El viernes, en el Salón Auditorio de Editorial El Lector se realizó el lanzamiento oficial de la novela “El inmortal errante”, del escritor Mariano Nin.

“El inmortal errante” no es solo un libro: es un viaje literario donde la ciencia ficción, la mística y la tecnología se entrelazan en un mundo al borde del colapso. En un futuro donde la tierra agoniza y la huma­nidad se extingue, surge Zephyrus, una inteligencia artificial creada para pro­teger al hombre que, con el paso del tiempo, desarrolla algo inesperado: conciencia.

Así se presenta la novela del periodista y escritor Mariano Nin, que fue pre­sentada el viernes en El Lec­tor. La presentación estuvo a cargo del también perio­dista Carlos Martini.

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El libro relata que mien­tras los últimos huma­nos intentan sobrevivir entre ruinas tecnológicas, Zephyrys emprende una búsqueda distinta: recons­truir la ética y el alma de un mundo perdido.

La portada de la novela "El inmortal errante", del escritor y periodista Mariano Nin

“A través de una narrativa profunda y poética, Nin nos invita a reflexionar sobre una pregunta esencial: ¿Qué significa realmente ser inmortal? ¿Vivir para siem­pre… o dejar una huella en el tiempo?”, señala el prólogo.

Tras la presentación La Nación/Nación Media con­versó con el autor.

–¿Cuántas obras tienes en tu haber actualmente?

–Este es mi segundo libro. El primero se publicó en la serie “Entre todos: El hada del fútbol”. Cada uno repre­senta una etapa distinta de mi búsqueda per­sonal y creativa. Escribiendo intento enten­der un poco más al ser humano y su relación con el tiempo, con la fe y con la incerti­dumbre que nos acompaña.

–El oficio de la escritura va ligado a la labor periodís­tica, en muchos casos. En el tuyo, ¿en qué momento nace el escritor?

–Creo que el periodista observa, pero el escritor siente. El periodismo me enseñó a escuchar, a mirar la realidad con ojos abier­tos; la escritura, en cam­bio, me permitió cerrarlos un momento y mirar hacia adentro. El escritor nació en los silencios del periodista, cuando las noticias ya no alcanzaban para explicar el alma. Mamá siempre decía que los libros son los sueños de alguien hechos palabras.

–Tu libro invita a una reflexión muy actual, entre la mística y la tec­nología.

–Sí, porque el ser humano está en medio de esa ten­sión: lo divino y lo digital, lo eterno y lo efímero. Vivi­mos conectados, pero más solos que nunca. “El inmor­tal errante” explora esa bús­queda de trascendencia en un mundo donde la inmor­talidad parece posible, pero el sentido se nos escapa.

–Es un momento oportuno y hasta podríamos decir necesario para escribir, compartir ideas, debatir, en un mundo que cambia a gran velocidad. ¿Ves esa crisis en la sociedad, esa urgencia?

–Totalmente. Vivimos una época de ruido constante y de pensamiento fugaz. La tecno­logía nos dio velocidad, pero también nos robó profundi­dad. Destruimos el mundo, pero le damos vida en paisa­jes pintados en las computa­doras. Creo que escribir hoy es casi un acto de resisten­cia ante esa contradicción: detenerse, mirar, pensar. En medio de tanta prisa, la pala­bra sigue siendo un refugio.

–Hablar de ciencia fic­ción en la literatura paraguaya no es muy fre­cuente. ¿Cómo te deci­diste a llevar la obra por ese camino?

–Precisamente por eso. Sentí que había un vacío y que valía la pena explorarlo desde nuestra mirada latina, con nuestras dudas y creen­cias. La ciencia ficción, más que hablar del futuro, nos habla del presente: de nues­tros miedos, de lo que esta­mos dispuestos a sacrificar por sobrevivir.

Cuando era chico todos soñábamos con ser super­héroes, recuerdo que en la escuela, en el barrio, todos elegían un superpo­der. Yo elegía la inmortali­dad. Algunos volaban como Supermán, otros tenían la fuerza de Hulk, pero yo iba a estar vivo cuando todos desaparezcan. Creo que la ficción nos transporta a los sueños inalcanzables, y escribir es una forma de acércame a ellos.

–La inteligencia artificial ya no es ficción, es una rea­lidad que está generando un debate cada vez más profundo. La IA de tu libro ¿está inspirada en lo que hoy conocemos de esta tec­nología, sobre lo que nos podría pasar?

–Sí, aunque la IA del libro es también una metáfora. Representa esa voz que todo lo sabe y todo lo observa, pero que no se detiene en su andar eterno. Me inspiré en lo que ya vivimos: algoritmos que deciden por nosotros, que conocen nuestros deseos antes que nosotros mismos. La pregunta que atraviesa la historia es si podremos seguir siendo humanos en un mundo que pretende pro­gramar nuestras emociones.

–¿Cuál es el mensaje que esperas que la gente reciba?

–Que la inmortalidad no está en vivir para siempre, sino en dejar algo que valga la pena cuando nos vayamos, una huella. Que el alma humana, con sus errores y su fragili­dad, sigue siendo el milagro más grande y que un árbol real va a permitir treparnos al él, al de fantasías solo lo vamos a ver en las pantallas cuando ya no hayan bosques.

–¿Alguna otra reflexión que desees agregar?

–Tal vez que escribir sigue siendo una forma de buscar sentido, de conversar con el tiempo. Y que, a pesar de todo lo que cambia, segui­mos siendo los mismos seres que miran al cielo y se pre­guntan por qué están aquí.

SOBRE AL AUTOR

Mariano Nin es un narrador, periodista y creador de contenido paraguayo apasionado por la tecnología, la historia y la reflexión filosófica. Conocido por su estilo profundo, emotivo y crítico al abordar temas sociales y humanos. A través de columnas, relatos y crónicas, Nin ha construido una voz propia que com­bina sensibilidad narrativa con una mirada aguda sobre las injusticias, los olvidos y los silencios del país.

El autor Mariano Nin, luego de la presentación. Foto: Cristóbal Núñez

Ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión, destacándose por su capacidad para transformar casos reales –como los de violencia, corrupción o impunidad– en historias que interpreten al lector y no lo dejen indiferente. También ha desarrollado una identidad visual y narrativa en redes sociales, donde sus publicaciones buscan no solo informar, sino también conmover y despertar conciencia. Su escritura se caracteriza por un ritmo poético y con constante búsqueda de sentido, incluso en los már­genes más oscuros de la realidad.

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