Por Fabiola Román Maldonado, PhD en Biología.

A inicios del año 2021 la cantidad de casos positivos y fallecimientos a causa de la COVID-19 alcanzaron números desesperantes en Paraguay. En aquel entonces, la vacunación estaba a punto de iniciarse y muchas personas fallecieron sin haber tenido la chance de acceder a su vacuna.

En todo el mundo, las personas van recibiendo lentamente sus dos dosis de vacuna anti-COVID, y la evidencia que respalda la efectividad de estas vacunas se torna más clara. Los investigadores, a medida que avanza la vacunación, acompañan los resultados que brinda el mundo real. Por ejemplo, analizan qué tan bien funcionan las vacunas, cuál es el mejor intervalo de tiempo entre una dosis y otra, cuántos, y quiénes siguen yendo a terapia intensiva, entre otras variables.

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Ahora, varios países en todo el mundo han iniciado la aplicación de la tercera dosis de la vacuna anti-COVID, a ciertos grupos de la población. Se ha optado por esta determinación con base en las investigaciones científicas que se continúan haciendo con las diferentes plataformas de vacunas. Sin embargo, la incertidumbre entre la población aumenta y muchos se niegan a recibir la tercera dosis.

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Si bien las vacunas actuales han demostrado hasta ahora ser efectivas contra la COVID-19, los recientes datos obtenidos sugieren que la protección que ofrecen puede disminuir bastante con los meses. Con esos datos, los expertos del CDC y la FDA, entre otros, anunciaron planes para distribuir una tercera dosis de la vacuna, a grupos que cumplen ciertos criterios y que son más vulnerables a la enfermedad. El grupo de expertos había declarado que se necesitará una inyección de refuerzo para maximizar la protección inducida por la vacuna y, de ese modo, prolongar su durabilidad.

Los datos que fueron inicialmente analizados se basan en los resultados ofrecidos por las vacunas de Pfizer y Moderna y mostraban la caída de la efectividad meses después de la aplicación. El lugar donde se realizó el estudio fue en Israel, ya que, en este país, la vacunación comenzó en diciembre de 2020 y estaba mucho más avanzada que en muchos otros países.

Según el estudio, a medida en que la variante delta se extendió por Israel, a principios del verano de 2021, se pudo observar una correlación entre haber recibido la vacuna en una fecha temprana y la infección en personas vacunadas. Por ejemplo, los pacientes vacunados en enero de 2021 tenían una probabilidad 226% mayor que la de los vacunados en abril de 2021 de contraer una infección posterior a su vacunación.

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Esto puede ser un problema para las personas cuyo sistema inmunológico se encuentra comprometido, así como para los adultos mayores. Muchos datos solo pueden observarse ahora, ya que los estudios clínicos mencionados no habían incluido a personas inmunodeprimidas, por lo tanto, no era posible predecir cómo reaccionarían con la vacuna frente a la COVID-19.

Lastimosamente, no hay una manera fácil de medir si la inmunidad contra la COVID-19 se está desvaneciendo, especialmente en el caso de un adulto sano, había comentado el Dr. Thaddeus Stappenbeck, MD, PhD y presidente del Instituto de Investigación Lerner.

“La inmunidad es una cosa de múltiples factores que no se trata solo de la cantidad de anticuerpos contra un virus específico que tienes en tu torrente sanguíneo”, señala. “También existe una inmunidad celular, y eso es más difícil de medir”.

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Es importante señalar que las vacunas Pfizer y Moderna son increíblemente efectivas contra la variante delta. Sin embargo, una tercera dosis fortalecería aún más la inmunidad contra el virus. Pfizer había compartido sus datos con la FDA y han visto hasta la fecha, que una tercera dosis de la vacuna provoca niveles de anticuerpos que superan significativamente los observados después del programa de dos dosis.

Sabemos que los llamados para la tercera dosis son las personas que cumplen ciertos criterios, como adultos mayores de 50 años, inmunodeprimidos, médicos, y otros. Las personas que no integran esos grupos, si están sanas y están vacunadas no deberían desesperarse por recibir la tercera dosis; ya que no necesariamente su protección ha caído. Todavía se están estudiando datos que permitirían saber si todos deberíamos recibir la tercera dosis.

Mientras tanto, ya sabemos cómo cuidarnos de este virus y debemos seguir las mismas recomendaciones de siempre: lavado de manos, uso de tapabocas (especialmente en lugares cerrados), ventilación de los ambientes, continuar con el distanciamiento social en lo posible y lo más importante: vacunémonos con ambas dosis de la vacuna o con las tres dosis si es lo indicado para uno.

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