Una invitación para formar parte de la inauguración de la señal en español de TRT (Radio y Televisión de Türkiye) nos llevó por unos días hasta la maravillosa ciudad de Estambul, antigua capital del Imperio otomano y puerta de entrada al país tal como en tiempos pasados lo fue del Imperio romano de Oriente y, mucho antes, del Imperio bizantino.

La ciudad de Estambul, atravesada por el estrecho del Bósforo, es una ciudad con características únicas en el mundo porque incorpora en su día a día a elementos de Europa y Asia, por estar ubicada en ambos continentes.

Tanto su ubicación estratégica como su historia y su arquitectura, combinación de las culturas bizantina, romana y otomana, forman un paisaje urbano fascinante que logra equilibrar lo antiguo de las diferentes civilizaciones que la poblaron desde hace casi 5.000 años con lo más moderno del mundo actual.

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PATRIMONIO HISTÓRICO

La ciudad de Estambul alberga una rica historia que se refleja en sus numerosos monumentos y sitios históricos, como la Mezquita Azul, la Iglesia de Santa Sofía, hoy convertida nuevamente en la Mezquita AyaSofya, y el Palacio de Topkapi.

Aunque oficialmente fue denominada Estambul desde 1930, fue conocida con este nombre apenas se produjo la caída del Imperio romano de Oriente en 1453, un hecho que puso fin a la Edad Media y cambió toda la estructura geopolítica del mundo conocido en ese entonces.

El interior de la Iglesia de Santa Sofía, convertida en mezquita en 1453, es una de las más espléndidas obras de arte de la arquitectura bizantina

El control de Constantinopla por parte de los otomanos obligó a los reinos europeos medievales a buscar nuevas rutas para llegar al cercano y lejano Oriente, y en uno de esos intentos, casi cuarenta años más tarde, un navegante genovés al servicio de la reina Isabel de Castilla llegó hasta lo que hoy es el continente americano.

Tal ha sido la influencia de Constantinopla en el mundo que hasta la actualidad sigue siendo una ciudad atrapante y legendaria, donde cada paso dado es dejar huellas sobre la historia de milenios de diversas culturas que la fueron poblando por eras.

CIUDAD INTERCONTINENTAL

Estar ubicada en dos continentes no representa un problema para Estambul. Por el contrario, es parte de su fortaleza y, sobre todo, de su encanto. Un sistema de metro submarino intercontinental, además de tres puentes que unen físicamente a Europa con Asia, se suman a los sistemas de ferris, autobuses y funiculares que van y vienen a todas partes de manera permanente en una ciudad que nunca duerme.

Los cruceros por el Bósforo son una de las principales atracciones de la antigua ciudad otomana

¿AYASOFYA O SANTA SOFÍA?

Las monumentales mezquitas forman parte del paisaje que da vida a Estambul. Una en especial, Santa Sofía para los cristianos, AyaSofya para los turcos, tiene un pasado cristiano y tras la caída del Imperio romano de Oriente cambió su rol de iglesia a mezquita. Construida por el emperador Justiniano entre los años 532 y 537 de la era cristiana, es el símbolo de la ciudad y fue la joya del arte bizantino que encandilaba a los otomanos, algo que los motivó a conquistarla, sumado al mandamiento del profeta Mohammed, quien decía que “aquel que conquistara Constantinopla y a su AyaSofya habría de regir sobre el resto del mundo”.

El Gran Bazar es un enorme mercado en Estambul y es el sitio preferido por los turistas para realizar sus compras

La iglesia de Santa Sofía fue convertida en mezquita en 1453 por el sultán Mehmed II, conquistador de Constantinopla. Por las características de la fe islámica, los mosaicos cristianos fueron cubiertos y a la estructura se le añadieron los minaretes, la clásica torre islámica que decora todas las mezquitas.

Las maravillosas vistas de la ciudad, tanto en el lado europeo como el asiático, muestran el esplendor de una metrópoli milenaria y conquistada por tres imperios

El líder nacionalista Mustafa Kemal Atatürk convirtió en museo a AyaSofya en 1935 hasta 2020, cuando el actual líder turco, Recep Tayyip Erdoğan, le devolvió su rol de sitio de oración islámica. Sin embargo, la mezquita está abierta sin restricciones a todos los visitantes de cualquier religión.

Santa Sofía o AyaSofya guarda el testamento de la maravillosa arquitectura bizantina y enlaza de manera histórica a las culturas cristiana e islámica, algo que se percibe al recorrer el lugar, donde cientos de personas de diferentes nacionalidades y creencias conviven armoniosa y respetuosamente durante todo el tiempo del recorrido.

Los romanos eligieron Bizancio (actual Estambul) como su capital por el parecido a la Roma, construida también sobre siete colinas

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