LIZ KISLIK

Por décadas hemos escuchado que solo deberíamos contratar jugadores A y que incluso deberíamos quitar a los demás de nuestros equipos. Sin embargo, el criterio de lo que es un jugador A varía significativamente entre compañías, y es poco realista pensar que puede trabajar solo con jugadores A. Más aun, como ha demostrado el proyecto Aristotle, de Google (un estudio respecto a lo que hace efectivos a los equipos), esta preferencia por las personas de desempeño estelar ignora el profundo valor que en realidad brindan aquellos a los que podría considerar como jugadores B.

De hecho, los jugadores A suelen tener problemas para adaptarse a la cultura, y podrían no colaborar bien con sus colegas. Por el contrario, los jugadores B suelen estar menos preocupados por sus trayectorias personales y tienden más a superar expectativas para respaldar a los clientes, los colegas y la reputación del negocio.

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¿Cómo puede ayudar a sus jugadores B para que den lo mejor y contribuyan lo máximo posible, en lugar de desear que fueran jugadores A? Considere estos cinco enfoques para dejar de menospreciar a sus jugadores B y ayudarlos a alcanzar su potencial:

1. Conózcalos y aprécielos como los singulares individuos que son.

Este es el primer paso para sacar a flote sus fortalezas y habilidades ocultas. Aprenda acerca de sus preocupaciones y preferencias personales, además de la forma en que perciben y realizan su trabajo. Asegúrese de que no los está ignorando por ser introvertidos, trabajadores a distancia o porque no saben cómo llamar la atención.

2. Reevalúe el ajuste al trabajo.

Los empleados raramente dan lo mejor si están en trabajos que destacan sus debilidades en lugar de sus fortalezas. Podrían tener experiencia técnica, pero no interés; o podrían ser malos gerentes, pero sólidos contribuidores individuales.

3. Considere la posibilidad de un sesgo en sus asignaciones.

Las mujeres y las personas de color suelen ser omitidas para asignaciones desafiantes o de estatus elevados. Se asume que “no están listos”, o no se les considera porque no actúan conforme a la percepción estereotipada de los “líderes”. Usted tiene el poder de cambiar eso.

4. Respáldelos intencionalmente para que sean lo mejor que pueden.

Algunas personas son las peores críticas de sí mismas, o tienen profundas creencias que los limitan. El apoyo de un equipo ejecutivo puede ayudarlos a superar sus miedos y dar un paso adelante al enfrentar nuevos desafíos. Los jugadores B tienen el potencial de lograr mucho, cuando se les brinda el desarrollo, apoyo y aprecio necesario.

5. Deles permiso de tomar el liderazgo.

Algunos jugadores b no están cómodos siendo protagonistas, pero prosperan cuando se les alienta a completar una misión o contribuir en bien de la compañía. Alentar a sus empleados y darles permiso de actuar le permite establecer una sociedad más benéfica.

No todos podemos ser jugadores A, y es poco realista pensar que únicamente colaboraremos con jugadores de ese nivel. Sin embargo, esa podría no ser la meta adecuada. En lugar de ello, pruebe usando estas estrategias para ayudar a los empleados a dar lo mejor, y asegurará que todo su equipo pueda entregar un desempeño de 10.

(Liz Kislik es autora de “How to Resolve Interpersonal Conflicts in the Workplace”).

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