Paulo César López paulo.lopez@nacionmedia.com - Fotos: Jorge Jara

Nación Media te muestra y te cuenta la historia del Museo de las Telecomunicaciones Estación Terrena de Areguá, perteneciente a la Compañía Paraguaya de Comunicaciones (Copaco), donde colosales piezas se constituyen en los mudos vestigios que atestiguan hechos fundacionales en el desarrollo de las telecomunicaciones en el Paraguay. Te invitamos a unirte a este recorrido por la memoria con impactantes tomas de un verdadero santuario de la comunicación en nuestro país.

Los nubarrones amenazan con empañar la mañana mientras unas tímidas gotas empiezan a caer suavemente. Sin embargo, de pronto el firmamento se va despejando poco a poco ofreciendo sus buenos oficios para ser retratado como telón de fondo de una especie de necrópolis de titanes. Enclavado en un predio de 22 hectáreas en la compañía Kokue Guasu de Areguá, el Museo de las Telecomunicaciones Estación Terrena de Areguá es un enorme vestigio de los últimos resabios de la tecnología analógica. En el corazón de la infraestructura, como una abeja reina de enorme caparazón blanca, la parábola impone su contorno.

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Al llegar nos recibe el operador de la estación Rodrigo Sosa, quien hace las veces de guía alternándose con sus compañeros para recibir a los visitantes, entre quienes no abundan “las personas comunes”, dice nuestro anfitrión en referencia a que mayormente reciben la visita de delegaciones estudiantiles y tan solo de vez en cuando a algún que otro curioso que deambula por el lugar.

Sobre él y su experiencia en la empresa, Sosa relata que tiene 38 años y hace 18 años se desempeña como empleado de la Copaco, habiéndose iniciado en el taller ubicado en Sajonia, donde ejercía la función de mecánico, y hace cuatro años está en la estación terrena como operador y guía turístico.

Antes de iniciar el recorrido nos detenemos ante las dos placas conmemorativas que engalanan el acceso a las oficinas. La inscripción grabada en metal da cuenta de que la planta fue inaugurada el 4 de mayo de 1978 con presencia del entonces presidente Alfredo Stroessner durante la administración del coronel de trasmisiones Francisco Feliciano Duarte, en tanto que la habilitación del museo se realizó el 16 de octubre de 2014 durante el gobierno de Horacio Cartes.

De inmediato ingresamos al interior del recinto para iniciar el itinerario propiamente. La museografía está organizada con información cronológica desplegada a través de un pasillo con ploteado de dominante tono escarlata en la pared que cita algunos de los hitos más significativos en las telecomunicaciones paraguayas.

Así, parte desde la primera comunicación telegráfica realizada el 16 de octubre de 1864 entre Villeta y Asunción, a escasos cuatro días después del inicio de la guerra contra la Triple Alianza y establecido para el efecto, pasando por la instalación de la primera línea telefónica el 10 de diciembre de 1884, que por lógicas razones de sucesión ordinal tuvo el número 1 y perteneció al entonces presidente Bernardino Caballero.

Otros hechos relevantes en esta cronología tuvieron lugar el 1 de enero de 1885 con la inauguración del servicio telefónico en Asunción, la apertura del primer canal televisivo el 29 de setiembre de 1965 llegando hasta la primera conexión de internet desde Paraguay, que se realizó el 28 de junio de 1996, abriendo una nueva época que marcaría la rápida obsolescencia de la infraestructura disponible hasta ese tiempo.

Mirá aquí: Un templo de las telecomunicaciones en Paraguay

EVOLUCIÓN INSTITUCIONAL

Respecto a la historia institucional y a la creación de un marco para regular la actividad, cabe mencionar que el 26 de noviembre de 1948 la Compañía Internacional de Teléfonos (CIT) fue nacionalizada, que pasó a denominarse desde entonces Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antelco) hasta un proceso de privatización que quedó en el limbo mediante el cual el 15 de noviembre de 2001 la empresa adopta su nombre actual convirtiéndose en una sociedad anónima con el Estado como accionista mayoritario.

Respecto a la estructura principal que se destaca en la planta, el guía nos explica que se trata de una antena parabólica que tiene un tamaño de 32 metros de diámetro y un peso de 240 toneladas, que fue fabricada por la firma japonesa Nippon Electric Company Ltd. Empezó a operar desde diciembre de 1977 y enlazaba la Estación Terrena Areguá con el satélite ubicado a 335.5 grados de longitud este, sobre el océano Atlántico, para contactarse a países como EE. UU., Brasil, Argentina, Bolivia, Inglaterra, Alemania, Suecia y otros.

Posteriormente, refiere que operó hasta 2001 con pequeñas antenas tipo VSAT (terminal de apertura muy pequeña, por sus siglas en inglés) para enlaces domésticos y que el equipo aún funciona, pero por los costos operativos que demanda está inactiva y fue desplazada por la mayor rapidez y eficiencia de la tecnología digital. De esta manera, pasó de ser un artefacto útil a convertirse en una pieza de museo. En tanto, hasta ahora se encuentra operativa en el lugar la antena de IPTV, el servicio de TV paga de la estatal que, según refiere con entusiasmo nuestro guía, “hasta 48 horas podés retrasar tus programas”.

“Este era el chip de antes”, dice mientras abre una puerta y nos introduce a la sala de operaciones, donde entre otros artefactos como un proyector y una PC NEC de 1977 sobresale la consola de televisión, que es un equipo con el cual se recibían las señales de TV generadas en otras estaciones terrenas después de viajar 72.000 km.

En caso de corte de energía, la planta era alimentada por dos enormes generadores de la marca CountryMan, con capacidad de 400 kVA, motor Perkins serie 3000, generador Stamford con un consumo promedio de aproximadamente 40 litros por hora. Hasta ahora uno de ellos sigue funcionando y para tener una idea de sus proporciones el guía nos cuenta que al arrancar causa un estruendo que hace temblar toda la estructura y despierta a todo el vecindario.

HITOS

La ETA fue bautizada desde El Vaticano por el papa Pablo VI en diciembre de 1977. A través de esta tecnología se trasmitieron en nuestro país los encuentros de los mundiales de fútbol España 82, México 86, Italia 90, EE. UU. 94, entre otros muchos eventos y sucesos.

Sosa refiere que el equipo está en tan buenas condiciones que incluso aún quedan por abonar cuatro cuotas para finiquitar el pago del último contrato firmado en 1998 con la ya citada empresa nipona. Como muestra de ello enciende los equipos. El tablero luminoso, la pantalla y el timbre que emite el dispositivo evoca una suerte de cabina de Megazord de los Power Rangers que, como aquel, fue en su momento una muestra de tecnología de vanguardia, que con el vértigo del desarrollo tecnológico contemporáneo pasó a convertirse en un objeto curioso que aviva la memoria de los nostálgicos.

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