribe quiera “eludir” la pena y abandone el país.
“¡Justicia arrodillada!”, “¡Jueza corrupta!”, gritaba una treintena de personas a las afueras del juzgado en Bogotá. El partido de Uribe, Centro Democrático, convocó a marchas el 7 de agosto en defensa de “un hombre inocente”.
Uribe también fue inhabilitado para ejercer cargos públicos durante más de ocho años y deberá pagar una multa equivalente a unos 837.000 dólares.
El popular expresidente, que gobernó Colombia entre 2002 y 2010, fue hallado culpable el lunes de obstruir a la justicia y manipular a testigos para evitar que lo vincularan con los paramilitares, escuadrones de ultraderecha responsables de numerosos crímenes atroces contra civiles durante el conflicto armado.
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Su defensa ya anunció que impugnará un fallo que considera politizado y bajo presión de la izquierda en el poder.
Horas antes de conocer su pena, Uribe aseguró en la red X que preparaba su apelación, refugiado en sus seres queridos y “fundamentalmente la oración”.
“De la peor manera”
Al comienzo de la audiencia, la jueza se quejó de que el veredicto se hubiera filtrado a la prensa anticipadamente y aseguró que uno de los hijos del mandatario contribuyó a darla a conocer.
“Protesto enérgicamente por este tratamiento a mis hijos. Usted me ha tratado a mí de la peor manera. Se lo he respetado, pero no le acepto que se meta con mi familia”, arremetió el mandatario al cortar la intervención de la magistrada.
“¿Se puede callar, señor Uribe?”, le respondió Heredia
Cuando los abogados de la defensa apelen, el caso pasará al Tribunal Superior de Bogotá, que tiene hasta el 16 de octubre para ratificar la condena o revocarla y absolverlo. Si excede esa fecha, el proceso será archivado.
Todo inició en 2012, cuando Uribe demandó al senador de izquierda Iván Cepeda ante la Corte Suprema de Justicia por asegurar que paramilitares encarcelados decían tener nexos con el exmandatario.
En 2018 la corte dio un giro y empezó a investigar al expresidente por manipular a testigos para perjudicar a Cepeda.
Dos años después, Uribe, que entonces era senador, renunció al Congreso en una maniobra que le hizo perder sus fueros, por lo que el caso pasó a la justicia ordinaria.
En 2024 empezó el juicio y finalmente la jueza determinó que Uribe estuvo detrás de una estrategia para que los testigos cambiaran sus versiones con presiones.
- Fuente: AFP
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Álvaro Uribe, el primer expresidente colombiano condenado por vínculo paramilitar
Con su puño de hierro contra las guerrillas, el expresidente colombiano Álvaro Uribe amasó una popularidad a prueba de balas. Pero una histórica condena le hace mella al líder de la derecha cuestionado por sus presuntos vínculos con paramilitares. El político que gobernó el país entre 2002 y 2010 fue declarado culpable de sobornar testigos para que atestiguaran a su favor sobre su participación de estos escuadrones de ultraderecha. Es el primer expresidente del país condenado por la justicia penal.
Hijo de un hacendado y nacido hace 73 años en Medellín, Uribe llegó al poder cuando el país ardía por el enfrentamiento entre guerrilleros, paramilitares y fuerzas del Estado. Logró una cuestionada reforma constitucional que le permitió reelegirse y gobernar ocho años consecutivos, en los que se convirtió en el verdugo de las extintas FARC, a las que acusa de haber matado a su padre.
De hablar pausado y oratoria convincente, también es conocido por acaloradas declaraciones y una famosa llamada telefónica filtrada a la prensa, en la que insulta a su interlocutor y amenaza con golpearlo. De la mano de Estados Unidos, con el Plan Colombia como brazo financiero y militar, lanzó una ofensiva sin precedentes contra las FARC.
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“A esos bandidos les llegó la hora de la derrota total”, dijo en 2003 Uribe, que también fue senador (1986-1994 y 2014-2020) y gobernador del departamento de Antioquia (1995-1997). Al tiempo que mejoró la percepción de seguridad, su gobierno fue cuestionado por miles de asesinatos cometidos por militares durante la lucha contra las guerrillas.
Han sido documentados más de 6.000 “falsos positivos”, civiles acribillados y vestidos como guerrilleros para inflar resultados de combate y recibir recompensas. De las ocho millones de víctimas que por entonces dejaba el conflicto armado -entre desplazados, muertos y heridos-, el 40% se registraron durante su mandato.
Líder de la derecha
Con una popularidad que rondó el 80% durante su gobierno, Uribe abandonó el poder en 2010, después que la justicia vetara un referéndum para postularse a un tercer mandato consecutivo. El dirigente que se precia de no saber bailar ni cantar, ni contar chistes y ser adicto al trabajo, nunca pensó en el retiro. Tras su salida de la presidencia, regresó al Congreso y rompió récords: en 2018 se convirtió en el senador más votado en la historia colombiana y prometió servir al país “hasta el último día” de su vida.
Así se reafirmó como padre de la derecha moderna al frente del partido Centro Democrático, bastión opositor y semillero de sus herederos políticos. Pese a escándalos de corrupción, espionaje y vínculos con paramilitares que enredan a su círculo cercano, en marzo amasaba una popularidad del 52%, según una encuesta de Bloomberg.
Uribe podría enfrentar una pena de hasta 12 años de prisión. Este juicio es el más sonado y politizado de las últimas décadas en el país, y es la punta del iceberg de otras investigaciones sobre sus nexos con los paramilitares antiguerrillas que entregaron las armas bajo su gobierno, en una controvertida negociación.
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“Miedo”
De baja estatura y cabello blanco, Uribe es una figura que divide a los colombianos. Pero hasta los más críticos ven en él un actor clave en la desmovilización de las FARC tras ocho años de golpearlas sin clemencia. Estuvo detrás de la elección de su sucesor, Juan Manuel Santos (2010-2018). Pero entonces ocurrió lo impensable: Santos, que luego ganaría el Nobel de la Paz, decidió negociar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y Uribe lo acusó de traición.
En 2014, tomó las riendas de la oposición desde el Senado y orquestó la elección de su delfín Iván Duque (2018-2022). Desde entonces ha cosechado apoyo con su rechazo al acuerdo que desarmó a las FARC, y más recientemente con sus críticas al primer gobierno de izquierda de Colombia, del exguerrillero Gustavo Petro.
De origen liberal y formado en Derecho, con estudios en Harvard, Uribe llegó al poder en primera vuelta electoral con un discurso radical. El conflicto interno había entrado en un período crítico por el fracaso de una tentativa de paz con las FARC, la arremetida paramilitar y un boyante negocio del narcotráfico.
“Uribe supo aprovechar el miedo que la sociedad colombiana sentía frente a la violencia y la inseguridad para legitimar un proyecto político basado en la mano firme del Estado” que llamó “seguridad democrática”, dice la politóloga de la Universidad de Los Andes, Laura Wills-Otero. Sobrevivió a 15 atentados. El día de su posesión, las FARC atacaron con cohetes la sede presidencial. Amante de los caballos y siempre protegido por un robusto esquema de seguridad, es reservado sobre su vida familiar. Es casado y tiene dos hijos empresarios.
Fuente: AFP.