Una octogenaria fue imputada por presuntamente faenar perros y comercializar su carne para consumo humano. Se presume que esta no actuaba sola y tendría cómplices. Todas las evidencias apuntan a que los animales eran apuñalados y colgados para que sangren y así su carne resulte más tierna al consumir.

La fiscala Noelia Montanía confirmó a Ñanduti que la señora Daría Martínez (82 años) fue imputada por los hechos punibles de maltrato y crueldad animal, cuya expectativa de pena va hasta dos años de pena privativa o multa. Se evalúa además si será procesada por transgresión a la ley de armas, que tiene una pena de hasta cinco años de cárcel.

Esta imputación se dio luego del allanamiento en la vivienda de la octogenaria en Itacurubí de la Cordillera, donde aparentemente faenaba animales que son considerados mascotas para luego comercializar su carne.

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“Unos adolescentes se animaron y grabaron a la mujer mientras propinaba tres puñadas a un perro colgado. Recibimos videos muy fuertes de los vecinos. Se la ve a la señora faenando aparentemente un perrito”, dijo.

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Montanía detalló que el domingo fue una comitiva policial a esa casa y mediante la ayuda de una hija de la señora ahora imputada lograron rescatar al perrito atacado. Recién al conseguir la orden judicial, la comitiva fiscal y policial pudo ingresar a la vivienda ayer martes y rescataron a otra perra que está preñada.

Del sitio allanado se incautaron numerosas evidencias como cráneos y huesos de animales (vacas y perros), restos de carne, cuchillos, ganchos, incluso un arma de fuego y escopeta calibre 14 (se investigará si tiene los documentos legales).

Además, se incautaron dos celulares y se procederá al cruce de llamadas para determinar si hay más implicados en el caso, ya que la presunción que se tiene es que la mujer no actuaba sola y alguien le proveía las bolsas de balanceados para perros.

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En su defensa, la mujer alegó que estaba matando al animal porque comió su pollito, pero los vecinos manifiestan que no fue la primera vez y están muy alarmados por su práctica habitual. “No era la primera vez que hacía, sino que en diversas ocasiones, según los vecinos”, contó la interviniente.

La fiscala dijo que se sospecha de la comercialización de la carne de los perros para consumo humano porque un veterinario explicó a la comitiva fiscal que cuando se cuelga a los animales y se los desangra es para consumo humano, ya que de esa manera se consigue que la carne sea más tierna. Sin embargo, dijo que aún desconoce cuál era el destino final de esta carne.

“Colgaba para que sangre y la carne resulte tierna. Sin embargo, la ley prohíbe que la carne de perro sea para consumo humano porque es una mascota. La excepción para matar una mascota es cuando está gravemente enferma y el médico veterinario le practica la eutanasia con medicamentos adecuados sin que sufra. Colgar y apuñalar no está permitido”, puntualizó la investigadora.

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