Han salido a la luz algunas imágenes del rodaje de la serie “The Crown” y una vez más, la actriz Elizabeth Debicki está dando mucho de qué hablar por su excelente rol como Lady Di en la serie The Crown, y su particular parecido deja a todos atónitos.
Los fanáticos dijeron que es impresionante el parecido entre ambas y ocasionó un gran impacto, sobre todo en quienes no esperaban que la caracterización se acercase tanto a la realidad.
Su mirada y las poses son dos elementos imprescindibles en el papel de Elizabeth, así como también el trabajo del equipo de peluquería, maquillaje y vestuario, dieron como resultado una caracterización brillante.
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La actriz australiana de 31 años demuestra su potencial y la entrega que tuvo con este personaje, su porte frágil, pero poderoso, así como su elegancia y andar tímido fueron claves para que Debicki impacte aún más.
Ella logró adoptar todos los gestos y demás formas de comportamiento de esta emblemática mujer delante y fuera de las cámaras y por tanto se convirtió en la mejor referencia de Diana de Gales, en los últimos tiempos.
Las fotos más recientes publicadas así lo comprueban y dejan atónitos a todos los seguidores de la serie y de la actriz, pues a través de las redes sociales se pudo apreciar la similitud que hay en ella con la madre de los príncipes William y Harry.
The Crown es una de las grandes series de los últimos años y, aunque aún falta mucho para que termine, existe una gran expectativa de lo será la quinta temporada, la cual se podrá ver en Netflix en noviembre de este año.
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Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
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¿Kate Middleton y Lady Di, malditas por un anillo de zafiro?
La princesa de Gales Kate Middleton generó mucho misterio estos últimos meses desde el anuncio de su cirugía abdominal, su ausencia pública y la supuesta crisis matrimonial con el príncipe William. En la red social X se viralizó una teoría de una aparente maldición que cayó en Middleton, así como en su recordada suegra Lady Di.
La supuesta maldición estaría vinculada a un anillo de zafiro que ambas emplearon. Diana Spencer, más conocida como Lady Di, sufrió un triángulo amoroso en su matrimonio con el ahora rey Carlos III, quien tuvo una relación extramarital con Camilla Parker-Bowles. Es sabido, que hoy en día la corona sigue bajo la aparente sombra de la infidelidad.
Pues se especula que el príncipe William estaría en un affaire con la marquesa Rose Hanbury. Ambos fueron vistos juntos el 14 de febrero del 2022 celebrando el Día de los Enamorados, aparentemente. A este rumor se le suma que tendría dos hijos más y que encima Kate Middleton estaría al tanto de la situación.
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Estas infidelidades estarían relacionadas con la maldición del anillo de zafiro que heredó Middleton de Lady Di. Con este anillo, las mujeres no solo corrieron con la pena de un engaño en su relación matrimonial, sino que la maldición tendría que culminar en un divorcio. Para los más esotéricos, la piedra del zafiro está relacionada con la energía de saturno, misma que atrae karma y divorcio.
Ante la teoría se compartieron varias reacciones en línea: “Lo peor del asunto es que le dio el mismo anillo que uso Lady Di, ese anillo contiene toda la tragedia que fue el catastrófico matrimonio con Carlos”, “El problema no es el zafiro, es la persona. Salió igual a su padre, no aprendió nada del sufrimiento de su mamá”, “Lo que atrae divorcios es la gente y su falta de principios, no una maldita piedra”, escribieron.
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Última temporada de “The crown”, la moda en los Latin Grammy; escándalo real da que hablar y más...
La última temporada de “The crown” culmina con la muerte de Diana. Escándalo en la corte de Dinamarca por amorío del heredero. Nuevas fotos oficiales de reyes de Países Bajos tomadas por un experto en grupos de rock. Tendencias de moda en los Grammy Latinos en Sevilla. La top model argentina Nicole Neumann se ha casado por civil en un idílico viñedo del sur. Sus looks y más...
- M.N. Fotos: AFP
“THE CROWN” Y LA MUERTE DE DIANA
La serie “The crown” termina con la muerte de la princesa Diana. La exitosa serie de Netflix sobre el reinado de Isabel II concluye con un acontecimiento extremadamente delicado para la monarquía británica, la muerte de la princesa Diana. La sexta y última temporada de la serie creada por Peter Morgan se estrena en dos etapas. Cuatro episodios fueron puestos en línea este jueves y los últimos seis pondrán fin el 14 de diciembre a las 60 horas de emisión, que desde 2016 han seguido los pasos de la monarquía británica, desde el matrimonio de la difunta reina Isabel II en 1947 hasta la llegada de Kate Middleton, actual princesa de Gales, a principios de la década de 2000.
La sexta temporada narra las últimas semanas de la vida de la princesa Diana tras su turbulento divorcio del actual rey Carlos III hasta su muerte el 31 de agosto de 1997. Perseguida por los paparazzi, el coche en el que viajaba Lady Di se estrelló contra una columna del túnel del puente del Alma, en París, falleciendo la princesa a sus 36 años y su nuevo amor, el rico heredero egipcio Dodi Al Fayed. La familia real tardó años en superar el trauma causado por la muerte de quien fue calificada por el ex primer ministro británico Tony Blair como “la princesa del pueblo”, que en la serie es interpretada por Elizabeth Debicki.
“Es un tema muy delicado de tratar porque fue un evento muy importante en la vida de la monarquía y de la familia real. Y las personas relacionadas con Diana todavía están vivas, incluidos sus dos hijos que ahora son adultos, Guillermo y Enrique”, explicó a AFP Ed Owens, historiador especializado en la monarquía. “Este es el momento clave para el que la serie se ha estado preparando desde la primera temporada”, aseguró Owens.
“Siempre nos preguntamos si Peter Morgan es amigo o enemigo de la monarquía y esta temporada nos dará una mejor idea de lo que piensa. ¿Es una institución que ha cometido grandes errores y todavía necesita modernizarse o es una institución que ha sabido modernizarse desde 1997?”, concluyó. La última temporada de la serie recrea el excepcional discurso que Isabel II pronunció por televisión desde el Palacio de Buckingham el 5 de setiembre de 1997 para rendir un homenaje a la princesa. Imelda Staunton, que interpreta a la soberana en las dos últimas temporadas, tras Claire Foy y Olivia Colman, dijo sentir “una enorme responsabilidad” con esta escena. Amiga de celebridades y figura mediática, Diana se forjó una gran popularidad a nivel mundial al mostrar su empatía hacia los más desfavorecidos. La princesa sigue siendo objeto de una inmensa admiración incluso fuera del Reino Unido, y su recuerdo ensombrece la imagen del nuevo rey Carlos III y de su esposa, la reina Camila, que nunca logró superar por completo su reputación de haber sido la causante del divorcio.
ESCÁNDALO “ROYAL”
Cena de gala con tiaras, ofrendas florales, visitas a hospitales, recibimientos en el Ayuntamiento de Copenhague y actos culturales variados. La visita de Estado de los reyes de España a Dinamarca transcurría por los cauces habituales y protocolarios de este tipo de eventos... hasta que estalló la bomba. El pasado 7 de noviembre, aparecían en tapa de la revista de corazón Lecturas, de España, unas sorprendentes imágenes del príncipe heredero de Dinamarca Federico junto a Genoveva Casanova (exesposa del aristócrata Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la duquesa de Alba) paseando por Madrid. Las fotografías, que revelaban la que hasta entonces era una relación desconocida, veían la luz posteriormente con un timing sospechoso: justo cuando Federico y su esposa, Mary Donaldson, hacían de anfitriones de Felipe y Letizia. Inmediatamente la atención de los medios se dirigió a los protagonistas de la historia: Federico y Genoveva. Uno en Copenhague, la otra en Madrid.
Ella no tardó en emitir un comunicado en el que “negaba contundentemente” cualquier relación amorosa con el príncipe, con amenaza de juicios por parte de sus abogados. Lo que llamó más la atención de la prensa fue que no solo pasearon por sitios en donde podían ser vistos en Madrid, sino que luego de cenar se los vio entrar al piso donde vive ella y desde donde el príncipe salió a la mañana siguiente cuando lo pasaron a buscar sus guardias personales para tomar un vuelo privado a Copenhague. La prensa comenzó a especular con un posible “aviso” de ella al medio sobre su encuentro. Tal vez sus intenciones, sospechan, era mostrar a todo el mundo esa relación que tal vez el príncipe quiso abandonar. Una estrategia muy usada a nivel de algunas mujeres que pretenden sacar provecho de una crisis, que esta vez compromete al heredero de la corona danesa. Se dice en su país que está separado hace rato de Mary Donalson, su esposa y madre de 4 hijos. Lo cierto es que la reina Margarita, madre de Federico, estaba lista para abdicar en favor de su heredero, pero este escándalo ha suspendido esa historia. Veremos cómo sigue.
DÉCIMO ANIVERSARIO Y FOTOS OFICIALES
Los reyes de los Países Bajos vuelven a sorprender en sus nuevos retratos oficiales por su 10.º aniversario en el trono: Anton Corvijn, el fotógrafo especializado en música rock y autor de las imágenes más icónicas de U2 y Depeche Mode. Aunque la fecha se conmemoró exactamente el 30 de abril, ahora la Casa Real ha lanzado las fotografías. El autor de las fotos es autor famoso por retratar a grupos musicales como U2, Nirvana y Depeche Mode, para los que incluso ha realizado algunos de sus videoclips más icónicos. Lo mostrado son seis fotografías, tomadas en la Galería Hall del Palacio de Noordeinde, en La Haya, el pasado setiembre. Un entorno adecuado para unos soberanos que aparecen en una pose y con vestimentas a la altura. El rey Guillermo lleva el frac de gala y sus condecoraciones oficiales.
Por su parte, Máxima ha escogido un vestido largo en color rosa cuarzo con los hombros al aire y una falda de volantes de tul, obra del diseñador holandés Jan Taminiau, uno de sus favoritos. Y, por supuesto, luce algunas de las grandes joyas de la corona holandesa con mucha carga histórica y simbólica, la llamada Tiara Stuart. Esta es una enorme pieza de diamantes de valor incalculable. Solo el gran diamante que corona lo más alto tiene 40 quilates. También llevó el collar a juego para completar el look. Su origen se remonta a la británica Casa Estuardo con el gran diamante central en tonos azulados. El fotógrafo es un maestro del blanco y negro más contrastado y así ha querido retratar a los reyes. Guillermo y Máxima de Holanda aparecen frente a un espejo.
DESFILE DE MODA EN LOS LATIN GRAMMY 2023
La red carpet de los Grammy Latinos 2023 en Sevilla se convirtió en un epicentro de las tendencias del momento. Vestidos, joyas, destellos, cortes asimétricos hicieron las delicias de las más fashionistas. Las texturas exquisitas, las paillettes y el lúrex de los que ya nos venían avisando Rabanne, Valentino, Balmain, Dior o Givenchy en sus pasarelas también recibieron una invitación. Shakira, el regreso de Rosalía y la presencia de Raw Alejandro fueron de lo más comentado por la noche glam. Victoria Federica, hija de la infanta Elena y joven influencer, con un diseño hecho a medida para ella de la firma Hera Studio. Se trata de un modelo fabricado en un tejido satinado color plata con bordados de motivos botánicos por el escote y el bajo del patrón. Presenta el escote cuadrado y tirantes finos, además de una silueta recta de arriba a abajo. Originalidad en los complementos: un solo guante de color azul Klein y joyas de Rabat.
Una de las primeras en llegar ha sido Julieta Venegas. La cantante ha lucido un vestido fabricado en gasa a principios del siglo XX y recuperado por HahnMade. Con encajes y puntillas en toda la pieza, está restaurado completamente con más de 50 remiendos, lo que convierte a la pieza en una auténtica joya textil. El tejido está teñido a mano en tonalidad lila.
Rompiendo con la estética habitual que caracteriza las puestas en escena de Nieves Álvarez, el diseño de IT Spain presenta una base en color negro y encima un corsé joya con flecos en tono rojo pasión. De cuello subido y manga larga, la parte superior del estilismo se ajusta a su figura. El negro continúa en los pantalones que resultan ser unos leggings con gomas en los tobillos, un claro guiño a la moda ochentera y a la estética rock.
UNA BODA MUY TRENDY
Cristales, transparencias y “pijama glam”: los cambios de look de Nicole Neumann para su casamiento con Manu Urcera en el sur de la Argentina. Fue la boda por civil, en un paisaje maravilloso. La modelo describió cada uno de sus outfits en la ceremonia íntima que celebró con el piloto de Turismo Carretera en una bodega de Neuquén. El 8 de noviembre, Nicole Neumann y José Manuel Urcera se casaron a través de una ceremonia civil e íntima que organizaron en la exclusiva Bodega Malma, ubicada en San Patricio del Chañar, a unos 55 kilómetros de Neuquén. Sin embargo, casi no se filtraron fotos de la boda y apenas se pudo ver algo del look de la modelo y conductora, y otro poco de la ambientación del lugar elegido. Pasaron los días y los recién casados mostraron por primera vez las imágenes oficiales del romántico momento.
A través de un posteo que publicaron en simultáneo en sus respectivas cuentas de Instagram, Nicole y Manu publicaron siete fotos de la fiesta. En la primera del álbum se los ve dándose un beso ante el aplauso de los invitados. En la siguiente, lucen sonrientes ante la característica lluvia de arroz con la que se suelen coronar los casamientos. En la tercera, aparecen frente a un auto de colección que luce un arreglo floral sobre la leyenda “Just married” (Recién casados). Un teanner tuvo lugar el día anterior, como un primer encuentro entre los invitados para que entren en confianza. Allí, eligió un vestido corto y escotado. Tras conocerse el álbum de bodas, llegaría el tiempo en que Nicole hiciera una descripción de cada uno de los looks utilizados, empezando por lo que ella misma denominó como “la previa de la previa”.
Con esto hizo mención a un teanner, un primer encuentro entre los invitados para que entren en confianza amigos y familiares de ambos contrayentes. “Lo hicimos porque muchos viven en Buenos Aires y otros en Neuquén”, justificó la modelo, que para ese momento eligió un vestido corto y escotado, pero con mangas largas.
Tras ese primer momento, llegó el tiempo del descanso y la espera por el amanecer soleado del miércoles 8 que anticipó la ceremonia por civil. Al ser al mediodía el horario elegido, desde temprano se realizaron los preparativos. “Empezamos con pelo y make up tipo 9:30, ya que la ceremonia era al mediodía y los invitados llegaban a las 11:00 y queríamos hacer unas fotos juntos antes”, destacó Nicole, por lo que en ese punto se decidió por lo que ella misma denominó como un pijama glam, que consta de una camisola y un short en color blanco. Luego llegó el momento de la ceremonia, donde la novia usó un diseño de Natalia Antolín: en las fotos se la vio con un pantalón palazzo y un body de plumetí de color blanco, además de un saco sastrero. En cuanto a su peinado, optó por llevar el pelo recogido con dos tiaras colmadas de piedras y para el maquillaje lució un estilo más bien natural y despojado, para que la ropa se llevara todo el protagonismo. El tocado, en tanto, fue obra de Gabriela Burman. “Queríamos algo de día, muy yo, que no dejara de ser novia”, explicó sobre el vestido elegido. “Elegante, pero en un viñedo al aire libre, como me gusta vivir y uno de los lugares donde tuvimos nuestro primer fin de semana juntos en Neuquén”, apuntó Nicole para darle contexto a la composición de lugar.
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La muerte de la princesa Diana cerrará “The Crown”
“The Crown”, la exitosa serie de Netflix sobre el reinado de Isabel II, concluye con un acontecimiento extremadamente delicado para la monarquía británica, la muerte de la princesa Diana. La sexta y última temporada de la serie creada por Peter Morgan se estrena en dos etapas.
Cuatro episodios fueron puestos en línea este jueves pasado y los últimos seis pondrán fin el 14 de diciembre a las 60 horas de emisión, que desde 2016 han seguido los pasos de monarquía británica, desde el matrimonio de la difunta reina Isabel II en 1947 hasta la llegada de Kate Middleton, actual princesa de Gales, a principios de la década de 2000.
La sexta temporada narra las últimas semanas de la vida de la princesa Diana, tras su turbulento divorcio del actual rey Carlos III, hasta su muerte el 31 de agosto de 1997. Perseguida por los paparazis, el coche en el que viajaba Lady Di se estrelló contra una columna del túnel del Puente del Alma, en París, falleciendo la princesa a sus 36 años y su nuevo amor, el rico heredero egipcio Dodi Al Fayed.
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La familia real tardó años en superar el trauma causado por la muerte de quien fue calificada por el ex primer ministro británico Tony Blair como “la princesa del pueblo”, que en la serie es interpretada por Elizabeth Debicki. “Es un tema muy delicado de tratar porque fue un evento muy importante en la vida de la monarquía y de la familia real. Y las personas relacionadas con Diana todavía están vivas, incluidos sus dos hijos que ahora son adultos, Guillermo y Enrique”, explicó a AFP Ed Owens, historiador especializado en la monarquía.
“Este es el momento clave para el que la serie se ha estado preparando desde la primera temporada”, aseguró Owens. “Siempre nos preguntamos si Peter Morgan es amigo o enemigo de la monarquía y esta temporada nos dará una mejor idea de lo que piensa. ¿Es una institución que ha cometido grandes errores y todavía necesita modernizarse o es una institución que ha sabido modernizarse desde 1997?”, concluyó.
“Enorme responsabilidad”
La última temporada de la serie recrea el excepcional discurso que Isabel II pronunció en directo por televisión desde el Palacio de Buckingham el 5 de septiembre de 1997 para rendir un homenaje a la princesa y responder a la inmensa conmoción popular por su muerte. Imelda Staunton, que interpreta a la soberana en las dos últimas temporadas, tras Claire Foy y Olivia Colman, dijo sentir “una enorme responsabilidad” con esta escena.
Amiga de celebridades y figura mediática, Diana se forjó una gran popularidad a nivel mundial al mostrar su empatía hacia los más desfavorecidos. La princesa sigue siendo objeto de una inmensa admiración incluso fuera del Reino Unido, y su recuerdo ensombrece la imagen del nuevo rey Carlos III y de su esposa, la reina Camila, que nunca logró superar por completo su reputación de haber sido la causante del divorcio.
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Esta parte final de la serie es esperada con ansiedad por la gente cercana a la monarquía, aunque la familia real nunca ha comentado nada sobre la producción. Pero los reportes de que Diana es representada como un fantasma ya han provocado acusaciones de falta de respeto en la opinión pública.
No es la primera vez que “The Crown” es criticada, sobre todo porque la serie llega al público joven de Netflix, que ve ciertos acontecimientos relatados por primera vez. Annie Sulzberger, que dirigió la investigación documental de la serie, aseguró al diario The New York Times que es consciente de tratar un tema muy delicado con Diana. “Con la historia reciente, nos enfrentamos constantemente a perspectivas íntimas y personales de los espectadores”, afirmó.
Fuente: AFP.