Un taxista fue quien acudió a la policía atormentado por su conciencia y confesó un horrendo crimen. “No puedo dormir por las noches, esa chica viene en mis sueños”, fue lo que confesó Luis Carlos Espínola para decir que la joven a quien buscaban fue enterrada en una zona descampada de Paraguarí por su novio el subteniente de Artillería Rubén Darío Colmán. Así fue que se descubrió uno de los capítulos más horrendos de crímenes a inicios de este siglo.

En octubre del 2018, Rubén Darío Colmán salió en libertad condicional, ya que fue condenado a 20 años de cárcel en el 2005, al ser encontrado culpable de haber secuestrado y asesinado a su novia Luz María Ruiz Díaz Subeldía (19) el 20 de noviembre del 2002. El caso no fue un crimen más, fue muy perturbador por todo lo que rodeó al hecho y su inesperado desenlace.

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Rubén Darío y Luz María se conocieron cuando el primero cursaba la carrera militar y ella todavía estaba en el colegio, tuvieron un largo noviazgo de cuatro años, pero en el 2002 ya la relación estaba muy desgastada, por los celos excesivos del varón, que aumentaron después que su novia haya salido electa miss de belleza en la facultad donde cursaba la carrera de Matemáticas. Idas y vueltas hizo que, el 19 de noviembre del 2002, Luz María le ponga fin a la relación. En una comunicación telefónica la joven le dijo al subteniente que era el final y que ya no eran nada.

Rubén Darío, quien estaba en su unidad militar en Paraguarí toda la noche, se quedó en vela pensando cómo poder revertir esa situación. No perder a su novia de tantos años acepta y tomó una decisión, ir a buscar a la joven y enfrentarla cara a cara, para tratar de salvar la relación.

La mañana del 20 de noviembre del 2002, Luz María, quien vivía en la zona de Calle´i, San Lorenzo a pocas cuadras de la ciclovía, se preparó para ir a hacer su rutina de caminata. Salió caminando, pero fue interceptada por Rubén Dario, quien estaba en su automóvil y le pidió que subiera. De ahí en más, ya no se supo nada de la muchacha.

La denuncia

Los padres de Luz María comenzaron a preocuparse cerca del mediodía, ya que su hija no regresó de su caminata y eso no era habitual. La fueron a buscar a la ciclovía, pero no estaba ahí. Con la preocupación encima Matilde Subeldía, madre de la joven, llamó a Colmán para preguntarle si sabía del paradero de Luz, el militar le dijo que no sabía nada de ella, que estaba en Paraguarí, pero la madre le pidió por favor que venga a ayudar a localizarla.

El subteniente ya había estrangulado a Luz María, la puso en la valijera de su vehículo y dio muchas vueltas sin rumbo, mientras planeaba cómo y sobre todo dónde deshacerse del cuerpo. Finalmente decidió que iba a ir hasta la zona de cerros de Paraguarí, donde la iba a enterrar, pero en eso ya recibió la llamada de su suegra y no tenía tiempo de ir y volver.

Ante el pedido de su suegra y para no despertar sospechas decidió ir hasta San Lorenzo a la casa de los Ruiz Díaz, ahí Matilde subió al rodado del militar y primero fueron a hacer la denuncia policial en la comisaría, luego recorrieron las casas de amigos y compañeros de facultad de Luz, para ver si la encontraban, todo este trayecto lo hicieron con el cuerpo sin vida de la joven en la valijera.

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Ese día 20 de noviembre, Rubén Darío estuvo en la casa toda la noche, amaneció el 21 y su rodado seguía estacionado frente a la casa de la familia Ruiz Díaz con el cuerpo de la universitaria adentro. El militar no encontró la excusa para abandonar la casa de la familia de Luz, para no despertar sospechas y se mantuvo ahí fingiendo estar preocupado por el hecho.

Vecinos de la familia Ruiz Díaz, al enterarse del hecho se convocaron en la casa de Luz y como creyentes dieron inicio a una cadena de oraciones para pedir por el pronto regreso sana y salva de la muchacha, de estas plegarias participó Rubén Darío, quien se mostraba desconsolado. El subteniente participó de estas plegarias por varios días, hasta que fue detenido.

El taxista

Ya se cumplieron más de 24 horas de la desaparición de la universitaria y en un momento dado Rubén Darío se excusó con los padres de Luz y dijo que tenía que presentarse en su unidad militar, por lo que iba a ir a Paraguarí y por unas horas, pediría un permiso a sus superiores y volvería para seguir buscando a su novia.

En realidad, la intención del militar era deshacerse del cadáver que estaba en la valijera de su vehículo. A gran velocidad Colmán se dirigió hasta Paraguarí y contrató al taxista Luis Carlos Espínola, a quien conocía y cuyos servicios ya había utilizado varias veces para llevarlo a varios lugares en Paraguarí y se podría decir que tenían ya una relación amigable, ya eran conocidos, por eso Colmán se animó a contratarlo y le dijo que tenían que ir hacer una diligencia, el conductor lo acompañó sin saber lo que le esperaba.

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Una vez que llegaron a los pies de un cerro en Paraguarí, le dijo a Espínola que le ayude a cargar un bulto hacia la zona boscosa del lugar. En ese momento el taxista se dio cuenta que lo que iban a enterrar era un cuerpo humano y se negó. Siempre según el relato del taxista, en ese momento Colmán sacó un arma de fuego y le dijo al taxista, que le ayudara o también lo mataría y que ya iban a ser dos cadáveres los que iba a enterrar.

Con mucho esfuerzo lograron abrir una fosa en el duro suelo, ahí depositaron el cuerpo de Luz María Ruiz Díaz en una fosa poco profunda y taparon con arena y rocas el cuerpo. Luego, tras volver a amenazar al trabajador del volante de mantener la boca cerrada, el militar fue hasta su cuartel, se bañó, se deshizo de su ropa sucia, se perfumó, también limpió la valijera de su vehículo y luego volvió hasta San Lorenzo, para seguir fingiendo.

Sospechas

La fiscala Blanca Agüero, quien en ese entonces tomó el caso, puso su foco de atención en Rubén Darío, a quien interrogó en varias ocasiones en esos días, pero el militar no mostró flaquezas, siempre frío y repitiendo su misma mentira trató de despistar a los investigadores. Pero la fiscala y los policías con mucha experiencia en crímenes tenían sus ojos sobre el desconsolado novio, a quien no lo descuidaban. Pero incluso Matilde Subeldía defendió al subteniente, diciendo que no creía que Colmán tenga algo que ver con la desaparición y que desde un primer momento también estuvo a su lado ayudándola a buscar a su hija.

Pero en la mañana del 26 de noviembre todo iba a cambiar, ya que un muy perturbado Luis Carlos Espínola dio el golpe de escena al ir hasta la policía y confesó que ya no aguantaba más el peso de su conciencia. Señaló que primero engañado y luego amenazado de muerte por el militar Colmán lo ayudó a enterrar el cuerpo de una joven y que sería Luz María. El taxista, incluso, llegó a decir que la joven se apareció en sueños y le pedía que ayude a que encuentren su cuerpo para que pueda descansar en paz.

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Ya con la intervención fiscal, el mismo trabajador del volante llevó a la comitiva hasta el sitio donde estaba enterrada la muchacha y todo el montaje del compungido novio se vino abajo. Rápidamente la fiscala ordenó la detención de Rubén Darío Colmán y se inspeccionó su vehículo, un Chevrolet Vectra, y en el maletero se encontraron una piola, también sangre, restos de cabello que eran de Luz María.

El subteniente en un último intento por salvarse dijo que mantuvo relaciones sexuales con su novia unos días antes de su desaparecieron en la valijera de su automóvil y que se golpeó la cabeza, por lo que sangró y había restos de cabello de la joven. Pero una autopsia demostraría luego que Luz María fue estrangulada y posiblemente con la soga que estaba en el vehículo.

De ahí en más el dolor en la familia de Luz se multiplicó no solo por la pérdida, sino porque el novio fue el autor del crimen y que fingió por más de una semana un dolor que no sintió nunca, además se paseó con el cuerpo sin vida de la joven y participó de cadenas de oraciones por el pronto regreso de la universitaria a sabiendas que él la había matado.

Juicio

En un juicio Rubén Darío Colmán, sin atenuantes, fue condenado a 20 años de cárcel en el 2005. Pocos meses después también fue dado de baja, por lo que ya no podría estar recluido en la cárcel militar de Viñas Cué y fue trasladado a la Agrupación Especializada, ya que su defensa argumentó que si era llevado a la Penitenciaría de Tacumbú su vida corría peligro.

En el 2015 el homicida fue enviado finalmente a la cárcel de Tacumbú, donde se volcó a la religión, se volvió evangélico, también hacía trabajos de auxiliar contable en la administración del programa Libertad y fue encargado de la biblioteca. También estudió varios oficios, como refrigeración, dio clases de matemáticas a otros internos, pero en el 2017 su defensa solicitó la libertad condicional alegando buena conducta, que ya cumplió con las dos terceras partes de su condena y sobre todo solicitaron que se le descuenten a su condena más de 200 días debido a los trabajos que hacía dentro del penal.

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Sin embargo, la jueza de ejecución Yolanda Morel le denegó ese pedido, pero haciendo un nuevo cómputo de su condena, la magistrada estableció que Rubén Darío Colmán condenado por homicidio a 20 años de cárcel tendrá que compurgar su pena el 8 de agosto del 2022 y podrá salir en libertad. Pero la decisión fue apelada y la cámara el 20 de octubre del 2018 revocó esa decisión de la magistrada y le otorgó la libertad condicional a Colmán, a quien le impusieron varias reglas de conducta que debía cumplir por tres años.

El mes pasado Rubén Darío Colmán cumplió los 20 años a los que fue condenado por el crimen de Luz María y actualmente es un hombre libre. Poco se sabe del destino que tomó el exmilitar, quien actualmente tiene 45 años.

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