La importancia del respeto a los derechos humanos en nuestro país fue resaltada en el VII Congreso Nacional de la Defensa Pública con miras al “Objetivo de Desarrollo Sostenible 16″, con el lema “Promover una sociedad justa, pacífica e inclusiva”. El evento se desarrolló en el Banco Central del Paraguay en coincidencia con el Día de los Derechos Humanos.
En la oportunidad, la defensora general, María Lorena Segovia, expresó que hoy en día nos toca determinar en qué fase de ese proceso evolutivo nos encontramos en el Paraguay. Si bien debería estar superada toda discusión sobre la existencia de los derechos humanos, su carácter de inherencia a la personalidad humana o la necesidad de su respeto, protección y promoción, es preciso reconocer que aún persisten discriminaciones y, por ende, desigualdades. Esto debe llevarnos a poner mayor énfasis en las acciones que posibiliten la efectividad de esos derechos.
“Lo que buscamos es conseguir que los derechos de las personas usuarias de la Defensa Pública sean visibles a partir de indicadores consistentes. Y esto coincide con el cambio de paradigma propuesto por la metodología de Naciones Unidas: ver a cada persona en el proceso y mejorar constantemente nuestras políticas de derechos humanos, con lo cual lograremos cambios positivos en sus vidas”, enfatizó la titular de la Defensa Pública.
Asimismo, manifestó su absoluto convencimiento de que los avances presentados en el marco del VII Congreso serán una importante referencia y un valioso recurso de información para todo el sistema nacional de justicia.
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El VII Congreso Nacional tuvo como enfoque principal el de promover una sociedad justa, pacífica e inclusiva, y así facilitar el acceso a la justicia para todas las personas y contar con instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas. Las disertaciones estuvieron a cargo de profesionales nacionales e internacionales, invitados especialmente para este congreso.
La actividad contó además con la presencia del ministro de la Corte, Manuel Ramírez Candia; los defensores adjuntos Paublino Escobar y Edgar Ríos; defensoras y defensores Públicos, la ministra de la Niñez y la Adolescencia, Teresa Martínez; funcionarios de la Institución de todo el país y estudiantes universitarios, invitados e invitadas de la Defensa Pública y de las NNUU en Paraguay, así como expertos del sector judicial y sociales del país y del exterior.
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Dos caminos para entender la sociedad capitalista moderna
- Gonzalo Cáceres
- Foto: Gentileza
La humanidad vivió una suerte de torbellino a lo largo del siglo XIX y principios del XX. La Revolución Industrial, la eclosión del capitalismo, el crecimiento acelerado de las ciudades y el avance de la ciencia jugaron su parte en la formación de un mundo con diferente dinámica y formas de ver y entender la vida.
En este contexto agitado surgieron hombres y mujeres que intentaron darle cara a aquellos agitados tiempos, quienes, casi por norma, tienden a aparecer juntos en los manuales de sociología y filosofía contemporánea, aunque sus formas son tan distintas como profundas.
Karl Marx es el referente teórico del conflicto de clases y del materialismo histórico. Por su lado, Max Weber se erige como el analista del sentido subjetivo y de la racionalización moderna. Estos grandes pensadores se propusieron interpretar la dinámica de la sociedad capitalista, pero lo hicieron desde perspectivas casi contrapuestas.
LA LUCHA DE CLASES
Karl Marx (1818-1883) fue un intelectual alemán cuyo espectro de estudio abarca economía, filosofía, historia y política. Nació en una acomodada familia de origen judío, se formó en filosofía y fue influenciado por la inspiración de Hegel, aunque no tardó en desarrollar su propia visión del devenir histórico.
Marx tiene su punto de partida en el denominado materialismo histórico. Esta teoría sostiene que las condiciones materiales de la existencia (la forma en que los seres humanos producen lo necesario para vivir) determinan las estructuras sociales, políticas e incluso las ideas. Decía que “no es la consciencia la que determina el ser social, sino al revés: el ser social determina la consciencia”.
Sostiene que la economía es la base sobre la que se levantan todas las demás estructuras. Religión, política, derecho y cultura son, en su visión, “superestructuras” que reflejan los intereses de la clase dominante.
Desde esta perspectiva, Marx analiza la historia como un proceso de transformación basado en el conflicto entre las distintas clases sociales. Cada modo de producción (esclavismo, feudalismo, capitalismo) lleva en su interior contradicciones que desembocan en su propia destrucción. En el capitalismo, la contradicción principal se da entre dos clases: la burguesía, que posee los medios de producción (fábricas, tierras, capital), y el proletariado, que solo tiene su fuerza de trabajo (que vende a cambio de un salario).
Marx sostiene que esta relación es de explotación: el capitalista se apropia de la plusvalía (el valor que el trabajador produce por encima de lo que se le paga), lo que eventualmente desemboca en crisis económicas, desempleo, precarización de los trabajadores y concentración de la riqueza.
Empero, el objetivo final del autor de “El capital” no es solo interpretar el mundo, sino transformarlo. La emancipación del proletariado implicaría una revolución que dé lugar a una sociedad sin clases, donde los medios de producción sean comunes y el trabajo se organice en función de las necesidades sociales, no del lucro.
EL MUNDO DESENCANTADO
El también alemán Max Weber (1864-1920) nació algunas décadas después que Marx. Fue profesor, jurista, economista y sociólogo. Aunque conocía a fondo la obra de Marx y la respetaba, propuso un enfoque radicalmente distinto.
Weber parte de una idea central: la acción social solo puede entenderse teniendo en cuenta el sentido que los individuos le otorgan. En lugar de enfocarse en grandes estructuras que oprimen –o determinan a las personas (como hacía Marx)–, Weber se interesa por cómo las personas comprenden el mundo (y actúan en consecuencia), lo que se conocería como el método de “verstehen (comprensión)”.
A diferencia de Marx, Weber no cree que exista un único factor común en los fenómenos sociales (como la economía). En su visión, la realidad social es multicausal y compleja: economía, religión, derecho, política y cultura interactúan constantemente.
Uno de sus aportes más importantes está en su análisis del surgimiento del capitalismo moderno. En su obra “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Weber muestra que ciertas creencias religiosas (particularmente del calvinismo) favorecieron el desarrollo de una mentalidad racional, disciplinada y orientada al trabajo productivo.
Si bien no era un defensor del capitalismo, a Weber le preocupaba más el proceso de racionalización de la vida moderna (la creciente importancia de la eficiencia, el control, la burocracia y las reglas impersonales).
En ese sentido, hablaba de una “jaula de hierro”: un mundo donde las personas quedan “atrapadas en sistemas que no comprenden ni controlan (la libertad individual se ve sofocada por un aparato racional que, paradójicamente, es irracional en términos humanos)”.
Weber insistió en que las ideas, las creencias y las motivaciones tienen un peso real en la transformación histórica (o todo se reduce a la lucha económica).
SINTONÍA Y DESACUERDO
Tanto Marx como Weber ven en el capitalismo moderno una forma de organización social que tiene consecuencias negativas para el individuo. Marx lo considera explotador y alienante; Weber, una fuente de deshumanización y pérdida de sentido, porque se ha roto con formas anteriores de vida y creado nuevas lógicas sociales.
Marx asocia el capitalismo con la industrialización y la propiedad privada; mientras que Weber lo hace, pero con la racionalización y el desencantamiento del mundo.
Cada uno, a su manera, rechazó la especulación vacía y proponía herramientas metodológicas para analizar lo real.
Según Marx, el cambio definitivo vendrá a través de la revolución y el derrocamiento del sistema capitalista. Weber, por el contrario, no propone ninguna vía de transformación radical. Su proyecto es más modesto, aunque no menos valioso: entender el mundo, incluso cuando no ofrece respuestas satisfactorias.
DOS MODOS DISTINTOS DE PENSAR LA SOCIEDAD
Lejos de oponerse de forma simplista, sus ideas pueden leerse en tensión creativa. Uno estructural y revolucionario; otro interpretativo y desencantado. Uno propone el cambio como liberación de una opresión histórica; el otro advierte sobre los peligros de una modernidad que avanza “sin alma”.
Marx nos alerta sobre las injusticias materiales y la necesidad de transformación estructural. Weber nos invita a mirar la complejidad de los fenómenos humanos y a no perder de vista el sentido en medio de la racionalización.
Ambos, desde su lugar, siguen siendo imprescindibles para comprender las dinámicas del poder, la desigualdad, la cultura y el sentido en las sociedades contemporáneas. En un mundo que cambia vertiginosamente, las preguntas planteadas por estos pensadores siguen abiertas. Tal vez no podamos responderlas por completo, pero al menos podemos formularlas mejor gracias a sus aportes.
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Foro Madrid: el desafío ahora es crear mayor conciencia en la sociedad, señaló Gamarra
- Lourdes Torres
- lourdes.torres@nacionmedia.com
El diputado colorado Rodrigo Gamarra destacó que el desafío que deja el IV Encuentro Regional Foro Madrid, que se realiza en Asunción, es que de ahora en adelante se debe trabajar en crear mayor conciencia de que esforzándose se pueden lograr grandes cambios en la sociedad y en el país.
En conversación con La Nación/Nación Media, el parlamentario indicó que este espacio de debate de dos días ha sido muy inspirador, gracias a los diferentes paneles que se fueron desarrollando desde este jueves 12 de junio y que culmina hoy viernes.
“Creo que este tipo de foros son inspiradores para la gente que está escuchando y siguiendo a través de las diversas plataformas; no solo a nivel país, sino también a nivel de la región. De que todo se puede, con esfuerzo, compromiso, y trabajo se logran muchas cosas”, acotó.
Reconocimiento a la lucha de Paraguay
El legislador colorado señaló que este panel debate internacional ha sido un reconocimiento a la larga lucha que ha llevado el país en la defensa de los valores fundamentales, las libertades y la democracia.
Al respecto, resaltó que este evento es muy relevante para el país, teniendo en cuenta que ha recibido a importantes autoridades de otros países, que comparten el mismo pensamiento patriótico.
“Estos dos días han reunido a personas que creer en la libertad del ser humano, el respeto a la propiedad privada, así como en la forma de gobierno de la democracia genuina y que los espacios de representación se ganan mediante los votos y no a través de la violencia, ni las imposiciones. Así también se comparte una clara postura en defensa de la vida y la familia”, manifestó.
Al respecto, señaló que el Paraguay en su gran mayoría, es fiel creyente de un Dios, no solo como partido político, sino es sabido que la mayoría de los paraguayos profesa la fe cristiana, de los cuales una parte importante se reconoce católico.
“Creo que este importante evento es el reflejo de lo que venimos trabajando y pregonando desde hace muchísimo tiempo. Tanto desde el Partido Colorado, como de todo el Paraguay. Creo que el desarrollo de este evento es un reconocimiento a esos años de labor en defensa de esos valores”, acotó.
Agregó que este Foro Madrid es una oportunidad más para el Paraguay de demostrar al mundo las grandes riquezas que tiene el país, en lo cultural, en lo tecnológico; pero sobre todo en lo energético, que es uno de los aspectos más fuertes que tiene el país, además del campo y la agricultura.
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El caso María Fernanda abre debate en Diputados y expone crisis en la sociedad paraguaya
Durante la sesión ordinaria de la Cámara de Diputados han dedicado el espacio de oradores a realizar un análisis profundo sobre la situación que atraviesa hoy en día la sociedad paraguaya, tras los hechos trágicos que han enlutado no solo a familias, sino que conmueve a la ciudadanía en general. El último caso es la horrenda muerte de la joven de 17 años, María Fernanda Benítez.
La diputada líder de la bancada oficialista, Rocío Abed se pronunció al respecto, señalando que el caso de la adolescente tiene muchas aristas para ser analizadas, pero sobre todo existe un aspecto fundamental en todo que es la salud mental de los adolescentes.
Indicó que se habla mucho de endurecer las penas, y que tal vez sea una parte de la solución en algunos casos, pero también es consciente que no es la solución plena cuando hay necesidad de una familia que contenga a los niños, niñas y adolescentes.
“Podemos exigir hoy justicia y creo que todos debemos hacer lo máximo para que esto se logre. Lo que sí es triste ver, es que nuevamente haya gente que quiera cabalgar sobre la desgracia y atribuir esto como responsabilidad exclusiva del Estado. Creo que esto va mucho más allá del Estado”, cuestionó.
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Señaló que este lamentable hecho una vez más demuestra que se ha fracasado como sociedad, como familia y sí también como Estado; ya que en este caso particular no se activó ningún sistema, no fue efectivo ningún protocolo. Llamó a hacer un mea culpa, porque no basta con legislar y sobrelegislar para endurecer las penas.
“Es sumamente egoísta pensar que acá solo fracasó las instituciones, hemos fracasado todos, yo como una mamá de un adolescente, hemos fracasado toda la sociedad paraguaya. Esto nos debe llevar a tomar medidas, más allá de las palabras, debemos tomar medidas creativas y no solo tirar la culpa a un solo sector. Respetemos el luto de la familia y no cabalguemos solamente para tirar la responsabilidad a otras instituciones”, enfatizó.
Buscar estrategias
El legislador liberal Carlos Pereira señaló que estos hechos llaman a la reflexión como sociedad, y que más allá de bajar la edad para elevar la sanción; no considera como única solución al problema. Así como llama a toda la clase política a reflexionar y buscar las estrategias, ojalá que no se limite a la represión y el castigo.
“Esto se volvió cultural, esta forma de ver y accionar con violencia ante cualquier situación se ve a diario; lo vemos más en reiteradas situaciones y ese entorno social, el primer anillo que es la familia no reacciona. Hoy vemos a niños de 4 años reaccionar contra sus padres, donde ya no existe límites, donde se muestra afecto y cariño dándoles todos y sin límites y esto genera estos hechos violentos, ya no tienen miedo, ya no esconden su accionar violentos y ya no miden hasta donde pueden causar daño”, cuestionó.
En tanto, la diputada Jazmín Narváez lamentó que este hecho está demostrando “la suciedad de nuestra sociedad”, cuestionando qué fue lo que llevó a un adolescente acabar con la vida de otra adolescente y el poco respeto hacia la vida que existe hoy en día, lo que le lleva a pensar en el grave problema de salud mental de la sociedad.
“Más allá que a todos nos duela, nos tiene que ocupar porque nosotros tenemos la posibilidad de hacer algo, si no se hizo antes, se puede hacer ahora. Lo que no se puede es hacer como que no pasó nada. Nuestra sociedad fue interpelada con esta muerte. Desde luego el Estado, las instituciones y los que tenemos algún rol de poder. Yo me siento interpelada y espero que juntos podamos encontrar el camino de una solución”, acotó.
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“Es imposible imaginar una sociedad sin música”
- Jimmi Peralta
- Fotos: Gentileza
“El canto nos une, purahéi oñondive” se titula el trabajo en el que el cantautor paraguayo Adrián Morínigo presenta colaboraciones con varios artistas en la interpretación de polcas, guaranias y una balada de su autoría. El material apela a la función gregaria de la música destacando lo que ella encierra de sentido de pertenencia y colectividad.
El cantautor paraguayo Adrián Morínigo Villalba lanzó su tercer álbum, que lleva el título de “El canto nos une, purahéi oñondive”, una producción en la que presenta canciones originales y colaboraciones con artistas de reconocida trayectoria a nivel nacional e internacional.
“Este álbum representa para mí un gran logro en mi carrera de compositor. En este trabajo se logró la adherencia de músicos e intérpretes de reconocida trayectoria, lo cual hace que sea más interesante y garantiza la calidad musical en su amplio sentido. Este trabajo busca destacar y promocionar la creación de nuevas canciones del acervo nacional para fortalecer la identidad y enriquecer el repertorio popular”, explica Morínigo.
El álbum contiene 17 obras creadas por Adrián. Once de ellas son polcas, cinco guaranias y una balada. Colaboraron con él en esta producción aportando sus voces Mirta Noemí Talavera, Rolando Rodas, Olga Capullo, Francis Leonor, Nimia Sosa, Gustavo Torres Grossling, Ysapy Mieres y Sindulfo Zárate.
POLIFONÍA
“Yo tengo dos discos en los que estoy como solista en el canto y quería hacer algo diferente con el aporte de otros intérpretes. Antes de este material, tuve el honor de escuchar mi obra en versión de otros intérpretes y transmite algo diferente, se ajusta al propósito de las canciones. O sea, supera al modo que yo la interpreto”, agregó.
Las poesías musicalizadas por Adrián para este material son de la autoría de los poetas Santiago Morínigo, Nelson Quintana el Poeta Campesino, Daniel Sena, Félix López, Wilfrido Espínola y el reconocido poeta, dramaturgo y Premio Nacional de Literatura 2023, Moncho Azuaga.
Para Morínigo, la música es una forma de interacción social. Es por ello que en este material se entrecruzan voces diversas, poetas variados, bajo el hilo conductor de sus creaciones musicales.
“La música en general para mí cumple un rol social, desde el momento de conformar un grupo y producir música o hacer covers. La música es un vehículo que permite expresar emociones y sentimientos compartidos, con los cuales se crean vínculos, empatía o gusta porque algo tiene que ver con uno, ya sea en gusto, nos identifica en algo, fortalece lazos sociales y el sentido de pertenencia. Y en estas propuestas de nuevas canciones, partiendo de los géneros propuestos, busco fortalecer la música tradicional paraguaya, como la guarania y la polca, con contenidos que reflejan la historia, la cultura, los sueños, la esperanza y a evocar recuerdos o creencias que contribuyen a construir una identidad social. La música paraguaya es una fuente de entretenimiento y expresión artística”, sostiene.
COLABORACIÓN
La producción musical de “El canto nos une, purahéi oñondive” estuvo a cargo de Adrián Morínigo, la dirección y arreglos son de Hernán Gómez y Rolando Rodas. Colaboraron destacados músicos como Martín Portillo en arpa, Juan Ramón González en el bandoneón, Ulises Servín en el acordeón, César Cipolla en batería y Héctor Benítez en la percusión. La grabación se realizó en el estudio BeMa Producciones de Fernando de la Mora y contó con el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec).
“La música representa en la sociedad un producto fundamental en la vida cotidiana, es imposible imaginar una sociedad sin música, por lo que considero que desde que hemos aprendido a crear cultura, la música ha cumplido un relevante rol multifacético. Del mismo modo, podríamos decir que sin músicos no hay música. O sea, el rol del músico en el contexto actual sigue siendo sumamente trascendental, sigue siendo el comunicador, el educador y el que genera también entretenimiento. Todo esto a pesar de la precarización en cuanto a retribución por su trabajo. Hoy día la inteligencia artificial amenaza diversos campos del quehacer humano, entre ellos la creatividad musical, pero creo que el rol del músico seguirá siendo importante”, sentenció.
PRESENTACIONES
El disco será presentado ante el público el próximo 20 de setiembre en el teatro de San Lorenzo. Además, en su agenda anual, con apoyo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), Morínigo realizará dos conciertos bajo el título de “Sabor a guarania”, en los que presentará obras de José Asunción Flores y sus sucesivos seguidores en la composición como Herminio Giménez, Agustín Barboza, Demetrio Ortiz, Eladio Martínez, Florentín Giménez y cerrará con cinco guaranias de su autoría. Estos recitales tendrán lugar el 8 de agosto en el teatro de San Lorenzo y el 3 de setiembre en el teatro del Hotel Guaraní.