Medios internacionales informaron acerca de la muerte del actor ucraniano Pasha Lee, de 33 años; quien falleció en medio de los últimos bombardeos hacia los civiles, ocasionados por Rusia. A pesar de ser famoso en su país, el artista y presentador de televisión se unió a las tropas para luchar contra la invasión rusa
Pasha logró ser un gran reconocido gracias a su trabajo de voz en las versiones dobladas de “El Rey León y El Hobbit”, y además era parte del staff de profesional del canal Den TV, donde permaneció hasta el mes de febrero pasado, ya que luego dejó de lado las cámaras y se alistó al ejército.
Lamentablemente la guerra entre Rusia y Ucrania continúa involucrando a más personas, ya que cada día son más los civiles que se suman a las Fuerzas Armadas ucranianas, para así estar al frente de batalla y pelear por su nación, sin importar su edad, condición social, religión, etc.
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En este contexto, cabe destacar que son varias las personalidades entre actores y deportistas así como también de diferentes ámbitos, que tomaron la decisión de portar armas y combatir junto a los demás ciudadanos, ya sean militares o civiles.
Precisamente fue el propio Lee quien hace 72 horas compartió en su cuenta de Instagram una fotografía en la que se lo ve militarizado, por lo que escribió; “Durante las últimas 48 horas tuvimos una oportunidad de sentarnos y hacernos una foto de cómo nos están bombardeando, y estamos sonriendo porque nos las arreglaremos y todo será Ucrania. Estamos trabajando”,
Presumiblemente Pasha Lee murió el domingo 6 de marzo, al ser bombardeadas la ciudades de Irpin, Hóstomel, Makariv, región de Kiev. La noticia se dio a conocer en el Festival Internacional de Cine de Odessa y posteriormente fue confirmada por el canal de noticias local TSN, mencionaron varios portales.
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Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
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Mundial ruso: Albirroja artística juega semifinal ante Hungría
La Albirroja artística juega este viernes ante Hungría por un cupo en la final del Mundial de Rusia, mientras la otra llave se define entre Argentina y Serbia. El evento volvió a organizarse con invitados internacionales luego de seis años, desde la pandemia por covid, y la selección de artistas paraguayos logró clasificar como puntero invicto en su grupo, con goleadas. Los partidos se transmiten en el canal: https://www.youtube.com/@artfootballfest.
La Banda Guazú de Paraguay vuelve a estar presenta en Moscú, para la décima edición del Campeonato Mundial de Fútbol para Artistas, el Festival Internacional de Fútbol y Música “Art Football 2025”, del 7 al 15 de junio. Esta es la cuarta participación paraguaya desde la edición de 2017, cuando el cantante Patrick Altamirano fundó este proyecto musical-futbolístico.
La versión 2025 de la Banda Guazú está conformada por: Édgar Camarasa, Diego Barreto, Raúl Vega, Darío Torales, Acho Laterza, Alejandro Galeano, Federico Ríos, Francisco García, Iván Díaz, Héctor Rojas, Gustavo Torres, Gustavo Palacios, Jorge León Brun, Claudio Vargas y Iván Schulze, entre músicos, exfutbolistas y periodistas invitados.
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Paraguay arrancó con una victoria por 3 a 1 ante el anfitrión, Rusia. Luego venció 3 a 0 a Kazajistán y ganó por 5 a 1 a Azerbaiyán, totalizando 9 puntos, con once goles a favor y solo dos en contra. Con este desempeño, la Albirroja consiguió boleto para el cuadrangular “Absolute Stars” entre los primeros puestos de cada grupo, que comparte con Argentina, Hungría y Serbia. El vencedor de la final prevista este domingo 15 de junio se llevará el máximo premio del torneo.
Aparte del fútbol, la Banda Guazú también compite en lo musical, ya que los equipos estuvieron presentando conciertos por otros premios. En la edición de 2017, el seleccionado albirrojo fue el ganador del Gran Premio de Interpretación Musical. El 10 de junio fue el espectáculo de los compatriotas, que presentaron música folclórica, así como creaciones propias de pop-rock y cumbia.
Argentina fue con los veteranos del fútbol Mariano Echeverría y Nicola Tagliani; Álvaro Teruel (Los Nocheros), Joaquín Vitola (Los Indios), Juan Cruz Costabel (Agapornis), Tyago Griffo, Yeyo de Gregorio (actor de “Chiquititas” y “Casi Ángeles”), Manuel Sarrabayrous, Marcelo Marín, Mariano Sapetti, Juan Ignacio Pellizolla, los DJ Otto Bunge y Guido Gana, Gastón Rico, y los presentadores Martín Souto, Marcelo López, Gonzalo Palacios, Julián Barese y Martín Pepa.
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Equipos participantes
Grupo A: Rusia, Azerbaiyán, Kazajistán, Paraguay.
Grupo B: Argentina, Perú, Inter, Bielorrusia.
Grupo C: Hungría, Japón, Georgia, Turquía.
Grupo D: Irán, Kirguistán, Serbia, Corea.
Primera jornada
Partido de gala: Rusia - Selección Mundial 5:5
Rusia - Paraguay 1:3
Argentina - Bielorrusia 3:0
Azerbaiyán - Kazajistán 1:3
Perú - Inter 4:3
Segunda jornada
Hungría - Turquía 0:0
Irán - Kirguistán 3:1
Georgia - Japón 4:0
Serbia - Corea 4:3
Tercera jornada
Rusia – Azerbaiyán 4:3
Argentina – Inter 5:1
Kazajistán – Paraguay 0:3
Perú – Bielorrusia 3:2
Cuarta jornada
Japón - Turquía 3:6
Hungría - Georgia 0:3
Kirguistán - Serbia 2:0
Irán - Corea 5:3
Quinta jornada
Rusia – Kazajstán 1:1
Argentina – Perú 2:1
Azerbaiyán – Paraguay 1:5
Bielorrusia – Inter 4:3
Sexta jornada
Georgia - Turquía 2:0
Corea - Kirguistán 4:3
Irán - Serbia 1:1
Hungría - Japón 9:2
Semifinales
Grupo A (1.º de la fase de grupos):
Hungría vs. Paraguay
Argentina vs. Serbia
Grupo B (2.º de la fase de grupos):
Kazajstán vs. Bielorrusia
Turquía vs. Irán
Grupo C (3.º de la fase de grupos):
Georgia vs. Perú
Rusia vs. Corea
Grupo D (4.º de la fase de grupos):
Kirguistán vs. Japón
Inter vs. Azerbaiyán
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¡La Albirroja goleó… en Rusia!
La Albirroja pasa por un gran momento, goleó en su último partido y está cerca de la clasificación… no hablamos de la selección absoluta, que juega esta noche ante Brasil, sino de la versión futbolera de artistas llamada la Banda Guazú, que volvió a Rusia para la décima edición del Campeonato Mundial de Fútbol entre Artistas “Art Football 2025”, que vuelve a organizarse luego de cinco años.
Al combinado paraguayo le tocó el partido inaugural, nada menos que ante el anfitrión, Rusia, por el grupo A, el sábado 7 de junio. El equipo guaraní logró imponerse por 3 goles a 1 ante los rusos en el estadio Sapsan Arena de Moscú. Luego, el lunes 9 de junio volvió a golear, esta vez a Kazajistán por 3 a 0. Paraguay cerrará este bloque este miércoles 11 de junio ante Azerbaiyán, que acumula dos derrotas.
La selección de artistas paraguayos lidera el grupo A con 6 puntos, seguido por Rusia y Kazajistán 3, y Azerbaiyán, sin puntos. De mantener su liderazgo, Paraguay clasificará a la siguiente ronda en un combo entre los punteros de los cuatro grupos. Participan otros 12 equipos: Argentina, Perú, Inter y Bielorrusia por el grupo B; Georgia, Hungría, Turquía y Japón por el grupo C; Irán, Serbia, Kirguistán y Corea por el grupo D.
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Además de la competencia de fútbol, Paraguay también compite por galardones artísticos y este martes 10 de junio tuvo su concierto con polcas, cumbia y canciones propias, que quedó grabado en el canal de YouTube del evento; compartiendo el escenario con Japón, junto al rockero ruso Vladimir Kuzmin como invitado especial. En la edición de 2017, la Banda Guazú fue el ganador del Gran Premio de Interpretación Musical.
Ese mismo año fue la primera participación paraguaya por iniciativa de Patrick Altamirano, excantante de Revolber. “En 2025, el equipo paraguayo se convirtió en el último país en recibir una invitación y confirmó su participación tan solo 5 semanas antes del inicio del Mundial de Rusia”, informaron los organizadores del festival internacional de fútbol y música “Art Football 2025”.
La delegación paraguaya está integrada por: Édgar Camarasa, Diego Barreto, Raúl Vega, Alejandro Galeano, Darío Torales, Federico Ríos, Francisco García, Iván Díaz, Héctor Rojas, Acho Laterza, Gustavo Torres, Gustavo Palacios, Jorge León Brun, Claudio Vargas y Iván Schulze. El Mundial de artistas se realiza del 7 al 15 de junio; sus ediciones anteriores fueron en los años 2007, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019, entonces se suspendió por la pandemia del covid-19, y solo tuvo una limitada versión local en 2021.
La Banda Guazú 2025
1. Raúl Vega es un reconocido periodista especializado en turismo, música y estilo de vida, presentador del popular programa de viajes “A Mil Kilómetros del Mar”.
2. Alejandro Favian Galeano Mazacotte es multiinstrumentista, líder del grupo Polka Stereo, quien modernizó la polca tradicional. Productor musical, participante del proyecto musical Altamirano.
3. Diego Daniel Barreto Cáceres, futbolista veterano, leyenda del fútbol paraguayo, portero. Inició su carrera en el club Cerro Porteño, jugó en Newell’s Old Boys, Olimpia, Sol de América, Sportivo Luqueño, etc. Portero de la selección de Paraguay (2004-2017). Ganador de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Semifinalista de la Copa Libertadores como parte de Cerro Porteño (2011). Campeón paraguayo con Olimpia y bicampeón nacional con Cerro Porteño.
4. Édgar Manuel Camarasa Morel, líder del grupo Talento de Barrio, ganador de discos de oro por el álbum “En concierto en 2014” y el éxito “Amaneció lloviendo” con Raza Negra de Brasil (2022).
5. Federico Nicolás Ríos Fleitas, bajista del grupo Don Gato y sus Cuates, músico de sesión.
6. Darío Aníbal Torales Florentín, agente de fútbol.
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7. Hugo Iván Díaz, músico de sesión, baterista y percusionista del grupo Don Gato y sus Cuates.
8. Héctor Rojas, vocalista y tecladista de la banda de folk-rock-fusión LaNuestra. Fundador de la banda de folk-rock Super Turbo Diesel. Ganador de los Premios Propya 2016 en la categoría mejor canción por el éxito “Día de locos”.
9. Acho Laterza, compositor y cantante. Actuó en el mismo escenario que Billie Eilish y otros músicos de renombre mundial.
10. Gustavo Torres, baterista de la banda de pop-rock The Ollies. Compositor. Su éxito “Nos siguen pegando” sonó en todas las radios paraguayas. El 20 de junio de 2025 se estrenará su álbum debut “En el medio del desorden”.
11. Gustavo Palacios, baterista y músico de sesión. Miembro del grupo Don Gato y sus Cuates.
12. Georges Brun, periodista freelance especializado en deportes y noticias, actualmente trabaja para Radio San Sebastián FM 87.5 (Paraguay).
13. Claudio David Vargas Villalba, futbolista veterano y entrenador. Jugó en los clubes paraguayos Sol de América, Luqueño y Olimpia, y en los italianos Venezia, Udinese y Treviso. Actualmente entrena a las reservas de Guaraní.
14. Iván Andrés Schulze Mesquita, DJ de fusión. Un referente de la escena underground paraguaya.
15. Francisco Javier García Quezada, vocalista y líder de la banda Don Gato y sus Cuates.
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Ucrania y Rusia canjearon de prisioneros pese a negociaciones estancadas
- Kiev, Ucrania. AFP.
Ucrania y Rusia anunciaron el lunes el inicio de un nuevo canje de prisioneros, uno de los únicos resultados concretos de las recientes negociaciones para poner fin a más de tres años de guerra. Ninguno de los dos países precisó el número de soldados que serán canjeados y Kiev explicó que no daba esa información por razones de seguridad.
El intercambio fue acordado en la segunda ronda de negociaciones directas entre Rusia y Ucrania, que tuvo lugar en la ciudad turca de Estambul el 2 de junio. Durante la reunión, ambas partes acordaron liberar a todos los prisioneros gravemente heridos o enfermos, y a los menores de 25 años. El canje fue uno de los únicos puntos de acuerdo que se alcanzaron durante las conversaciones, además de un futuro intercambio de varios miles de cuerpos de soldados muertos en combate.
Las negociaciones de paz, en cambio, están en punto muerto. “Un primer grupo de militares rusos menores de 25 años ha sido repatriado del territorio bajo control del régimen de Kiev. A cambio, se transfirió el mismo número de militares del ejército ucraniano”, anunció el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró poco después que la operación se realizará en varias etapas durante los “próximos días”. “Las negociaciones continúan prácticamente todos los días”, precisó en redes sociales. El centro de coordinación ucraniano para prisioneros de guerra indicó que se trata del 66 canje de presos entre Kiev y Moscú desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
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Negociaciones estancadas
Rusia y Ucrania intercambian regularmente prisioneros y restos mortales de soldados desde hace más de tres años. El último canje se produjo tras la primera ronda de negociaciones directas entre ambos bandos, celebrada en Estambul en mayo. Tras las conversaciones, Kiev y Moscú intercambiaron unas 1.000 personas de cada bando, tanto soldados como civiles.
Pero pese a esos acuerdos, los dos países están lejos de un cese el fuego. El ejército del aire ucraniano anunció que Moscú lanzó un número récord de 479 drones explosivos contra el país la madrugada del lunes. El día anterior, el ejército ruso afirmó haber ampliado su ofensiva a la región ucraniana de Dnipropetrovsk, fronteriza con las regiones de Donetsk y Zaporiyia, ya parcialmente bajo control ruso.
Moscú exige que Ucrania ceda los territorios que afirma haberse anexionado y renuncie a ingresar en la OTAN. También rechaza una tregua “incondicional” de 30 días pedida por Kiev y sus aliados europeos, ya que considera que permitiría a las fuerzas ucranianas rearmarse gracias a los suministros occidentales.
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Ucrania, por su parte, exige que las tropas rusas se replieguen y pidió “garantías de seguridad” a sus aliados occidentales, ya sea en forma de despliegue de tropas o de acuerdos militares. En diciembre de 2024, las autoridades ucranianas estimaron que Rusia tenía retenidos a más de 16.000 civiles ucranianos, sin especificar el número de prisioneros militares.
No se ha revelado el número de soldados rusos detenidos en Ucrania, pero es probable que sea inferior al de Kiev, según las estimaciones. Ambas partes se acusan mutuamente de violar la Convención de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra. Varios exprisioneros de guerra ucranianos declararon a AFP que fueron torturados durante su cautiverio.
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