Maitei Aguilera (24) es el nuevo fichaje del sello InOut Music/Nación Media, el joven cantautor reside en Asunción, es estudiante de Marketing, su dieta es vegetariana y es locutor de radio Disney. El nuevo talento de InOut en una charla con La Nación reveló más datos sobre él y cuáles son sus proyectos a futuro.
“Maitei es mi nombre real, está en guaraní y significa saludo. Mi mamá dice que en una ecografía cuando estaba en su panza, yo salía saludando con la mano entonces por eso me pusieron Maitei”, contó el artista de InOut Music.
El cantautor señaló que entre los artistas que lo inspiran, se encuentra Benito Martínez más conocido como Bad Bunny. “Me inspira la energía y el ímpetu que tiene Bad Bunny, en el escenario y en sus videos”, dijo. Asimismo, Maitei se siente inspirado por Taylor Swift en su faceta de cantautora.
“Me inspira mucho también un cantante indie que se llama Omar Apollo, que tiene ascendencia mexicana, pero el primer artista del que fui fan fue Michael Jackson, cuando era chico y vi un video suyo en la TV y dije: ´Ok, encontré lo que me gustaría ser por el resto de mi vida´”, confesó.
El estilo del artista de 24 años tiene estructuras en la música pop, ritmos latinos, rock y alternativo. “La nueva generación de gente que consume música escuchamos a la mañana Taylor Swift o cosas lentas, a la tarde escuchamos Bad Bunny, el tema de los géneros musicales se están mimetizando mucho, probablemente yo sea de esta nueva camada de artistas que mimetizan todo”, apuntó.
“La verdad que hace rato ya conocía InOut, en InOut están muchos artistas que admiro, que me encantan y me inspiran, entonces poder llamar a estos artistas mis compañeros de sello siento que es un gran paso en mi carrera y sé toda la fuerza y empuje que puede dar InOut a un artista entonces estoy demasiado emocionado por las cosas que podemos hacer juntos”, indicó.
Maitei este viernes estrenó su primera canción de la mano del sello de Nación Media titulado “Decidí callarme”, tema que aborda el luto tras una ruptura amorosa. Por lo mismo, el joven brindó un consejo para las personas que están pasando por un corazón roto.
“No reprimir las emociones ni sentimientos, durante el día darle espacio a todas tus emociones, si querés sentirte triste, siéntete triste, pero ponte un límite de una hora y después movete, es importante es apoyo de los amigos, de la familia y tener algo en que invertir esa energía”, propuso el joven.
Por otro lado, Maitei adelantó que lanzará más canciones en lo que resta del año. “Hay una canción que me emociona mucho, tiene una colaboración con una cantante femenina que también tiene muchas cosas bajo la manga y creo que va a ser gigantesco lo que ella está preparando, entonces le tengo mucha fe a ella y estoy muy contento por lo que logramos”, comentó.
Gustavo Benítez reflexiona sobre el arte paraguayo en un libro
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“Visibilizar la memoria como acto de resistencia/Archivo Gustavo Benítez/Arte contemporáneo paraguayo” se titula el libro del artista paraguayo Gustavo Benítez, publicado en una edición limitada con el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes. El material oficializó su lanzamiento el 21 de mayo pasado, en el marco de una exposición en el espacio Little Italy de Asunción.
Aborda con imágenes y textos los diferentes momentos del arte visual del Paraguay (1977-2024). El autor vivió y se formó en Río de Janeiro (Brasil), en la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage (1980-1984), con la maestra Celeida Tostes; posteriormente desarrolló su trabajo en Asunción, participando en exposiciones nacionales e internacionales.
Esta publicación reúne imágenes, textos y documentos clave del trabajo del artista, reflexionando sobre el arte paraguayo desde la dictadura hasta hoy. La edición rescató su trayectoria como diseñador, docente y artista comprometido con los derechos humanos. A través de su obra, Benítez propuso una mirada crítica sobre la historia reciente del país, apelando a la memoria como un acto de resistencia. Informes al 0981 346-672.
La reciente publicación aborda la trayectoria de su autor y ofrece una mirada sobre la creación artística local desde la dictadura. Foto: Gentileza
Arte y ética de la alteridad
El curador de arte Fernando Moure realizó este comentario sobre el material: Esta edición, un archivo de gran necesidad para el estudio visual de nuestra escena artística, constituye una valiosa herramienta para comprender las sendas del arte contemporáneo en Paraguay. A través de la mirada y la experiencia personal del artista Gustavo Benítez Galeano, nacido en 1959, el libro es una bitácora visual y narrativa, en la cual se recopilan imágenes y recuerdos de su vida y trabajo, al tiempo de profundizar un contexto general del sistema del arte local durante las últimas décadas de la dictadura hasta hoy.
La publicación reúne contenidos como imágenes y textos que abarcan diferentes momentos del arte visual en Paraguay, desde 1977 hasta 2024. El título Visibilizar la memoria como acto de resistencia refleja la intención del artista de hacer visible su trayectoria y dibujar una memoria del arte paraguayo de esos tiempos.
Como asunción de lo que sabíamos, el trabajo artístico del artista Gustavo Benítez Galeano en las últimas cinco décadas prevalece en nuestro medio a fuerza de calidad, tesón y hondo significado ético. Su obra ha enraizado y fructificado a fuerza de calidad y experiencia, añejada por la distancia y el silencio de un ecosistema agreste como el nuestro.
La reciente publicación aborda la trayectoria de su autor y ofrece una mirada sobre la creación artística local desde la dictadura. Foto: Gentileza
Identidad y memoria vivas
Finura, sensibilidad, generosidad y audacia. Es lo que se evidencia tras la lectura de este libro preciosamente diseñado, y cuya edición primorosa incluye textos e imágenes inéditos. Un rescate enorme y que le ha ocupado cuatro años de deseo y cuya realidad florece en álbum gráfico, en un catálogo razonado.
Recién publicado y apoyado económicamente por el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), la edición recorre sincrónicamente los primeros pasos de un jovencísimo Gustavo en el Centro de Estudos Brasileiros, en 1971, junto a Edith Jiménez y a Livio Abramo, para luego continuar con Olga Blinder y Ofelia Echagüe Vera. Vendrá el tiempo de su migración al Brasil, a Río de Janeiro, donde continúa su formación como artista e inicia su carrera de Diseño Gráfico e Industrial.
Como alumno en el Centro de Artes Visuales del Parque Lage de Rio, ahonda en procesos creativos, en dinámicas de comprensión de la experimentación de las artes de la transformación. Concluido este rico capítulo brasileño, Gustavo regresa al Paraguay con una obra actualizada y que avizora un desarrollo de primera magnitud.
El libro continúa con su regreso al Paraguay, su carrera ascendente en el arte, el diseño, la comunicación y la docencia. Comienza el desarrollo de una obra de radical humanitarismo y ecologismo, que será el leit-motiv su lucha existencial, su rebeldía moral en una sociedad en la que campean injusticias, prebendas y el narcisista status quo de algunas figuras culturales.
Esta biografía personal señala con gran atención un contexto político y social, fuertemente marcado por la resiliencia del arte. La edición es un racconto de los años del miedo, los de la deforestación masiva y demasiado rápida de las selvas y biomasas del Bosque Atlántico, el etnocidio de los habitantes originarios, la desaparición de animales y plantas, las represas hidroeléctricas, las violencias de un Estado sin derechos contra sus hijos.
La reciente publicación aborda la trayectoria de su autor y ofrece una mirada sobre la creación artística local desde la dictadura. Foto: Gentileza
Quimera invertida
Con el fin de la dictadura en la década previa al siglo XXI, las luchas civiles enfrentando el autoritarismo, o el mismo lugar e importancia de las artes en esos años en Asunción dibujan el compromiso de GB con nuevas sensibilidades. Su trabajo apuesta por una abstracción no objetivista, utlizando materiales no convencionales, oscureciendo la comprensión, cual reflejo silente de lo indecible.
Benítez hace suya la causa de la libertad personal y colectiva en la capital paraguaya, involucrándose en las esperanzas de un nuevo tiempo. El tenso pulso sostenido por la comunidad artística comprometida con los derechos humanos y la libertad ante el inmovilismo de la dictadura y de las élites que la sostienen, tiene claros ejemplos de su activismo a lo largo de estas 264 páginas.
También cabe un retrato retrospectivo de nuestra sociedad civil del arte de esos años, endogámica y cerrada en sí misma, una escena poco receptiva a las novedades expresivas como el arte de instalación o el objeto. El hacer de Gustavo insistió en materializarse en el secreto, el enigma o la metáfora oblicua y a contrapelo de una estética complaciente, decorativa y que olía a trementina.
El despliegue, el despegue hacia poéticas vegetales, cósmicas y del paisaje natural serán las nuevas señas de identidad de su obra, anhelante del bosque y de sus seres vivos, de un territorio hoy yermo y vacío. El simbolismo de la misma materia y los temas que de ella se conjugan habilitan abundantes narrativas sobre el tiempo, el cambio y la transformación, como un ejercicio de memoria que es a la vez, visionario para el presente y futuro.
El arte de Gustavo Benítez es uno de imágenes y pensamientos cuyo corazón construye una cosmogonía ficticia pero viva, palpitando en árboles, animales, minerales, aguas, personas, lunas o bólidos celestes. Motivos funcionando como portales, como espacios de penetración visual y de comprensión analítica de una realidad que requiere de verdad, coraje y resistencia para ser comprendida. Un arte interpelador, a un nivel ético, para quienes transitamos este tiempo y lugar, una obra de afectos y efectos movilizadores por y para la vida.
La exposición se compone de una serie de piezas tridimensionales que evidencia la madurez de un artista cuya trayectoria ha estado marcada por la búsqueda constante de nuevos horizontes expresivos dentro del arte paraguayo. Foto: Captura de video
Roque Ardissone y su obra “Resonancia” en Noche de Galerías
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Viedma Galería de Arte inauguró “Resonancia”, una exposición del reconocido artista visual paraguayo Roque Ardissone, en el marco de la undécima edición de Noche de Galerías, el mayor evento de arte de Asunción, organizado por la Asociación de Galerías del Paraguay (Asgapa).
Bajo el lema: “Expansiones metálicas de Roque Ardissone + Arbissone”, la exposición se compone de una serie de piezas tridimensionales que evidencia la madurez de un artista cuya trayectoria ha estado marcada por la búsqueda constante de nuevos horizontes expresivos dentro del arte paraguayo.
En el umbral donde la materia se transforma en lenguaje, Roque Ardissone despliega su universo visual y conceptual a través de una investigación metálica que trasciende lo puramente formal.
Las esculturas de Ardissone se presentan como organismos geométricos que habitan el espacio, desafiando la gravedad y proponiendo relaciones inéditas entre volumen, luz y entorno.
En trabajo conjunto con el escultor uruguayo Mauro Arbiza, el artista Roque Ardissone crea una colección en base a dibujos de éste y tallado de Arbiza, llamada Colección Arbissone, presente también con piezas en la exhibición.
Las esculturas de Ardissone se presentan como organismos geométricos que habitan el espacio. Foto: Captura de video
Nació en Asunción el 16 de enero de 1951. Cursó sus estudios primario en la escuela República Argentina, secundario en el Colegio Goethe y universitario en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas optando en el año 1974 al título de Ingeniero Civil.
Desarrolló su vida profesional como uno de los propietarios de la empresa Tecnoedil SA realizando todo tipo de obras civiles, viales, portuarias, industriales, eléctricas, etc.
En los últimos años dedica parte de su tiempo a la formación de una colección de esculturas, principalmente de autores paraguayos y de formato grande, dado que la mayor parte son exhibidas en el patio de su casa.
“Me da alegría y satisfacción. Pintar es maravilloso, relajante, te da vida”, dice Priscila Basualdo viuda de Morel (90) mientras va plasmando en la pared una florida idea. Foto: Mariana Díaz
Su colorida casa llama la atención de los vecinos en Villa Elisa, allí cerquita de Cuatro Mojones, por lo original, por la alegría que transmiten sus frescos. Para ella todo espacio es digno de ser coloreado. Las paredes, los pisos, los muebles la invitan, le sugieren formas que apura con sus pinceles.
Priscila Basualdo viuda de Morel se inició en la pintura por esas urgencias de ocasión. “Comencé con la plástica cuando me fui a una escuela a la que me llevaron los padres de familia porque confiaban mucho en mí, decían que enseñaba muy bien. Entonces, me buscaron y me llevaron en la escuela Bernardo Ocampos de Lambaré. Ahí yo comencé a pintar”, cuenta esta mujer de 90 años.
Maestra jubilada y madre de cinco hijos, ña Priscila asegura que su expresión artística es terapéutica. “La pintura es un momento de relax para mí”, expresa. Foto: Mariana Díaz
Cuenta que tenía 60 alumnos en un grado y había que conseguir su atención. Una de las formas fue el relato de cuentos: “La directora nos regaló una tela de tres metros para nuestro uniforme y yo tenía la idea de llevarles el cuento de la Caperucita Roja a mis alumnos, así que usé la tela para hacer allí los personajes del cuento para que los vean los chicos… No hice mi guardapolvo (risas). Igual, eran chicos muy obedientes”, recuerda.
PAREDES QUE BRILLAN
Lo de su vivienda vino con el tiempo, ya después de jubilarse como maestra. Primero fue la pared de una habitación: “Comencé haciendo las pinturas en el dormitorio de mi hija, dibujé lo que se me venía en mente. Cultivo en mi mente todo esto (dice señalando sus creaciones). No busqué de otro lado, solamente fue idea mía hacer estos dibujos que ustedes ven por aquí”, comenta explicando que después se fue expandiendo hacia la sala de estar, la cocina y así hasta llegar al patio.
Ña Priscila no pinta cuadros ni lienzos; solo las paredes, muebles y algunos objetos de su casa con pinturas que en general le proporcionan sus hijos. “O la compro yo o viene mi hijo. Tengo un hijo médico que viene con la pintura porque él sabe que esa es mi debilidad. Desde el piso de mi casa, el portón hasta el último rincón de mi casa está pintado y solamente puedo decir que la pintura es un momento de relax para mí”, cuenta.
Su casa, en un barrio de Villa Elisa, no pasa desapercibida por sus colores vibrantes y los alegres diseños que la adornan
Esta enérgica mujer encara su tarea a pesar del mal de Parkinson que la afecta, dando prioridad a sus colores favoritos: rojo, verde, azul y amarillo: “Me da alegría y satisfacción, pintar es maravilloso, relajante, te da vida, el valor que te da es la salud”, resume esta señora madre de cinco hijos.
“En este junio cumplo 91 y si Dios no me lleva todavía consigo voy a seguir pintando a pesar de las manos temblorosas porque tengo el mal de Parkinson. Eso es lo que tengo, pero no es grave. Es un poco, por eso es que un brazo no uso y con el otro nomás pinto. Porque yo sé que el otro a veces tiembla de repente y me mancha la pintura, entonces yo con el lado derecho pinto. Y si alguien viene que me vea pintar, así va a saber lo que yo hice y que no es mentira”, pide.
No pinta cuadros ni lienzos, solo las paredes, muebles y algunos objetos de su hogar. Foto: Mariana Díaz
Su expresión artística es terapéutica, asegura: “Me ayuda muchísimo en todo porque mientras lo hago, no pienso en otras cosas, estoy pensando en cómo hacer, cómo trazar. Así hago, de mi mente nomás saco, de ahí nomás yo miro por cualquier cosa… Por ejemplo, se me presenta una botella y me digo ‘¿podés hacer algo de esta botella?’. Entonces, inmediatamente le voy a hacer un motivo”, apunta.
ENSEÑAR SIEMPRE
“Mi sueño es que mis hijos también puedan seguir mis pasos porque esto te ayuda muchísimo, en todo sentido te ayuda la pintura”, cuenta de sus expectativas. “Hay que pintar para saber lo que se siente dentro de sí mismo, una alegría inmensa. Y cada vez que vos ves que estás echando el pincel en la tierra o en la pared, te llena de satisfacción. Al menos a mí es así, no sé yo a otra persona”.
La pintora enseña un cántaro que decoró y convirtió en una primorosa plantera
Mujer de mucha fe, quiere que se le salude a su patrona: “Quiero contar que he trazado una imagen de la Virgen de Caacupé. Al entrar en el portón lado izquierdo, pinté una virgen, yo tracé y pinté. Hace 6 a 7 años que está esa imagen ahí pintada, ese no se despinta, no le pasa nada, pero a veces yo me voy con mi pincel y le retoco para que no se destruya”.
Si Dios no me lleva todavía, voy a seguir pintando a pesar de las manos temblorosas porque tengo el mal de Parkinson”, promete
Dice que se siente muy bien cuando pinta cerca del portón del terreno de su casa, un lote de 12 x 40 del que se alegra haber pintado casi en su totalidad. “‘¡Qué linda tu casa!’, me dice la gente. A veces vienen a visitarme con su criatura y entra la nena y dice a su mamá que quiere pintar así como yo hago.
También ella quiere hacer, pero nadie le trae a su hija para aprender a pintar conmigo. Vaya uno a saber por qué no puede traerle. Pero sí le voy a decir que su padre le eduque en su casa y le enseñe cómo pintar porque todos sabemos pintar. Uno se dedica nomás a eso y ya sale el trabajo”, recomienda.
UNA BURRERITA ESPECIAL
Para ña Priscila, el recuerdo de su madre es permanente. Por eso, para darle ese carácter, la reflejó en un dibujo en una de las paredes de su casa. “Sí, el dibujo de mi mamá es un homenaje. Yo entraba en un colegio de monjas, somos dos hermanas y las dos somos profesoras. Mamá nos llevó a inscribir en ese colegio y era carísimo para mi familia. ¿Sabe cómo pagó mi mamá por nosotros? Con leña que le llevaba a la monja, porque cuando eso se usaba la cocina de leña nomás, no había nada, ni gas, ni eléctrico”, cuenta.
Su mamá era burrerita y llevaba siempre sus mercaderías a los mercados de Asunción. “Por eso yo le hice a ella, recordándole porque era una madre muy sacrificada que hizo mucho por educarnos. Por eso se merece tenerle así, por lo menos en un rincón para que nos acompañe siempre”, expresa ña Priscila en esta entrañable nota para La Nación del Finde.
Rendirán homenaje a Wilma Ferreira en Estados Unidos
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“Dejando huellas” se denomina un homenaje a la destacada artista paraguaya Wilma Ferreira, que se llevará a cabo el miércoles 28 de mayo, a las 21:00 horas de Paraguay (hora del Pacífico), en Estados Unidos. El evento es gratuito y abierto al público, con registro previo en: https://apcousa.net/events.
“El encuentro celebra la trayectoria de una leyenda viva de nuestra música y cultura popular. Bajo el lema ‘Dejando Huellas’, rendimos tributo a personalidades cuyas vidas y obras han dejado una marca significativa, inspirando respeto y admiración a través del tiempo”, expresa la convocatoria.
Wilma Ferreira Falcón es una reconocida cantante, compositora, actriz y bailarina, nacida el 17 de marzo de 1929, en la zona de Güyrá keha de Caazapá. “Durante la ceremonia, varios de sus exitosos exalumnos enviarán saludos desde distintas partes del mundo, y se interpretarán canciones que tocarán el corazón de la homenajeada”, informaron los organizadores.
El evento es organizado por el Centro Cultural Paraguayo en la Costa Oeste (Cecupar), con sede en Los Ángeles, perteneciente a la Asociación de Paraguayos en la Costa Oeste, en alianza con el Centro Paraguayo de Palm Beach, el Centro Paraguayo de Miami-Dade y el Centro Paraguayo de Nueva York.