• Por Joseph G. Allen

¿Qué tan a menudo piensa acerca de la calidad del aire en su oficina y cómo afecta a los empleados y su productividad? Lo más probable es que no muy a menudo.

Hay una tendencia a suponer que, mientras se cumplan los estándares básicos de calidad del aire, no será un problema. Sin embargo, estos estándares no son muy elevados. "Ventilación para una calidad interna aceptable" un común estándar internacional que gobierna qué tanto aire ingresa desde el exterior, ni siquiera pretende asegurar una calidad "saludable" del aire.

Un estudio tras otro ha mostrado que la cantidad de ventilación, o de aire fresco que ingresa del exterior, es crítica para determinar la salud. Se ha demostrado que la buena ventilación reduce los síntomas del síndrome del edificio enfermo, reduce el ausentismo e incluso la transmisión de enfermedades infecciosas.

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Considerando estos estudios, que enlazan la calidad del aire con la salud, queríamos observar si una mejoría en la ventilación afecta la función cognitiva, un indicador de la productividad laboral. Específicamente ¿Un mejor aire influye en la habilidad del trabajador para procesar información, tomar decisiones estratégicas y responder a crisis?

Mis colegas y yo investigamos esta pregunta. En la primera fase de nuestro estudio, enrolamos a 24 directivos, arquitectos y diseñadores, para desempeñar sus rutinas normales de trabajo a tiempo completo durante seis días en un periodo de dos semanas, en un entorno altamente controlado dentro del Syracuse Center of Excellence. Mientras tanto, sin su conocimiento, cambiamos las condiciones de la calidad del aire en su lugar de trabajo, de un entorno convencional, que apenas cumplía los estándares mínimamente aceptables, a uno optimizado.

Mantuvimos todo lo demás constante. Al final de cada día, probamos el desempeño de toma de decisiones de los trabajadores usando un examen estandarizado de función cognitiva que los investigadores han empleado por décadas.

Encontramos que respirar mejor aire llevó a un desempeño significativamente mejor en la toma de decisiones entre nuestros participantes. Los resultados mostraron la mayor mejoría en áreas que probaban cómo los trabajadores usan la información para tomar decisiones estratégicas y cómo planean, se mantienen preparados y hacen estrategia durante las crisis. Éstas son exactamente la clase de habilidades necesarias para ser productivo en la economía del conocimiento.

¿Qué deberían concluir de estos hallazgos los líderes y gerentes de edificios? La respuesta corta es que una mejor calidad del aire en su oficina puede facilitar un mayor desempeño cognitivo entre sus empleados.

En la mayoría de los edificios, los gerentes pueden tomar acción de inmediato. El primer paso es observar sus indicadores de calidad del aire y ver si hay espacio para mejorar.

Finalmente, los gerentes serían prudentes de incorporar rutinariamente los impactos a la salud en todos sus cálculos de costo-beneficio. Cuando se toma en cuenta la salud, los costos de mejorar el ambiente interno pueden ser propiamente sopesados respecto a los beneficios a la salud y la productividad.

Esta investigación añade evidencia empírica a un fenómeno largamente reconocido. Todos hemos batallado para concentrarnos en una sala de conferencias que está cálida y sofocante. Cuando se abre una puerta o ventana y entra aire fresco, le da vida al salón. Las empresas se beneficiarían de reconocer esto, y tomar acción para optimizar su calidad del aire para la salud y productividad de los empleados.

(Joseph G. Allen es profesor asistente y director del Programa de Edificios Saludables en la T.H. Chan School of Public Health en Harvard.)

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