KAI CHI (SAM) YAM

Un lugar de trabajo lleno de risas suele suponerse como algo positivo. Muchos estudios han mostrado que el buen humor no solo hace que las personas se sientan mejor o que el día laboral parezca ir más rápido; se ha demostrado que los empleados que ríen juntos son más creativos, más colaborativos y, como resultado, más productivos y redituables. Los ejecutivos que incorporan risas y chistes en su trabajo (siempre y cuando sean apropiados) reúnen más apoyo para sus iniciativas, son mejores para motivar a los empleados, generan más dinero y son ascendidos más rápido.

Mis colegas y yo queríamos entender el impacto que los chistes de un líder pueden tener en los comportamientos y acciones de sus empleados. En un nuevo artículo de investigación, descubrimos que el uso del humor por parte del líder puede tener claroscuros y algunas veces efectos sorprendentes sobre el comportamiento organizacional. De hecho, encontramos que el humor puede llevar involuntariamente a comportamientos negativos entre los empleados.

Reunimos información de empleados en China y en los Estados Unidos, en tres momentos diferentes, cada uno separado aproximadamente por dos semanas. En la primer encuesta, le pedimos a los empleados que reportaran qué tan cómicos son sus líderes en el lugar de trabajo. En la segunda, le pedimos a los empleados que reportaran sus relaciones con los líderes, al igual que sus percepciones respecto a qué tan aceptables son las violaciones a las normas en su lugar de trabajo. En encuesta final, medimos los comportamientos y el compromiso laboral autorreportado por los participantes.

Nuestro análisis descubrió que el humor puede producir un amplio rango de efectos en el comportamiento organizacional. Por una parte, puede mejorar el cómo los integrantes del equipo perciben su relación social con los líderes, lo que a su vez lleva a un mejor compromiso laboral entre los empleados. Sin embargo, algunas formas de humor por parte del líder también pueden actuar como una poderosa señal para los integrantes del equipo de que está bien romper las reglas en formas negativas.

Encontramos que un factor importante era el grado en que los líderes usaban humor agresivo, como provocar a los integrantes o contar chistes subidos de color. Aquí nuestros resultados mostraron que los líderes percibidos como impulsores de esta forma de humor más arriesgada tendían a pavimentar el camino para que los empleados se comportaran de mala forma, y tienen menos probabilidades de construir un sentido de compromiso laboral en sus equipos.

Nuestros hallazgos no deberían entenderse como un mensaje para dejar de contar chistes en el trabajo. La evidencia sigue clara en el sentido de que el humor es una herramienta importante para motivar exitosamente a sus equipos para alcanzar un mayor desempeño. Sin embargo, aunque el humor puede ser una efectiva herramienta organizacional, nuestro estudio refuerza el mensaje de que los líderes deben estar conscientes de su estatus como modelo a seguir. Los gerentes deberían tener cuidado acerca de cómo se presentan ante sus equipos, siendo más conscientes de qué clases de humor son apropiadas en diferentes situaciones.

Un chiste podría empezar como “solo una broma”, pero para los directivos en particular, su impacto puede tener consecuencias de gran alcance.

(Kai Chi (Sam) Yam es profesor asistente de administración y organización en la National University of Singapore).

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