Era un jueves 4 de noviembre del 2010. El día parecía transcurrir con total normalidad; sin embargo, nadie hubiera imaginado que aquella tranquila tarde se vería interrumpida por un horrendo crimen que conmocionó a todo el país.

La víctima, Hyung Jin Lim, un ciudadano de nacionalidad coreana, de 30 años de edad. El autor moral del hecho, Sung Bae Lim, su propio padre. El móvil del crimen: conflictos familiares por motivos económicos.

El asesinato fue consumado en el interior de una fábrica de jeans situada en la avenida Acceso Sur y Pratts Gill, en la zona de Pa’i Ñu, ciudad de Ñemby. Fue precisamente cuando Hyung Jin Lim cumplía con su jornada laboral y se disponía a cerrar la fábrica.

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Llamó la atención que minutos antes un motociclista estacionó su biciclo frente a la fábrica y sin mediar palabras, con el casco puesto, ingresó al establecimiento. El desconocido fue precisamente hasta donde estaba la víctima, desenfundó un arma y sin que le temblara el pulso disparó dos veces contra el joven, quien quedó tirado en el suelo bañado en sangre.

Este, a pesar de estar mal herido, pudo agarrar el teléfono para pedir auxilio. Casi de inmediato personales de emergencia llegaron hasta la fábrica y lo derivaron hasta un sanatorio privado de la ciudad de Fernando de la Mora. Debido a su gravedad fue trasladado hasta el hospital de Trauma (en aquel entonces Emergencias Médicas), pero a pesar de haber hecho de todo para salvarle la vida, los doctores confirmaron lo peor: Hyung Jin Lim había fallecido.

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La investigación

Inmediatamente después del homicidio, agentes policiales, de Criminalística y representantes del Ministerio Público llegaron hasta el lugar del hecho para levantar cada una de las evidencias que podrían derivar hasta el asesino.

Tras unir varias aristas en la investigación, se fue generando una importante cantidad de datos que apuntaban a que el presunto autor moral del asesinato de Jin Lim era nada más y nada menos que su propio padre, Sung Bae Lim.

Ante este episodio investigativo, el fiscal en aquel entonces, Augusto Salas, imputó a Bae Lim por homicidio doloso. La hipótesis de que el móvil del crimen serían problemas financieros cobraba mayor fuerza. Además del padre de la víctima, también fueron imputados Flavio Rivarola, exconvicto, y tres agentes de la Policía Nacional identificados como Antonio Monzón, Mauricio Rodríguez y Jorge Manuel Cuevas, todos procesados por homicidio doloso.

El joven falleció a causa de dos disparos de arma de fuego. Foto: Ilustrativa.

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El asesinato se planeó en la cárcel

El 3 de diciembre del 2009, un año antes del crimen de su hijo, Sung Bae Lim protagonizó un episodio delictivo en el interior del Mercado 4; mantuvo de rehén a su paisana, Eun Sun Kim, de 65 años, durante más de siete horas. Fue en el interior de uno de los locales alquilados para la comercialización de las prendas de vestir confeccionadas en la fábrica de jeans. El trasfondo fue la disputa por una fábrica textil.

Por este caso se inició un proceso penal contra Lim, quien por un breve periodo de tiempo fue a parar al penal de Tacumbú, pero luego obtuvo su libertad bajo fianza.

Sin embargo, un año después, tras la muerte de su hijo, los imputados trajeron en acotación este hecho; señalaron que luego del episodio protagonizado en el Mercado 4 y al quedar con arresto domiciliario, sus familiares le quitaron a Sung Bae toda autoridad en la empresa que anteriormente estaba a su cargo.

Los procesados declararon que Sung Bae y Fabio Rivarola, el exconvicto imputado, se conocieron en Tacumbú, durante el breve periodo que el coreano estuvo en la cárcel y fue ahí que contrató a Rivarola para ser el nexo con los sicarios que se encargarían de matar a su hijo. Según se informó, el arma presuntamente utilizada para asesinar a Hyung fue hallada en la casa de Mauricio Rodríguez, uno de los policías imputados por el crimen.

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Condena a los autores del hecho

Pasaron tres años del homicidio y en noviembre del 2013, un tribunal de sentencia condenó a 27 años de cárcel al policía Antonio Monzón, acusado de haber sido el autor material de los disparos; 22 años de encierro para Rodríguez y 18 años para Cuevas Rodríguez, estos últimos en calidad de cómplices.

En cuanto a Sung Bae Lim, el mismo no fue condenado, ya que un juzgado civil lo declaró insano, por lo que no podía ser procesado penalmente. En el 2014, mientras participaba de una diligencia judicial, Sung Bae Lim falleció de un infarto fulminante.

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