Los servicios de salud ya comenzaron a recibir más consultas de personas con fiebre. Los casos se duplicaron en las últimas semanas y ya se extienden en el país las mingas y trabajos para eliminar los criaderos de mosquitos transmisores, aunque, se sabe, la tarea es casi una misión imposible. Niños y jóvenes aparecen como los más dañados por el impacto de la enfermedad. Las vacunas no se aplicarán todavía en el sistema público y está en proyecto usar mosquitos infestados para combatir la proliferación de vectores. Aquí un panorama.

En el pico de la ante­rior epidemia de den­gue se atendía a unas 2.500 personas, de las que resultaban internadas 350, contó Guido Zárate, coordi­nador médico del Departa­mento de Epidemiología del Instituto de Previsión Social. Esos datos de 2019/20 regis­trados en el sistema del IPS pueden llegar a repetirse, de acuerdo a la marcha de los contagios en estas últimas semanas.

La irrupción del fenómeno de El Niño con sus lluvias persis­tentes, la temporada de altas temperaturas y el difícil con­trol en los espacios urbanos de los criaderos de mosquitos constituyen las condiciones favorables para la expansión del dengue y la chikungunya.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Por tanto, se teme un fuerte brote epidémico como los ocurridos en 2013, que pro­dujo 252 muertos, y 2020, cuando hubo 53 fallecidos, 27.597 casos confirmados y más de 177.000 notificaciones. “Alta infestación larvaria en Fernando de la Mora, Lambaré, Luque, Mariano Roque Alonso, San Lorenzo, Capiatá y Villa Elisa”, dan cuenta los reportes del Ministerio de Salud.

Agueda Cabello, directora de Vigilancia de la Salud, apunta que ingresamos al “período epidémico, por lo que vemos una duplicación de casos de una semana a otra. No vemos brotes cir­cunscriptos, localizados, hay mucha dispersión en todas las regiones. Tenemos barrios con conglomerados de casos como el Bernardino Caballero de Fernando de la Mora, aunque no es todavía un brote”, explicó. Algo que se está notando en los regis­tros es el impacto en la franja etaria que va de los 5 a los 14 años. “También en ese grupo se están dando hospitalizaciones”, dijo la especialista.

El dengue tiene 4 serotipos. Los casos analizados dan cuenta de la presencia mayo­ritaria de los serotipos 1 y 2, la coexistencia de ambos en las zonas más críticas y, tam­bién, algunos pocos casos del 3. Hay otro tema especial que recuerda Zárate: “La última introducción del serotipo 3 fue en 2013, por lo que trans­currieron 10 años. Entonces, la población que actualmente tiene esa edad es susceptible de ser la más afectada por Den 3″.

Fiebre rompehuesos

Fiebre intensa, dolores mus­culares. “Ndahendái”, defi­nió una señora en estos días explicando el sentir que pro­voca. Conocida como la fiebre rompehuesos, también hace perder el gusto y todo sabe bastante mal. Deja también de cama a quienes lo sufren, obligándolos a un reposo difícil en el verano de nues­tra tierra. Todo coronado con la amenaza de la deshidrata­ción, que debe combatirse de manera persistente.

Cabello recomendó que “haya consulta temprana ante dolo­res, fiebres musculares, mial­gias, náuseas, vómitos y sobre todo no automedicarse”. Si además aparecen dolor abdominal, somnolencia y sangrados, se pide acudir de inmediato al servicio de salud más cercano para impedir que el cuadro se complique.

A su turno, Zárate dijo que las consultas en el Hospital Cen­tral, en las clínicas periféricas y en los hospitales del interior aumentaron un 62 % entre finales de setiembre y finales de octubre, y los comienzos de este noviembre.

Los casos se dieron en Luque, Capiatá, Villeta, San Antonio y Guarambaré, en tanto que en el interior las mayores notificaciones ocurrieron en Concepción, San Pedro, Coro­nel Oviedo, Caaguazú, Ciudad del Este y Encarnación. Lo importante del momento es que los casos en un 70 % se dan sin signos de alarma, un 25 % de moderado con sig­nos y solo un 5% de cuadros graves.

Estos números parecen confirmar la tendencia de este 2023, cuando hasta el momento se tuvieron en total poco más de 10.000 casos y 19 fallecidos. El epidemió­logo del IPS recordó que una vez desatada la ola de conta­gios “es muy explosiva, rápi­damente se inician los con­tagios y la gente satura muy rápido los servicios”.

Por su parte, Cabello des­tacó la experiencia acumu­lada por los trabajadores de la salud pública: “Hay mucha capacidad de manejar estas enfermedades, pero igual estamos trabajando en capa­citar con cursos virtuales a los que puede acceder cual­quier personal médico en el que hacemos especial hinca­pié en la notificación rápida”, apuntó. .

Zárate comentó que idéntica estrategia se lleva adelante en IPS. “Tanto desde el punto de vista presencial como vir­tual. En setiembre presenta­mos el plan de contingencia de arbovirosis para dengue, chikungunya y zika, plan que abarca diferentes áreas como infraestructura y recursos humanos”, recordó.

Allí se prevé en caso de una emergencia la “suspensión de cirugías programadas, habili­tar mayor número de consul­torios, contratación de gente para consultorio e interna­dos y adquisición de sillas de hidratación y todo lo que sean insumos, sueros, vías, catéte­res y por suerte ya está apro­bado por resolución”, explicó.

Criaderos

“Esyryry Ñati’û” se llama la campaña que puso en mar­cha el Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa), que espera articular con gobernaciones e intenden­cias para tener en la presente epidemia mejor suerte que en anteriores eventos.

“No permitamos al mos­quito que siga siendo parte de nuestra familia, de nuestro círculo social, pasamos por muchas epidemias que cos­taron vidas. Es el momento de hacer un esfuerzo extra y terminar con los criade­ros de mosquitos”, dijo José Montiel, titular del Senepa. Recordó también que “el Aedes aegypti es un vector de adaptación constante, como todo en la naturaleza, en su estado acuático, ya sea en huevo, larva o pupa, ya fue hallado en recipientes con agua en diferentes esta­dos; limpia o con suciedad, sobre todo hay estudios científicos que avalan esta realidad, lo que hace que tengamos que reforzar aún más los controles en el hogar y en el entorno”.

El técnico aseguró que “insistiremos en las visitas casa por casa para hablar con los dueños, saber su realidad y acompañarlos para que eviten criaderos de manera efectiva, instando a adoptar un hábito saludable que será de beneficio para la comuni­dad. También para eliminar los mosquitos adultos reali­zamos el control químico con la aspersión de insecticidas, tanto de manera focal como espacial ante brotes o conglo­merados de casos”, apuntó.

Para Montiel, “las mingas tendrían que ser una activi­dad permanente, en donde los vecinos y las fuerzas vivas se junten de manera perió­dica para cuidar su ambiente y entorno. El dengue es una enfermedad endémica desde 2009, es decir, está presente todo el año en nuestro país, además de que el factor cli­mático colabora en la proli­feración del Aedes aegypti, por lo que debe ser una acción adaptada a todo tipo de públi­cos; sea en los puestos labora­les, en diferentes organizacio­nes, instituciones educativas, universidades, etc.”, apuntó. En tanto, Cabello insiste: “Tenemos que lograr la movi­lización de la comunidad, que la gente sea más proactiva en el trabajo de eliminación de criaderos, es muy importante porque nos encontramos con casas cerradas o renuentes, hay gente que no acompaña, esas casas siguen siendo focos de criaderos y no podemos seguir así”, consideró.

En Argentina y Brasil ya se vacuna, aquí esperamos

En los países vecinos ya es posible vacunarse de manera privada contra el dengue tras la apro­bación de la vacuna Qdenga (TAK-003) por las autoridades sanitarias en abril pasado. La vacuna consta de dos dosis y tendría un costo aproximado de 300.000 guaraníes, de acuerdo a lo que se informó. Está contraindicada para personas embarazadas o en período de lactan­cia, así como para personas inmunosuprimidas.

De acuerdo a estudios, la aplicación de dos dosis evidenció una reducción del 84 % en las hospi­talizaciones por dengue y una disminución del 61 % de los casos de dengue sintomático. En la provincia de Salta (Argentina), se comenzará a vacunar en el sistema público desde el 15 de enero de 2024, informó su ministro salteño de Salud, Federico Mangione. Se priorizarán los departamentos de Orán, San Martín y General Güemes, que son los más afectados por la enfermedad, se adelantó.

A nivel local, el epidemiólogo Guido Zárate consi­deró: “Me parece importante la introducción de la vacuna en el sistema público, que se haga una apli­cación general” y recordó que sería importante disponer de la misma antes de los meses críticos porque “generalmente tienen un tiempo, 15 a 20 días para que el cuerpo pueda generar los anti­cuerpos de defensa. No sé si en este momento, de vacunarnos, podríamos tener ese tiempo para que nuestro cuerpo genere los anticuerpos”. Dui­lio Núñez, especialista en Infectología Clínica del Hospital Central del IPS, recordó que desde hace 100 años se intenta una vacuna contra el dengue y que Dengvaxia, la vacuna del laboratorio Sanofi, tiene ya más de 10 años de uso, pero tiene la sal­vedad de que solo la pueden usar los que hayan padecido la enfermedad.

En la charla virtual “Dengue: ¿A las puertas de una nueva epidemia?”, que desarrolló en la semana para la Sociedad Paraguaya de Infectología (SPI), comentó que también el instituto brasileño Butan­tan está desarrollando una que estaría en uso en julio de 2024 y que demostró una eficacia del 80 %. Según explicó, las vacunas tienen diferente efecto sobre los diversos serotipos de la enferme­dad y es por ello que todavía no se universalizó la utilización, aunque los avances son promisorios. “En los estudios hubo variaciones en la eficacia de acuerdo al genotipo, puede pasar cuando hay muchas cepas, se puede tener eficacia en uno y no ser tan fuerte con otras, pasa en todas las vacunas tanto en las virales como en las bacte­rianas”, apuntó el especialista. “Mi visión es opti­mista, puede ser posible usarlas próximamente en el sistema público”, señaló pararecordar que “una vacuna contra el dengue tiene que ser efi­caz, segura, tetravalente y de aplicación a todas las poblaciones, especialmente para aquellas que tengan algún tipo de morbilidad, lo que hace que el desarrollo de la vacuna sea muy complejo”, dijo el médico en la conferencia virtual.

Un problema mundial

Paraguay figura como un país que padece el dengue de manera “frecuente o continua” en el mapa mundial del impacto de la enfermedad. Es que desde hace más de 25 años se vienen sufriendo oleadas de diferente gravedad. Una mirada al planisferio nos ubica entre los más afectados por el problema. Hasta los pri­meros días de noviembre, se notificaron más de 4,5 millo­nes de casos y más de 4.000 muertes relacionadas con el dengue en 80 países/territo­rios del mundo.

Desde 2000 a 2013 la inci­dencia del dengue creció en un 400 %. Según la Organi­zación Mundial de la Salud (OMS), hay 390 millones de infecciones por el virus del dengue al año y 3.900 millones de personas en todo el mundo están en riesgo de infección. La OMS dice que la fiebre puede ser mortal, pero que la mayoría de las personas se recuperan después de dos semanas con paracetamol prescrito para el control del dolor.

El dengue está determinado por factores sociales, ambien­tales, conductuales, vectoria­les y virales. De acuerdo con la OMS, entre las causas más relevantes se encuentran el calentamiento global, migra­ciones, hacinamiento, creci­miento demográfico, urbaniza­ción descontrolada, deterioro de los sistemas de servicios de salud y deficiente provisión y almacenaje del agua, así como la falta de políticas preventivas de salud pública.

La Wolbachia que neutraliza los mosquitos

La especialista Ana Ibarrola, del departamento de Entomología del Senepa, comentó que “está la posibilidad de utilizar la Wolbachia, que es una bacteria que tienen los insectos de manera natural, para evitar que los mosquitos contagien, que es una estrategia que se usó en 14 países alrededor del mundo y, en Latinoamérica, en México Colombia y Brasil”, expuso.

La Wolbachia es una bacteria natural que tiene el 60% de las especies de insectos, incluyendo moscas de la fruta, libélulas y polillas.

Para usar esta estrategia “nos hacen falta laboratorios e insectarios”, dijo Ibarrola, explicando que “usándola estaríamos esperando una reducción del más del 40 % de los casos de dengue tras el primer año de implementación. Y luego del primer año, los porcentajes irían en aumento. Si contamos con los laboratorios, podríamos implementarlos a finales del año que viene o comienzo del 2025″, se esperanzó.

El Programa Mundial de Mosquitos (WMP, su sigla en inglés) lleva adelante proyectos pilotos desde 2015 en Medellín, Cali, Bello, Itagüí (Colombia), Niterói (Brasil) y La Paz (México). Ahora también los mosquitos portadores de la bacteria Wolbachia están siendo usados en el barrio El Manchén en Tegucigalpa (Honduras), de manera experimental.

Los resultados de un estudio indonesio, publicado en el New England Journal of Medicine (junio de 2021), confirman que infectar a los mosquitos con Wolbachia no solo redujo la incidencia de dengue en un 77 %, sino que el número de personas que normalmente necesitarían tratamiento hospitalario disminuyó drásticamente en un 86 %.

El WMP estima que usando este método se protegió a 10 millones de personas y se evitaron 300 mil casos y 20 mil hospitalizaciones en 11 países: Brasil, Colombia, México, Indonesia, Sri Lanka, Vietnam, Australia, Fiji, Kiribati, Nueva Caledonia, y Vanuatu, en los últimos años.

Dejanos tu comentario