Nicos Savva y Tolga Tezcan

El paciente promedio de un área de emergencias de los Estados Unidos espera más de 90 minutos para ser admitido y 135 minutos antes de ser dado de alta. Los pacientes que llegan a las áreas de urgencias con huesos rotos esperan 54 minutos, en promedio, antes de recibir cualquier medicamento para el dolor, y el número de pacientes que se van sin ser atendidos casi se ha duplicado en años recientes.

Este problema se ha mantenido desde hace mucho tiempo. En nuestra más reciente investigación con Ozlem Yildiz, de la Darden School of Business en la University of Virginia, llegamos a una nueva solución: Vincular una porción de los pagos al periodo de tiempo promedio de espera a nivel nacional (ajustado tomando en cuenta el riesgo) de los pacientes de emergencias con condiciones similares.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La mayoría de los sistemas de servicios experimentan tiempos de espera a pesar de contar, en promedio, con recursos y personal suficiente. Entonces, ¿qué provoca la espera? Variabilidad. En cualquier momento, el número de personas que pasan por la puerta de emergencias podría ser mayor que el número de médicos disponibles. Cuando esto sucede, algunos pacientes deben esperar.

ESQUEMA NO BRINDA INCENTIVOS

Adicionalmente, hay una variabilidad en las necesidades de tratamiento de los pacientes; un paciente quizá requiera un par de puntadas, mientras otro tal vez necesite una serie de exámenes para alcanzar un diagnóstico. Además, cuando varios pacientes que requieren mucho tiempo se presentan más o menos a la vez, el resto tendrá que esperar más. Dichas esperas podrían reducirse sí el área de emergencias invirtiera en camas y médicos adicionales, además de usar tecnología de diagnóstico más veloz, pero esto significaría recursos costosos que estarían sin usarse la mayor parte del tiempo.

La forma en que a los hospitales les paga Medicare y los pagadores privados exacerba el problema. Buscando brindar incentivos para reducir costos, los pagadores le brindan al hospital una cantidad fija por episodio del paciente, como estabilizar una pierna rota o atender una quemadura. Esta cantidad se fija de acuerdo al costo nacional promedio de brindar un tratamiento equivalente en todos los hospitales similares, con ajustes para las diferencias regionales en costos. Naturalmente, si a los hospitales se les paga una cuota fija, tienen todos los incentivos para reducir el costo de brindar el tratamiento, y si todos los hospitales están bajo la presión de reducir costos, el promedio nacional estará presionado para reducirse. Sin embargo, este esquema no brinda incentivos para invertir en capacidad o tecnología extra, que pudiera reducir los tiempos de espera.

DEBERÍAN SER RECOMPENSADOS

Nuestra investigación reciente, que será publicada en Management Science, identifica un mejor enfoque. Usando la misma idea de puntos de referencia que se emplea para incentivar la reducción de costos, los tiempos de espera en los hospitales deberían medirse (como lo son) y compararse con respecto al tiempo nacional promedio de espera (ajustado en cuanto al riesgo) para pacientes con condiciones similares. Los hospitales que exhiban tiempos de espera más cortos que el promedio deberían ser recompensados financieramente, mientras que los hospitales de menor desempeño deberían ser penalizados.

El Centers for Medicare & Medicaid Services ya ha introducido varios programas que recompensan o penalizan a los hospitales en diversas dimensiones, y los jugadores privados han adoptado algunos de estos programas. Un sistema basado en el tiempo de espera de los pacientes podría añadirse fácilmente.

Nuestra investigación muestra que dichos incentivos crean competencia indirecta y tienen el mismo efecto en los resultados que la competición directa, sin necesidad de que los pacientes necesiten ejercer su elección. Esto funcionaría sin requerir que el regulador responda una pregunta espinosa: ¿Cuál es el tiempo de espera aceptable y cuánto costaría?

(Nicos Savva y Tolga Tezcan son profesores asociados de ciencia y operaciones directivas en la London Business School).

Dejanos tu comentario