• Por Rebecca Knight
Los directivos que parecen no poder elegir un curso de acción pueden ser enloquecedores. Usted se queda encarrilado o cambiando abruptamente de dirección, y la credibilidad de su equipo a lo largo de la organización seguramente sufrirá. Entonces, ¿cómo puede ayudar a un jefe tibio a tomar decisiones? ¿Si su directivo no está dispuesto a manejar, está bien que usted tome el asiento del conductor?
Reportarle a un jefe indeciso es incuestionablemente “una situación desafiante y frustrante”, dice Sydney Finkelstein, directora del Leadership Center en la Tuck School of Business del Dartmouth College y autora del libro “Superbosses: How Exceptional Leaders Manage the Flow of Talent.” Además de la molestia cotidiana y la falta de dirección, usted también podría tener preocupaciones acerca de sus prospectos profesionales, señala Nancy Rothbard, profesora de administración en la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. “Si su jefe no está siendo tomado en serio en la organización ¿es usted, por extensión, percibido como inefectivo?” He aquí algunas estrategias para salir adelante cuando su jefe es crónicamente indeciso.

Diagnostique la situación: De acuerdo con Finkelstein, el primer paso es “descubrir qué hay detrás del comportamiento.” Ponga atención a lo que sucede en el mundo laboral de su jefe, pues ello le brindará algunas pistas respecto al porqué de la forma en que actúa. Trate de tener empatía.

Construya confianza: Si determina que la raíz del problema es la inseguridad su jefe, el trabajo de usted es ser un subordinado directo “extremadamente competente y digno de confianza”, dice Finkelstein. Haga buenas preguntas; brinde información relevante y útil, y ofrezca su perspectiva.

Póngase a cargo: Cuando usted tiene una fuerte opinión respecto a cuál debería ser la decisión, pero su jefe sigue atorado en la “parálisis del análisis” tome un enfoque diferente. En estos casos, “usted necesita ayudar a su jefe a revisar la información” y a continuación ofrecer “un argumento racional para su recomendación,” explica Rothbard. También es útil “permitir que su jefe le delegue a usted informalmente,” dice Finkelstein. Ponerse usted a cargo de la situación le quita a su jefe la carga de la toma de decisiones.

Hable con su jefe: Dependiendo de qué tan receptivo sea su gerente hacia la retroalimentación, quizá valga la pena una conversación honesta y respetuosa acerca de cómo su indecisión lo impacta a usted y el resto del equipo. No sea agresivo o confrontacional, dice Rothbard. “Su tono debería decir: estamos en esto juntos.”

Busque aliados: Otra forma de acelerar el proceso de la toma de decisiones es formando una coalición de personas “con quienes tenga una relación razonablemente buena” y “que tengan influencia sobre su jefe”, dice Finkelstein. No se queje, simplemente “pídales consejo” sobre qué hacer.

Protéjase a sí mismo: Si llega la conclusión de que la confusión del directivo está afectándolo a usted en su potencial profesional, Rothbard aconseja que “se distancie y se proteja a usted mismo” del comportamiento de su jefe al “desarrollar sus relaciones y trabajar en red internamente.” Si el problema persiste, quizá también quiera considerar cambiarse.

(Rebecca Knight es una periodista independiente en Boston y académica en la Wesleyan University).

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